La estrecha relación de Pablo VI con la ciencia española: "La verdadera fe"

Pablo VI felicitó a España por la fundación del CSIC cuando era cardenal, y miró por un telescopio vaticano el día de la llegada del hombre a la Luna

La estrecha relación de Pablo VI con la ciencia española: "La verdadera fe"

Alfonso V. Carrascosa

Publicado el - Actualizado

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La ciencia, a través de la tecnología, ha permitido que la sala donde se encontraba el telescopio por el que Pablo VI vio aterrizar el Apolo 11 se pueda visitar desde cualquier parte del mundo. Pero la cosa viene de bastante atrás, pues la Iglesia siempre ha conciliado ciencia-fe.

En el año 1578 el Papa Gregorio XIII ordenó la construcción de la llamada Torre de los Vientos, dentro de los jardines vaticanos, desde donde se realizaron minuciosas observaciones de la posición del Sol en el cielo, que facilitaron la posterior reforma del Calendario Gregoriano. Todo ello lo llevaron a cabo fundamentalmente los jesuitas astrónomos y matemáticos del Colegio Romano.

León XIII, ya a finales del siglo XIX fundó el Observatorio de la Colina Vaticana, detrás de la Basílica de San Pedro, para mostrar al mundo que la Iglesia no tenía incompatibilidad alguna con la astronomía. Desde allí se trabajó intensamente en la elaboración de un programa internacional de suma importancia: la Carta Fotográfica del Cielo.

En estos momentos el Observatorio Vaticano recibe el nombre técnico de Specola Astronómica Vaticana y tiene su sede principal en la que fue residencia veraniega de los papas, el Palacio de Castelgandolfo, a unos 25 kilómetros al sureste de Roma. El traslado desde el Vaticano hasta las nuevas instalaciones se hizo necesario porque hacia el año 1930 la contaminación lumínica que había en Roma no facilitaba la observación del cielo. Hoy en día, el Vaticano cuenta con una segunda sede internacional en la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, el observatorio Steward. Allí disponen también de un telescopio de tecnología avanzada, (VATT, por sus siglas en inglés), situado en el monte Graham. El personal del observatorio viaja constantemente de una a otra sede.

En muchas ocasiones se recopilan datos en Arizona y se analizan los resultados en Castelgandolfo, que sigue siendo la sede principal. Allí, cada dos años se pone en marcha una escuela de verano para estudiantes de astronomía y tienen lugar congresos científicos de primer nivel.

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La figura del astrónomo Allan Rex Sandage, clave en la creación del Observatorio Vaticano

Vinculado al Observatorio Vaticano estuvo Allan Rex Sandage (Iowa City, Iowa, 18 de junio de 1926-San Gabriel, California, 13 de noviembre de 2010), que fue un astrónomo y cosmólogo estadounidense. Se graduó en la Universidad de Illinois en 1948. En 1953 obtuvo su doctorado por el Instituto de Tecnología de California. Su actividad de investigación en el campo de la astrofísica se centró en el estudio de los espectros de determinados cúmulos globulares, así como en la posibilidad de que el Universo no solo se expanda sino que también presente fases de contracción periódicas. Destacó también por sus estudios de las fuentes de radiación de gran intensidad situadas fuera de nuestra galaxia (es decir, la Vía Láctea). Fue uno de los primeros en considerar que las observaciones de Hubble probaban concluyentemente que las nebulosas eran galaxias externas de dimensiones comparables a la nuestra.

Sandage comenzó trabajando para el Observatorio Palomar. Descubrió las primeras "estrellas errantes azules" en el cúmulo globular M3 en 1952.

Realizó estudios espectrales de los cúmulos globulares, y dedujo que tenían una edad de al menos 25.000 millones de años, lo que le llevó a especular que el universo no solo se contrae, sino que en realidad se expande y se contrae en ciclos de 80 000 millones de años. En la actualidad, las estimaciones sobre la edad del Universo se encuentran por lo general en torno a los 14 000 millones de años.

Sandage era de origen judío, pero a los 60 años se convirtió al cristianismo. A la pregunta de «¿Puede alguien ser científico y cristiano a la vez?», respondió: «Sí. Como dije anteriormente, el mundo es demasiado complejo y sus partes están demasiado interconectadas como para que todo sea debido a la suerte». Recibió el equivalente al Nobel en su área científica considera “altamente improbable que un orden así proceda del caos, tiene que haber algún principio organizativo. Dios es la única explicación al milagro de la existencia, de por qué hay algo en lugar de la nada”.

