¿Conoces la historia de los 26 mártires del Japón?
Si hay un país en el que la llegada de los primeros misioneros y la evangelización ha costado la vida de muchos mártires, es sin duda Japón
Roma - Publicado el - Actualizado
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Aunque el más conocido de todos los mártires de Japón es Pablo Miki, entre ellos había cuatro españoles
El Papa Francisco ha rezado en Nagasaki en la misma colina donde el 5 de febrero de 1957 fueron crucificados 26 mártires y que hoy en día es un lugar de peregrinaje para todos los católicos de la zona.
Allí se encuentra un monumento en honor de los 26 mártires, entre los que había 20 japoneses, 4 españoles, 1 mexicano y 1 indio. Todos ellos fueron arrestados por el gobernante Toyotomi Hideyoshi en sus deseo de acabar con el catolicismo, al que consideraba enemigo de sus ambiciones políticas y expansionistas.
¿Cómo empezó todo?
Los primeros misioneros españoles y portugueses llegaron en 1549 y en un primer momento el Evangelio caló hondo en muchas personas, incluidos los propios señores feudales. La primera misión jesuita encabezada por San Francisco Javier, Cosme de Torres y Juan Fernández avanzó gracias al apoyo de uno de los gobernantes más poderosos, Oda Nobunaga, quien también perseguía mejorar las relaciones comerciales con España y Portugal y quitar poder a distintas sectas budistas. Lamentablemente cayó en desgracia, fue inducido a darse muerte con el suicidio ritual y con su sustituto Toyotomi Hideyoshi comenzaron las persecuciones.
La terrible muerte de los 26 mártires
El señor feudal Hideyoshi creía que los misioneros suponían una peligrosa intromisión de potencias extranjeras en el país, por lo que en 1587 promulgó la primera prohibición del cristianismo y la expulsión de los misioneros.
En 1596 el galeón español San Felipe tuvo la mala fortuna de encallar en la isla de Shikoku tras haber sufrido grandes daños en alta mar a causa de un huracán. El barco transportaba riquezas y también a un grupo de misioneros. Hideyoshi decidió aprovechar la ocasión para arrestar a los seis misioneros que viajaban en el barco junto a 18 cristianos japoneses de Kioto y Osaka para dar ejemplo.
La intención del shogunato era la de disuadir a los otros predicadores. Los 24 cristianos fueron obligados a caminar unos 800 km. hasta Nagasaki, para que su ejecución sirviera como escarmiento a esa gran población cristiana. Por el camino se les unieron dos más fijando el número total en 26.
Antes de llegar a Nagasaki, y para que el escarmiento público fuera evidente, en medio de la plaza de una de las ciudades que recorrieron les cortaron la oreja izquierda (esta amputación era un signo de desprecio y humillación). Por más que eran torturados y agredidos, ellos continuaban dando ejemplo de fe, incluidos 3 niños que también formaban el grupo de los 26.
El viaje, de aproximadamente un mes de duración, finalizó el 5 de febrero de 1597 en el monte Nishizaka de Nagasaki. Allí fueron atados a 26 cruces con cadenas y cuerdas y les clavaron lanzas hasta la muerte frente a una multitud que se agolpaba en esa colina.
A partir de estas 26 crucifixiones se inició un largo y oscuro periodo de dos siglos de persecución religiosa. La colina de Nishizaka fue conocida popularmente como el Monte de los Mártires, y pasó de ser un lugar de castigo a convertirse en un centro de peregrinación. En este lugar fueron ejecutados cientos de cristianos a lo largo de casi 40 años.
Según las estadísticas del último decenio del siglo XVI, el número total de creyentes cristianos era de 220.000. Durante un tiempo el cristianismo fue casi erradicado de Japón, pero la colina permaneció como símbolo del martirio de los misioneros.
Aunque no existe una contabilidad exacta de los mártires en las persecuciones de Japón, se cree que hubo 149 misioneros mártires: 55 jesuitas, 38 dominicos, 36 franciscanos y 20 agustinos. Y por supuesto más de 35.000 laicos.
En 1627, el Papa beatificó a 23 franciscanos, mientras que los tres jesuitas fueron beatificados en 1629. Todos fueron canonizados en 1862, coincidiendo con la reapertura de Japón al exterior. A partir de ese momento se erigieron muchas iglesias y monumentos en su honor.
Tres españoles entre los 26 mártires
Aunque se tienen muy pocos datos de ellos, S. Pedro Bautista tenía 48 años y había nacido en de San Esteban del Valle. Era franciscano. S. Martín de la Ascensión, de 30 años nació en Guipúzcoa y viajó desde Sevilla junto a S. Francisco Blanco de Monterrey (Orense). Completaba el equipo español S. Francisco de S. Miguel, el más mayor del grupo, con 53 años, natural de La Parrilla en Valladolid.
San Pablo Miki es el más conocido del grupo. Era un gran catequista y predicó a la muchedumbre desde su cruz hasta que expiró. Tenía 33 años.