El Juli y 'Orgullito', la combinación perfecta - A ras de albero

El Juli y ‘Orgullito’, la combinación perfecta

Lo reconozco. Escribo en caliente después de ver el indulto de ‘Orgullito’ de Garcigrande a manos de Julián López El Juli. Creo que a estas alturas de la vida no vamos a descubrir la capacidad del torero madrileño ni la trayectoria del hierro salmantino. 

Que ‘Orgullito’ era de indulto o no será la eterna polémica en los próximos días, en los próximos meses… quizá los que tengan prejuicios ante determinados encastes y ganaderías lo verán excesivo. Yo no. Creo que un toro con esa bravura sostenida, siempre a más, con ese fondo de brava entrega y nobleza enclasada es merecedor del perdón de su vida. Es un mensaje de vida que la Tauromaquia a día de hoy no puede renunciar a utilizarlo cuando hay motivos como esta vez.

La bravura, como la tauromaquia, como la vida misma, es motivo de cambios, de mutaciones a lo largo de los años. Manteniendo los pilares inmutables que deben regir los cimientos de la bravura, el resto es susceptible de evolucionar y consolidarse. Los parámetros de la bravura no sin inmutables, ya no valen los que regían en 1900, ni los del año 2000 si me apuráis.

Y hay ganaderos que han comprendido que para ellos, el toro debe ser un animal de último tercio sin menospreciar una pelea digna en el caballo, como este lunes ocurrió con ‘Orgullito’. No fue un toro manso en el caballo. No salió suelto. Y bienvenido sea si después hay casta y hay emoción en sus embestidas. Este tipo de toro es tan necesario como aquel que por su encaste es más espectacular en los tercios previos. Se puede disfrutar con uno y con otro. Si Rafael Ortega decía que el mejor aficionado es aquel al que más toreros le caben en la cabeza, a día de hoy también podría añadirse que también al que más toros y encastes le caben en esa misma cabeza. Domingo Hernández, y su hijo Justo, han sabido acertar en la búsqueda de un toro adaptado a la lidia que ahora demandan los toreros y los públicos.

Y ante un gran toro, un gran torero. Lo de El Juli será para analizarlo con una perspectiva histórica que ahora no tenemos. Lo de este lunes en Sevilla es el vivo retrato de un torero, que más allá de matices artísticos y de planteamientos durante su carrera, es un figurón de época. En una temporada que se le puso cuesta arriba con la ausencia en Valencia, con la cornada de Bogotá que le impidió actuar en Olivenza, con Madrid en la cuerda floja… su veinte aniversario de alternativa se antojaba complicado. Sin embargo, El Juli ha emergido como la figura que es. Respondiendo en el ruedo, en Sevilla. Con una tarde histórica.

Ahora algunos me llamarán exagerado. Pero lo mismo que he censurado cuando El Juli ha errado en plantamientos o actuaciones, ahora hay que reconocerle la gran tarde ofrecida en Sevilla. Ni nadie puede negar que su actuación en Sevilla es quizá la más importante de su amplia y abundante trayectoria.

Tardes como las de este lunes son alimento para aficionados, para despertar el debate sobre el toreo, algo que se ha perdido en los últimos tiempos. Qué bonito es hablar de toros.

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