Embarcarse en el proyecto de Jesús
Comentario de Fernando Cordero al III Domingo del tiempo ordinario
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El Reino de Dios se acerca, aunque a veces no seamos capaces de verlo por las tinieblas y sombras que pueden apartarnos de su luz y de su proyecto.
Mt 4,12-23
“El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Una luz brilló para aquellos pescadores. La luz del amor de Jesús les cambia su misión: ya no serán pescadores sino pescadores de hombres, apóstoles, enviados por el Maestro a anunciar su Buena Nueva. Aquella luz les cambió, les transformó. Se embarcaron en el proyecto de Jesús y su vida se llenó de luminosidad.
También Jesús nos llama hoy a cada uno de nosotros por nuestro nombre. ¿Sentimos su llamada? ¿Hemos descubierto esa luz que disipa la oscuridad en la que a veces habitamos? Llenémonos de esa luz. Esta semana cuidaremos nuestra oración personal. Utiliza para ello una vela, como símbolo de que la luz del Evangelio ha prendido en tu vida. Navega en el Evangelio, como nos invita Patxi Velasco Fano en su dibujo.
Oración
Señor, despierta siempre en nosotros la luz de la coherencia con la vocación que hemos recibido. Que no seamos nunca presa de las tinieblas ni de ningún tipo de interés.