El padre Alberto habla en TRECE "con el corazón encogido" tras salvar su iglesia en La Palma

El párroco de la Ermita de San Pío X en La Palma, ante el peligro, decidió sacar a toda prisa todo lo que pudo ante una lengua de lava que se encontraba a menos de un kilómetro

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La erupción del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma, continúa activo y su lava está arrasando con viviendas, recuerdos… pero también colegios o iglesias que están en la zona. Una de ellas es la Ermita de San Pío X. Su párroco, el padre Alberto, ante el peligro decidió sacar a toda prisa todo lo que pudo ante esa lengua de lava a menos de un kilómetro de su parroquia.

El padre Alberto Hernández, párroco de la Ermita de San Pío X de La Palma, ha atendido la llamada de ‘La Lupa’ de TRECE en uno de los momentos más duros para él y los fieles de la parroquia: “En solidaridad con todos los vecinos, estamos desalentados, con el corazón encogido porque el espectáculo es muy triste. Ahora mismo acaba de detenerse un vehículo, a mi lado, de una vecina de la parroquia para decirme que su casa ya no existe y esto es lo que más se repite en estos momentos, personas que pierden sus viviendas. El templo parece que se mantiene en pie, pero, en las próximas horas, no sabemos qué suerte correrá”.

Cuando Alberto supo que su Iglesia corría peligro, no dudó en salvar todo lo que pudo: “Saqué lo que se podía transportar, todo lo que pudimos: imágenes, el sagrario, textil, orfebrería, candelabros, los bancos… todo lo que se pudo desmontar y transportar en los camiones que nos facilitaron”, y no solo eso, sino que lo puso a buen recaudo: “Está en la parroquia de al lado, que está fuera de riesgo. Allí lo hemos reubicado para que esté en un lugar digno y, si los fieles quieren acercarse y reconocer las imágenes de los santos de su devoción, ahí pueden orar ante ellos”.

Por suerte, “esta es la única iglesia que se encuentra en la trayectoria de la lava. Los otros templos de la zona, afortunadamente, no corren peligro”, afirmaba el padre Alberto quien mantiene el contacto con sus vecinos: “El contacto está siendo telefónico porque las cuatro comunidades a las que sirvo están dispersas porque han sido evacuadas, cada uno ha encontrado alojamiento donde ha podido. El lugar donde está la casa parroquial, estoy prácticamente solo. Es muy difícil encontrar a alguien en los alrededores. El contacto es telefónico, voy llamando e interesándome a unos y a otros”.

“En estos momentos sale a relucir cómo la gente tiene muy clara su escala de valores. Lo material es triste, son los recuerdos de una vida, fruto de sus esfuerzos… pero agradecen conservar la vida y eso es aleccionador. Las personas de fe con las que he hablado cuentan con una ayuda inestimable para afrontar estos momentos tan duros”, comenta esperanzado el padre Alberto Hernández.