Santas Justina y Rufina, unidas a la Verdad hasta dar la vida

Redacción Religión

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Todos salimos victoriosos ante la prueba si tenemos a Dios, porque en todo vencemos por Aquel que nos ha amado. Hoy celebramos a las Santas Justina y Rufina. Ellas mostraron su adhesión al Señor ante las pruebas y dificultades que se presentaban en esa época tan crucial. Su vida se sitúa en torno al siglo III en Sevilla. Dedicadas a la alfarería, pronto notan la relajación en su ciudad natal.

Este declive espiritual coincide con la persecución de los romanos contra los servidores de Cristo. A pesar de todo, ellas no dejan de vivir desde la fidelidad al Evangelio, tal y como fueron educadas en el hogar, asistiendo también a los pobres que se acercan a pedir a su puerta. Pero a la llegada de las fiestas paganas en honor de Venus, se ponen en marcha los mecanismos de recaudación de dineros para la celebración.

Entonces surge la prueba. Al negarse las dos hermanas argumentando la falsedad de la religión imperial, son descubiertas y detenidas, tras una fuerte discusión con las damas romanas, que les tratan de impostoras y traidoras. Después de ser acusadas ante el gobernador de la ciudad hispalense, de nombre Diogeniano, éste las invita a abandonar la Fe en Jesucristo, con la amenaza de castigarles, algo que cumple.

Y es que ellas no reniegan de su seguimiento en pos del Señor Jesús, hasta sus últimas consecuencias. Ambas sufrieron diversos tormentos, obligándoles a caminar por terrenos pedregosos con los pies descalzos, algo que hicieron sin renunciar a la Fe. Finalmente Justina muere en la cárcel por la extrema debilidad que le causaron los sufrimientos y torturas, mientras Rufina es decapitada. El Obispo Sabino, recuperó las reliquias de las dos para que se las diese el culto debido.

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