El Papa, al clero de Marsella: "Que cualquiera que se les acerque no encuentre juicios sino alegría"

En sus primeras palabras, Francisco pide "llevar a los hermanos la mirada de Dios" en su encuentro con sacerdotes, diáconos, seminaristas y superiores de congregaciones religiosas

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Sara de la Torre

Publicado el - Actualizado

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"Abramos las puertas de las iglesias y las casas parroquiales, pero sobre todo las del corazón, para mostrar el rostro de Nuestro Señor a través de nuestra mansedumbre, amabilidad y hospitalidad". Así han sido las primeras palabras del Papa Francisco tras el momento de oración con el clero de Marsella en la Basílica de Nuestra Señora de la Guardia.

"Que cualquiera que se les acerque no encuentre distancias y juicios, sino el testimonio de una humilde alegría, más fructífera que cualquier capacidad ostentosa. Que los heridos de la vida encuentren un puerto seguro en vuestra mirada, un aliento en vuestro abrazo, una caricia en vuestras manos, capaces de enjugar lágrimas", ha insistido el Pontífice.

En particular a los sacerdotes, Francisco les ha recordado la belleza de poder liberar del peso del pecado a tantos hombres y mujeres a través del don del perdón del Señor e iluminar la vida de las personas con los sacramentos y, con su presencia, transmitir la cercanía de Dios. Y sugiere también: "Estén cerca de todos, especialmente de los más frágiles y menos afortunados", esto significa "llevar a los hermanos la mirada de Jesús".

Cada persona es única y valiosa

Despue?s esta? la segunda mirada, ha dicho, la de los hombres y las mujeres que se dirigen a Jesu?s. "

".

Por último, el Papa ha llamado la atencio?n sobre tres ima?genes de Mari?a que se veneran en esta basi?lica. La primera es la gran estatua que se eleva sobre su cima, que la representa mientras sostiene al Nin?o Jesu?s que bendice; "por eso, como Mari?a llevemos la bendicio?n y la paz de Jesu?s a todas partes, a cada familia y a cada corazo?n". Es la mirada de la misericordia. "La segunda imagen se encuentra debajo de nosotros, en la cripta. Es la Virgen del ramo. Tambie?n ella lleva sobre un brazo al Nin?o Jesu?s, y nos lo muestra, pero en la otra mano, en lugar del cetro, sostiene un ramo de flores. Nos hace pensar co?mo Mari?a, modelo de la Iglesia, mientras nos presenta a su Hijo, nos presenta tambie?n a nosotros ante E?l, como un ramo de flores en el que cada persona es u?nica, hermosa y valiosa a los ojos del Padre. Es la mirada de intercesio?n".

Por u?ltimo, la tercera imagen "impacta por el resplandor que irradia". "Tambie?n nosotros, queridos hermanos y hermanas, somos Evangelio vivo en la medida en que lo damos, saliendo de nosotros mismos, reflejando su luz y su belleza con una vida humilde, alegre y rica de celo aposto?lico. Que en esto nos inspiren los numerosos misioneros que partieron desde esta atalaya para anunciar la buena noticia de Jesucristo al mundo entero".