Santos Pablo Miki y mártires de Japón, crucificados con Cristo

Santos Pablo Miki y mártires de Japón, crucificados con Cristo

Redacción Religión

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La Semilla del Evangelio ha impregnado en todo el mundo. Y en aquellos lugares donde es una minoría, más fortaleza entr ellos seguidores de Cristo. El Santoral nos presenta hoy a San Pablo Miki y compañeros mártires del Japón, que derramaron su sangre a la vista de todos. La labor de San Francisco Javier entre 1549 y 1551, hace que sus hermanos jesuitas sigan sus huellas, evangelizando aquellas tierras, minadas de unas costumbres no cristianas en sus raíces.

Sin embargo, la simiente del Evangelio que ya habían dado frutos con el Santo navarro, llevan a una cifra de 300.000 los católicos que conforman la comunidad cristiana japonesa. Aquí surge el joven Pablo Miki, nacido entre los años 1564 y 1566 en el seno de una familia importante de Kyoto. La falta de Obispo hizo que su deseo de ordenarse sacerdote se hiciese esperar, lo cual no impidió su apostolado entre las gentes.

No corrían buenos momentos, ya que el Emperador, metido en su ambición por conquistar Corea, cambia su benevolencia frente a los cristianos, expulsando a muchos misioneros. Tiempo atrás cuando vienen desde Filipinas algunos religiosos españoles en clave de apoyo a la tarea apostólica, son bien recibidos por las autoridades, hasta que inesperadamente, el propio jerarca, vuelve a su persecución contra los cristianos, desdiciendose de todo lo dicho anteriormente.

Los que no se vayan, serán detenidos- entre ellos Pablo Miki y varios franciscanos españoles. Tras aplicarles las más crueles torturas morirán crucificados en la ciudad de Nagasaki a la vista de todo el pueblo. En la retina de las gentes permaneció su valentía ante el martirio, así como su perdón a quienes les ajusticiaron. El Papa Francisco destacó la heroicidad de estos Santos que dieron la vida por su Fe.

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