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Siempre recuerda San Pablo que Dios escoge a lo que no cuenta para anular a lo que sí cuenta. Hoy celebramos a San Fermín que pasó del mundo pagano al ámbito de la Fe. Entre los datos que hay sobre su vida en el siglo X, destaca el nacimiento en un ambiente pagano donde cobra especial relevancia el culto a los dioses cosmológicos, como son el sol, la luna y los diversos elementos de la naturaleza.
Precisamente se hacían ofrendas en las encrucijadas de los árboles. Sobre el lugar no alta quien le sitúa en los términos del mismo Pamplona. Hijo de familia romana, su padre, Firmo, era un alto funcionario administrativo, mientras su madre, Eugenia, era una matrona de ascendencia ilustre. Casualmente conocen al sacerdote Honorato que les instruye en la Fe desde la más absoluta sencillez, y que había sido enviado por el Obispo Saturnino desde Las Galias.
El propio Prelado irá con el tiempo a bautizar en Navarra a todos aquellos que abrazaban el cristianismo. Posteriormente Fermín será ordenado sacerdote y, más tarde, será consagrado Obispo de Pamplona. Allí será un celoso pastor de las almas, usando todos los instrumentos que tenía a mano en bien de la difusión del Evangelio como pide el Señor. Ante todos será la Figura del pastor que presenta Cristo
Además de estas tierras, predicó en Anjou, Normandía, o Agen. Durante su recorrido, sería detenido en Beauvais por su condición de cristiano, muriendo decapitado en Amiens. Y sería un neoconverso llamado Faustiniano quien recogería su cadáver, sepultándolo en la Iglesia que el propio Fermín mandó edificar. Las reliquias de San Fermín reposan entre Pamplona y Amiens. Es Patrono de Navarra. Un Patronazgo que comparte con San Francisco Javier.