"No matarás, y el que mate será procesado"

Evangelio según san Mateo (5,20-26) y comentario de José María Calderón, director nacional de OMP

Redacción Religión

Publicado el

2 min lectura

Primera Lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (18,41-46)

En aquellos días, Elías dijo a Ajab: «Vete a comer y a beber, que ya se oye el ruido de la lluvia.»

Ajab fue a comer y a beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado: «Sube a otear el mar.»

El criado subió, miró y dijo: «No se ve nada.»

Elías ordenó: «Vuelve otra vez.»

El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo: «Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano.»

Entonces Elías mandó: «Vete a decirle a Ajab que enganche y se vaya, no le coja la lluvia.»

En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar. Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.

Salmo

Sal 64,10.11.12-13

R/. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión

Tú cuidas de la tierra,

la riegas y la enriqueces sin medida;

la acequia de Dios va llena de agua,

preparas los trigales. R/.

Riegas los surcos,

igualas los terrenos,

tu llovizna los deja mullidos,

bendices sus brotes. R/.

Coronas el año con tus bienes,

tus carriles rezuman abundancia;

rezuman los pastos del páramo,

y las colinas se orlan de alegría. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,20-26)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

Temas relacionados