Pablo VI, defensor incansable de la alianza ciencia y fe

Pero Pablo VI tuvo también relación con la ciencia española. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), mayor institución dedicada a la ciencia de la historia de España, fruto tardío del Regeneracionismo católico, fue fundado hace ahora 85 años. San Pablo VI fue un Papa que impulsó la conciliación ciencia-fe en medio de un ambiente en el que como hoy, el discurso laicista proveniente de las ideologías ateas totalitarias que más víctimas han causado en la historia de la humanidad, las socialistas nazismo y comunismo, estaban en auge: sin base científica alguna y en contra de la historia, se creó un discurso que todavía hoy sigue sembrando la mentira y el odio hacia la fe.

Pero san Pablo VI pensaba como pensaba, aunque a algunos todavía hoy pueda pesarles. En la 2ª lectura del Oficio Divino de hoy la Iglesia nos presenta un texto correspondiente a su homilía en la última sesión pública del Concilio ecuménico Vaticano II el 7 de diciembre de 1965, donde dijo cosas como las siguientes:

"En verdad, la Iglesia, reunida en el Concilio profundizó, ante todo, la consideración de si misma y de su relación con Dios. Pero también se detuvo en la consideración sobre el hombre, especialmente el hombre tal como se presenta en nuestro tiempo actual: viviente, esforzado por cuidarse a si mismo, convencido de ser no sólo el centro en referencia a los demás, sino también el principio y la razón de todas las cosas…Cada elemento perceptible en el hombre, cada aspecto con los que se reviste y muestra, ha sido considerado por los padres conciliares… Entre estos aspectos podemos mencionar al hombre… devoto estrecho de la pura realidad científica…La religión del Dios que quiso ser hombre se ha encontrado con la religión -que también lo es- del hombre que quiere ser Dios…Por eso hacemos un llamado a aquellos que se llaman a sí Cortesía de Vida Sacerdotal - Información para sacerdotes mismos humanistas modernos y que han renunciado al valor trascendente de las realidades más elevadas, para que den crédito al Concilio y reconozcan nuestra convicción en un nuevo humanismo: también nosotros, más que cualquier otro, honramos a la humanidad. De este modo, la religión católica y la vida humana reafirman su alianza entre sí, convergen hacía un solo bien que es la humanidad misma; es más, la religión católica se identifica con la vida de la humanidad y a ella sirve".

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Cuando todavía era tan sólo el Cardenal Montini, escribió una carta fechada el 1 de mayo de 1943 a José Ibáñez-Martín, presidente fundador del CSIC, expresándose en estos términos: "Es de esperar que el mencionado Consejo de Investigaciones Científicas, que tan excelentes pruebas ha dado ya de su trabajo, será para ello una de las más poderosas ayudas…y pido al Cielo que la luz divina asista siempre a Vuestra Excelencia, a fin de que pueda devolver a la cultura española el esplendor y sentido cristiano que tanto la distinguieron".

Siendo Papa, clausuró el Concilio Vaticano II con el famoso ‘Mensaje a los hombres del pensamiento y de la ciencia’, pronunciado el 8 de diciembre de 1965, en el que dijo cosas como las siguientes:

"Un saludo especial para vosotros, los buscadores de la verdad; a vosotros, los hombres del pensamiento y de la ciencia, los exploradores del hombre, del universo y de la historia; a todos vosotros, los peregrinos en marcha hacia la luz, y a todos aquellos que se han parado en el camino, fatigados y decepcionados por una vana búsqueda… Vuestro camino es el nuestro. Vuestros senderos no son nunca extraños a los nuestros. Somos los amigos de vuestra vocación de investigadores, aliados de vuestras fatigas, admiradores de vuestras conquistas y, si es necesario, consoladores de vuestros desalientos y fracasos…Continuad buscando sin cansaros, sin desesperar jamás de la verdad. Recordad la palabra de uno de vuestros grandes amigos, san Agustín: «Busquemos con afán de encontrar y encontraremos con el deseo de buscar aún más»…queremos ofreceros la luz de nuestra lámpara misteriosa: la fe. El que nos la confió es el Maestro soberano del pensamiento, del cual nosotros somos los humildes discípulos; el único que dijo y puedo decir: Yo soy la luz del mundo, yo soy el camino y la verdad y la vida. Esta palabra se aplica a vosotros. Nunca, quizá, gracias a Dios, ha aparecido tan clara como hoy la posibilidad de un profundo acuerdo entre la verdadera ciencia y la verdadera fe, una y otra al servicio de la única verdad. No impidáis este preciado encuentro. Tened confianza en la fe, esa gran amiga de la inteligencia. Alumbraos en su luz para descubrir la verdad, toda la verdad. Tal es el deseo, el aliento, la esperanza que os expresan, antes de separarse, los Padres del mundo entero, reunidos en Roma en Concilio".

Incansable defensor de la conciliación ciencia-fe, durante su pontificado no dejó de promoverse la conciliación ciencia-fe, fundarse universidades católicas en todo el mundo, etc. Predicó con el ejemplo la conciliación ciencia-fe.