Berlín, 30 años de la caída del Muro
El 9 de noviembre de 1989 se desplomó el símbolo de la Guerra Fría. Este podcast recuerda los días en los que se secuestró la libertad a los berlineses
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El 9 de noviembre de 1989, hace ahora 30 años, se desplomó el Muro de Berlín. Tan rápida fue su caída como su construcción en 1961. De la noche a la mañana allí apareció, como de la nada.
Considerado la máxima representación de la Guerra Fría, supuso la división de Berlín en dos bloques completamente enfrentados: el soviético y el occidental.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue una pieza clave del juego de ajedrez de los aliados. Si bien el plan era reunificar el país, la tensión entre la Unión Soviética y los Estados Unidos provocó que en 1949 este país, Francia y Gran Bretaña se unieran en la República Federal Alemana (RFA). La URSS respondió constituyendo ese mismo año la República Democrática Alemana (RDA). A partir de entonces cada Estado siguió su propio modelo socio-económico, una situación que se agravó en 1961 con el levantamiento del Muro de Berlín.
"Nadie tiene la intención de construir un muro", había asegurado el líder comunista Walter Ulbrich tan sólo dos meses antes. Pero la mañana del 13 de agosto de 1961, los berlineses se despertaron con miles de soldados bloqueando las calles y una alambrada de espino separando la ciudad. Tapiaron puertas y ventanas y con ello separaron a familias enteras.
El nombre con el que las fuerzas soviéticas lo bautizaron fue "Muro de Protección Antifascista". La intención presuntamente era proteger a la población de los ataques de espías, pero la verdadera razón fue otra.
La fuga de ciudadanos del Berlín Este al Oeste se había vuelto incontenible. Casi 3 millones de personas huyeron desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
La República Democrática Alemana reaccionó. Su ya debilitada economía no podía soportar semejante hemorragia de ciudadanos, sobre todo de los profesionales más jóvenes y cualificados. Levantó entonces el "Muro de la Vergüenza" para contener el flujo de inmigrantes que huían de la maltrecha economía soviética hacía el modelo capitalista que representaba la República Federal Alemana.
Tras su construcción, fueron muchos los alemanes que arriesgaron su vida para huir de la República Democrática Alemana. Trescientas torres de vigilancia con expertos francotiradores estaban al acecho las 24 horas del día, los reflectores iluminaban durante la noche y el patrullaje militar se encargaba de que ninguna persona cruzara la construcción hacia el Berlín occidental. En concreto, 45 kilómetros dividían la ciudad de Berlín en dos, mientras que otros 115 aislaban su parte oeste de la República Democrática Alemana.
Aproximadamente un año después de la construcción del muro, Peter Fechter se convirtió con 18 años en una de las víctimas más destacadas del Muro de Berlín al intentar escapar de la República Democrática Alemana.
La mala suerte hizo que los guardias que custodiaban su parte oriental se percatasen de sus planes y disparasen contra él, hiriéndolo de muerte.
El joven cayó herido justo en la parte conocida como "tierra de nadie", por lo que los soldados de uno y otro lado no quisieron acercarse a socorrerlo ante el temor de que los guardianes del bando contrario les disparasen.
Fechter acabó muriendo desangrado tras estar cincuenta minutos tirado en el suelo. Su historia inspiró la canción 'Libre' de Nino Bravo. Pero no fue el único asesinado. Se estima que entre 1961 y 1989 cerca de 200 alemanes murieron al intentar cruzar el Muro.
"Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por tanto, como hombre libre, yo con orgullo digo estas palabras: soy un berlinés". Es un estracto del discurso pronunciado por Kennedy el 29 de junio de 1963 en Berlín Occidental, dos años después de la construcción del Muro. Se trató de la primera visita de un presidente de EEUU a Berlín después de que acabara la II Guerra Mundial.
La superioridad económica del sector occidental, sin embargo, no implicaba superioridad militar. En caso de guerra, el Kremlin disponía de ventaja para ocupar la totalidad de la ciudad. Kennedy no respondió militarmente a la construcción del Muro. Dijo que podía ser lamentable, pero en cierto sentido, era una buena noticia. Significaba que los comunistas no tenían intención de apoderarse de todo Berlín. Al mismo tiempo, evitaba una guerra en un momento de gran peligro nuclear.
Sus aliados alemanes encontraron su reacción insuficiente. Para disipar desconfianzas, el inquilino de la Casa Blanca viajó a Berlín. Tenía un buen pretexto: conmemorar el decimoquinto aniversario del puente aéreo que había salvado a la capital alemana del bloqueo soviético. Kennedy les transmitió a los berlineses su condena al Muro y el apoyo del mundo libre que él representaba.
La caída del Muro de Berlín tuvo su origen en la apertura de las fronteras entre Austria y Hungria en mayo de 1989. El primero de los países pertenecía al bloque occidental mientras que Hungría era parte del Telón de Acero, conocido así el bloque de países cuyos regímenes estaban bajo la influencia soviética.
Ante esta apertura, cada vez más alemanes orientales viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana.
Cuando el gobierno de la Alemania comunista fijó una rueda de prensa el 9 de noviembre de 1989, nadie esperaba que una multitud de personas pasarían la frontera hacia el oeste tan solo cuatro horas después.
Esa tarde, el Ministerio de Asuntos Exteriores había convocado a los periodistas para anunciar un marco que permitiera a los ciudadanos de la República Democrática Alemana viajar fuera de las fronteras
Riccardo Erhman, corresponsal en Berlín Oriental de la agencia italiana Ansa, le preguntó al portavoz del Gobierno, Günter Schabowsky, cuándo iba a entrar en vigor esa medida. Schabowsky bajó la mirada a los papeles que tenía y contestó: "En mi opinión, entra en vigor inmediatamente, sin retrasos".
Schabowsky cometió el error de obviar la segunda página del documento que llevaba, en la que se precisaba que dicha medida no sería efectiva hasta el día siguiente.
Sin embargo, el corresponsal dio la noticia más importante de su carrera. Los medios de comunicación se hicieron eco con celeridad del anuncio. La apertura de la construcción provocó la afluencia de los berlineses de la República Democrática Alemana.
La madrugada del 10 de noviembre de 1989 varios miles de alemanes de ambas partes arremetieron contra el muro con picos, cinceles y martillos. Empezaron a abrir las grietas que propiciaron su caída definitiva. Casi un año después, el 3 de octubre de 1990, Alemania concretó su reunificación en un solo Estado.