El Papa pide perdón "humildemente" por el mal "que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas"

El Santo Padre no ha querido perder tiempo y su primer encuentro en Canadá ha sido en Maskwacis, con los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit

Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco no ha querido perder tiempo y tras aterrizar ayer en Edmonton ha empezado con fuerza su 37º viaje internacional a Canadá. Antes de encontrarse con las autoridades del país, con el Primer Ministro Justin Trudeau, Francisco ha querido visitar a los indígenas en las reservas de Maskwacís, a 100 kilómetros al sur de la ciudad. Rostros emocionados mientras el Papa daba su primer, importante discurso. Desde el primer momento de bailes y cantos, se pasó a un segundo momento de profunda escucha.

La zona de Maskwacis, "Colinas de los Osos" en lengua cree, está ubicada en el centro de Alberta, a unos 70 kilómetros al sur de la ciudad de Edmonton. Antes del encuentro con los pueblos indígenas, el Papa quiso acercarse al cementerio situado en la colina para rezar en silencio. Un momento muy emotivo que seguramente será una de las imágenes de este 37º viaje internacional.

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Las palabras de acogida de Wilton Littlechild

Acogido por los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit, Francisco escuchó las palabras de Wilton Littlechild: "Viajó mucho para estar con nosotros en nuestra tierra y caminar en el camino de la reconciliación. Por ello le honramos y le damos nuestra más cordial bienvenida".

"Dijo que viene como peregrino, tratando de caminar con nosotros por el camino de la verdad, la justicia, la sanación, la reconciliación y la esperanza. Estamos encantados de darle la bienvenida para que se una a nosotros en el viaje", dijo Wilton Littlechild.

Un encuentro en el que el Papa pidió perdón “humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”. Desde las reservas de Maskwacís el Papa ha querido comenzar lo que muchas veces ha evocado como “peregrinación penitencial”: “Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación, para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes”.

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"Futuro de justicia, de sanación y de reconciliación"

El Papa, en su discurso a los indígenas, recordó el encuentro que tuvo hace cuatro meses con ellos: “En ese momento me entregaron en prenda dos pares de mocasines, signo del sufrimiento padecido por los niños indígenas, en particular de los que lamentablemente no volvieron más a casa de las escuelas residenciales”. Les pidieron al Papa que devolviese los mocasines cuando llegase a Canadá: “Lo haré al terminar estas palabras”.

“Esos mocasines nos hablan de un camino, de un recorrido que deseamos hacer juntos. Caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos, para que los sufrimientos del pasado dejen el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación”, dijo el Santo Padre en su primer discurso en tierras canadienses.

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"Aprendieron a nutrir un sentido de familia y de comunidad"

Otro punto fundamental de su discurso ha sido la memoria: “Hacer memoria […] han vivido en esta tierra durante miles de años con estilos de vida que respetaban la misma tierra, heredada de las generaciones pasadas y protegida para las futuras. La trataron como un don del Creador para compartir con los demás y amar en armonía con todo lo que existe, en una viva interconexión entre todos los seres vivos”.

“Así aprendieron a nutrir un sentido de familia y de comunidad, y desarrollaron vínculos fuertes entre las generaciones, honrando a los ancianos y cuidando de los pequeños”, subrayó Francisco.

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"Las devastadoras experiencias que ocurrieron en las escuelas residenciales nos golpea, nos indigna"

Los buenos recuerdos también vienen acompañados por los malos: “El lugar en el que nos encontramos hace resonar en mí un grito de dolor, un clamor sofocado que me acompañó durante estos meses. Pienso en el drama sufrido por tantos de ustedes, por sus familias, por sus comunidades, en lo que ustedes compartieron conmigo sobre los sufrimientos padecidos en las escuelas residenciales”.

“Hacer memoria de las devastadoras experiencias que ocurrieron en las escuelas residenciales nos golpea, nos indigna, nos entristece, pero es necesario”, dijo el Santo Padre.

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"De todo corazón, estoy profundamente dolido"

Francisco lamentó que cuando los colonos europeos llegaron en estas tierras, “hubo una gran oportunidad de desarrollar un encuentro fecundo entre las culturas, las tradiciones y la espiritualidad. Pero en gran parte esto no sucedió […] los niños sufrieron abusos físicos y verbales, psicológicos y espirituales […] se los llevaron de sus casas cuando eran chiquitos y esto marcó de manera indeleble la relación entre padres e hijos, entre abuelos y nietos”.

Para el pontífice argentino el primer paso de esta peregrinación penitencial es “renovar mi pedido de perdón y decirles, de todo corazón, que estoy profundamente dolido: pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas. Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada”.

En este momento del discurso, durante la traducción al inglés, se pudo escuchar un fuerte aplauso y el mismo traductor se emocionó al traducir las palabras del Papa.

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"Pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas"

“Duele saber que ese terreno compacto de valores, lengua y cultura, que confirió a sus pueblos un genuino sentido de identidad, ha sido erosionado, y que ustedes siguen pagando los efectos”, continuó Francisco.

El Papa continuó: “Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”. Estas disculpas, según Francisco, “no son un punto de llegada […] constituyen sólo el primer paso, el punto de partida”. “Una parte importante de este proceso es hacer una seria búsqueda de la verdad acerca del pasado y ayudar a los supervivientes de las escuelas residenciales a realizar procesos de sanación de los traumas sufridos”, subrayó el Papa.

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"Dejemos que el silencio nos ayude a todos a interiorizar el dolor"

Francisco pidió rezar para que los cristianos y toda la sociedad de esta tierra “crezcan en la capacidad de acoger y respetar la identidad y la experiencia de los pueblos indígenas. Espero que se encuentren caminos concretos para conocerlos y valorarlos, aprendiendo a caminar todos juntos”. El Papa, por su parte, aseguró seguir animando el compromiso de todos los católicos respecto a los pueblos indígenas: “Sé que todo esto requiere tiempo y paciencia, se trata de procesos que tienen que entrar en los corazones, y mi presencia aquí y el compromiso de los obispos canadienses son testimonio de la voluntad de avanzar en este camino”.

Al finalizar su discurso, el Papa remarcó que está aquí en Canadá “para recordar el pasado, para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas. Dejemos que el silencio nos ayude a todos a interiorizar el dolor. Silencio y oración”.