SANTO 8 JULIO

San Procopio, fuerte en el combate

Hoy es San Procopio.

San Procopio, fuerte en el combate

Redacción Religión

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La Iglesia para fortalecerse en su empeño de difundir la Buena Nueva de la Salvación, sufre cuatro siglos de persecución para afianzarse en la Fe y la vida. Hoy celebramos a San Procopio, uno de los innumerables mártires que sellaron su amor por Cristo con el derramamiento de su sangre. Su vida transcurre entre la segunda mitad del siglo III y principios del siglo IV en el corazón del Imperio.

Por entonces el Emperador Diocleciano da sucesivos decretos de persecución contra los cristianos al considerarlos un peligro para los intereses del Imperio. No faltarán personas que sucumban ante las amenazas imperiales, pero no Procopio quien, nacido en Scitopolis e instalado en Jerusalén, lleva una vida de entrega y sacrificio a modo ascético, haciendo penitencia con bastante frecuencia.

Entre las tareas que tiene en su condición de creyente, está la de proclamar la Lectura en cada celebración, además de ser exorcista, donde mostrará su Fe en el Señor Jesús, logrando expulsar al espíritu inmundo de cada persona poseída a la que tiene que curar. El Evangelio cuenta cómo el Señor cuando envió apredicar a los Apóstoles les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos. También asume el encargo que le hace el Obispo de traducir al arameo los textos litúrgicos en griego.

Después de ser arrestado, le trasladan a Cesarea, siendo conducido ante el Prefecto Flaviano, que le pide un gesto de apostasía, a lo que se resistirá proclamando a Cristo como el Dios hecho Hombre. Ante estas palabras, San Procopio será condenado a morir decapitado, cundiendo el ejemplo entre los otros creyentes que también rechazan el culto a los ídolos, sin importarles tner que morir por Dios. Así entregan su vida todos ellos por la causa del Reino de los Cielos.

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