Lunes de Pascua: la gran prueba de la Resurrección, el Sepulcro Vacío
El segundo día de Pascua prosigue el gozo del Domingo porque Él está vivo y ha dado sentido a que, dos mil años después, creamos en Él y en su Palabra
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Ya recuerda el refrán que no hay fiesta sin octava y parece como si se cumpliese ahora de forma plena y total. El resonar de campanas, el tañir de sus repiques a gloria marcan toda esta octava en honor del Resucitado. Las flores que adornan especialmente las iglesias y templos pregonan la Buena Nueva de que Cristo vive. La felicitación pascual se sigue sucediendo hoy lunes, segundo día de la Octava de Pascua.
Estos días la actualidad del encuentro con el Resucitado viene marcada por las lecturas de la Misa en esta semana tan especial. Los Hechos de los Apóstoles, en el Nuevo testamento, cuentan la presencia de las gentes ante Pedro y los otros Apóstoles para ecucharles y lo que oyen de sus palabras es un verdadero testimonio de lo que Cristo dijo e hizo ante ellos y que se resume en que "vosotros lo matásteis por mano de vuestros jefes, pero Dios lo resucitó porque estaba con Él". Esto le diferencia de David, que murió y lo enterraron, aunque ahora vive con Cristo como los demás profetas y patriarcas de la Antigua Alianza que aguardaban el Consuelo de Israel.
Y el Evangelio recoge el momento en que los guardias aterrados por lo sucedido en el terremoto cuando descubren el Sepulcro Vacío. Y he aquí que los fariseos y los ancianos, siempre separados por temas como la resurrección de la carne, de la que los primeros la aceptan y los segundos no, pues ahora se unen ante la Verdad resucitada y Resucitadora que es el Señor al que ellos habían mandado matar. Pero deben ayudar con su rapiña a los guardias de Pilato para evitarles y evitarse ellos problemas. Para eso les dan una fuerte suma de dinero y les hacen correr el bulo de que mientras ellos (los soldados) dormían sus discípulos acudieron a robar el cadáver.
Ese error, según relata el Evangelio, se corrió entre los judíos mucho tiempo. Y señalamos error porque su malicia se convierte en necedad porque la primera prueba irrebatible de que Cristo ha resucitado es el Sepulcro Vacío. Cuando Pedro les dijo que ese Jesús al que matásteis resucitó, los fariseos callaron porque, de haber sido cierto su bulo, hubiesen enseñado el Cuerpo y ahí habría terminado todo, pero no. Ahí empezó la Vida.