Un toro íntegro como protagonista de la Fiesta
Concluida la temporada en ruedos europeos, la mirada del mundo del toro vira hacia América. Toreros, aficionados e incluso ganaderos, como en el caso de Lima, pondrán rumbo a tierras latinas.
Y un año más, y esto no acaba nada más que empezar, ya han llegado voces denunciando el abuso de poder de algunos diestros con la imposición de astados de escaso trapío. Lo hemos visto ya este fin de semana con Enrique Ponce en su regreso a Guadalajara, el coso de mayor exigencia en cuanto al toro en el país mexicano. Es algo ya endémico. Lo hemos visto aquí en España este año y en América se multiplica.
Se pierde el respeto al toro y se intenta rebajar su integridad y trapío en contra de los intereses de quienes pagan una entrada por ver un espectáculo en el que siguen creyendo.
El toro debe ser el principal protagonista de la tauromaquia. Un toro que imponga respeto, no que de pena. Un toro sin indicios de nada, no con supuestos fraudes a cuestas. Solo así daremos categoría e importancia a lo que hace un torero delante.
En América es verdad que el toro, por razones de selección y climáticas, sale por chiqueros un animal de menor volumen. Pero no se puede rebajar aún más el listón como algunos pretenden.
La América taurina es otro de los pilares de la Fiesta. No todo empieza y acaba en España. Pero para ello, hay que ayudar a dar categoría a todo lo que sucede en ese continente. Y esa categoría se consigue con un toro íntegro y serio.
De no ser así, iremos perdiendo batallas… piénselo taurinos…