Borja Jiménez o el triunfo de la perseverancia
Esto ya va tocando a su fin. Ahora sí. Con Zaragoza y Jaén durante esta semana y a falta de algún festejo suelto, la temporada 2023 será ya historia. Una historia que habrá que analizar en profundidad durante este otoño-invierno. Presencias, ausencias, retiradas, triunfos, fracasos… la fiesta sigue viva pese a todo.
Y sigue tan viva gracias a triunfos como el cosechado por el sevillano Borja Jiménez este pasado domingo en Las Ventas. Tres orejas en el cierre de la Feria de Otoño ante la corrida de Victorino Martín. Ahí es nada.
Pero un triunfo que no llega fruto del azar y la suerte… no, un triunfo que ejemplifica la lucha y la supervivencia de un torero, de una generación de toreros apartada/apartados de las grandes ferias por un sector conservador en las formas y en sus acciones. Un empresariado viciado donde el que se mueve no sale en la foto ni se permite que nadie se interponga en esa foto.
Borja Jiménez ya llevaba tiempo pidiendo a voces una oportunidad. Su oportunidad. Ecos de festejos sueltos, de alguna incursión en alguna plaza grande… pero faltaba esa explosión definitiva.
Y este año ha sido posible. Primero, por la oportunidad que supone para este tipo de toreros la Copa Chenel, tan vilipendiada por aquellos que no pueden meter la cuchara allí como siempre les ha gustado. Ahí, injusticias aparte, dejó la sensación de que ahí había torero para las grandes citas. No hubo triunfo total por parte de Borja, pero eso le valió para granjearse un nombre y la necesidad de los aficionados de verle en alguna tarde más.
Las Ventas ha sido, sin lugar a dudas, la plaza donde se ha ido viendo el crecimiento del torero de Espartinas. Primero en una tarde muy seria con la corrida de Robert Margé en el julio madrileño donde dio una vuelta al ruedo.
Pero lo mejor estaba por llegar. La Feria de Otoño y la corrida de Victorino. Y tres orejas que le lanzan definitivamente para un 2024 que debe ser el del asalto a la cumbre. Si las espadas, en vez de haber viajado tendidas, hubiesen tenido la contundencia necesaria, la tarde hubiese sido pasado de triunfal a histórica para Borja Jiménez. Tres orejas son premio grande y habrá que saber rentabilizarlo en el futuro.
Y ahí es donde pedimos al sector empresarial que sepa mimar y apostar por este tipo de toreros. Que Fernando Adrián con dos puertas grande este año en Madrid y Borja con la del pasado domingo, no sean calcos de lo que ha ocurrido esta temporada con los dos triunfadores del pasado año en Las Ventas. Ángel Téllez y Francisco de Manuel, que un año después de sus puertas grandes y pese a mantener a duras penas el crédito ganado por derecho, parecen juguetes rotos en manos de unos apoderados/empresarios que a las primeras de cambio dan la sensacion de haberles dejado de lado.
Lo llevamos diciendo un tiempo. Estamos en un momento crucial para la Fiesta, para su futuro más inmediato. Hay una generación de toreros que está comenzando a decir adiós y hay que preparar una nueva que asuma el peso de la tauromaquia cuando ésta va a entrar en el segundo cuarto de este siglo XXI.
No podemos seguir viviendo de figuras, de grandes figuras, que por ley de vida deben comenzar a abandonar los ruedos. Y por eso, son tan necesarios estos toreros jóvenes que en cuanto les han dado una oportunidad han respondido con triunfos.
El futuro está en sus manos.