Ginóbili de nuestras vidas - Con Basket si hay paraíso

Ginóbili de nuestras vidas

Parece una frivolidad decir que un equipo que ha sido derrota por 4-1 en el playoff cayó con honor, con las botas puestas hasta el final, porque el resultado es de una contundencia absoluta. Y sin embargo así fue. San Antonio Spurs no está en playoffs a la primera, vencido por el campeón, Golden State Warriors. Desde luego no es lo habitual ver desaparecer del playoff a la primera de cambio a San Antonio, pero una conjunción de circunstancias lo ha hecho posible, una temporada torcida desde muy pronto por la extraña situación de su estrella Kawhi Leonard, en el equipo con menos estrellas del firmamento NBA porque nunca se ha jugado para un jugador, sino que sus estrellas han jugado para el equipo.

Pero la lesión de Leonard ha enrarecido todo, el jugador ha estado en una extraña nebulosa, tratado por su cuerpo médico haciendo su recuperación lejos de San Antonio, pero sobre todo sin aparecer con el equipo, e incluso en situaciones de alto calado humano como ha sido la pérdida de la esposa del técnico. Llegaron con la lengua fuera al playoff, en una conferencia Oeste más reñida que nunca por los puestos de playoff, con un equipo que acumula muchos kilómetros en sus piernas, Parker- Ginóbili-Gasol, con un único anotador importante, Lamarcus Aldridge, y con ciertas dudas aún sobre qué quiere ser el equipo texano, el equipo de Popovich, con jugadores bastante posicionales, y que ha perdido algo de aquel gen tan reconocible de la circulación del balón. Un equipo lento que ante los veloces y móviles Warriors estaba condenado a estrellarse. Por si faltaba algo, el mazazo del fallecimiento de Erin Popovich, esposa del técnico.

Y cuando todo estaba en contra, cuando los Spurs parecían estar ya fuera, ganaron su partido en San Antonio, y fueron a competir a Oakland. Los Warriors empezaron a destrozarles, de nuevo los Spurs parecían liquidados. Y nadie sabe cómo, de nuevo volvieron, nunca se sabe cómo, pero vuelven. Tirando de orgullo y de sabiduría en la dirección, Manu Ginóbili camino de los 41 se puso al mando de las operaciones. Ginóbili ha sido el espíritu y la cabeza de estos Spurs, con Pau Gasol condenado a pocos minutos ante los Warriors, con Parker más cansado que nunca, con Aldridge como estilete, Gay tratando de contrarrestar el small ball de los Warriors,  y contando con jugadores perimetrales como Mills y el joven Dejounte Murray, Ginóbili ha sido el padre, el hijo y el espíritu santo de estos San Antonio Spurs. Las decisiones y la temperatura de su equipo pasaban por el jugador argentino. Finura en el triple, fintas extraordinarias en la pintura para anotar o asistir, faltas contundentes en defensa para marcar territorio, Ginóbili ha sido el rostro de los Spurs en este playoff.
Con casi 41 años, los cumplirá en Junio, Emanuel David Ginóbili Maccari se enfrenta ahora al momento de la decisión. ¿Qué hacer? ¿Qué le pide el cuerpo? Casi nadie duda sobre que el argentino decidirá continuar un año más. Todos tenemos en la mente las palabras del técnico de los Warriors Steve Kerr, ¿Por qué no? por qué no continuar si hay ilusión y es lo que te gusta. Kerr acababa diciendo al argentino que le recuerda a Federer. Es como si todos diéramos por hecho que sigue, pero es una decisión que le corresponde a él, porque sólo él sabe cómo tiene el cuerpo, qué le motiva en este momento, y si se ve con gasolina para otro año tan intenso.

En realidad todos tenemos la sensación de que sigue porque no le hemos visto retirado en la cancha, de hecho lo ha parecido más Tony Parker, que es más joven. A Ginóbili se le ha visto espectacular físicamente, con un gran tono físico, rápido, fuerte, con gran mentalidad competitiva, activo, intenso. No es fruto de la casualidad o de los genes, que también influyen, sino de un gusto por competir por sentirse deportista, por seguir formando parte de esto, y de un plan físico que incluye la alimentación. No hay casualidades. Manu puede seguir otro año a gran nivel, viéndole jugar como le hemos visto, a nadie le queda ninguna duda. Es esa clase de jugador que nos hace querer este deporte, por el interés que pone, uno de esos jugadores de nuestras vidas. 

El poder de Lebron.-

Lebron James ha dejado una de las canastas de los playoffs, el triple en el último segundo ante Thaddeus Young para poner la eliminatoria 3-2 para los subcampeones de la NBA ante unos rocosos Pacers, es ya una de las canastas de la temporada, de las que veremos repetidas constantemente en los mejores momentos de los playoff.

Con 95-95 en el marcador, Lebron acababa de poner un tapón a Oladipo en el otro lado de la cancha que daba el último ataque a Cleveland. Luego la NBA ha dicho que fue ilegal porque había tocado antes el tablero el balón, muy difícil de ver en todo caso, también antes se le da una posesión a Indiana cuando era para Cleveland.

El caso es que tras ese tapón y tiempo muerto, James recibía para colocarse en la cabecera y apuntar ese triple limpio que daba el triunfo a los Cavs antes de jugar en Indianápolis el sexto partido.

Han sorprendido estos Pacers, un equipo muy rocoso, defendiendo duro, de gran trabajo en el perímetro, con pívots capaces de sobrevivir fuera como el pujante Domantas Sabonis que ha sido por dos noches ya máximo anotador de su equipo. Las dudas de los propios Cavs, un equipo aún no formado por el cambio drástico en Febrero, y la fortaleza de Indiana, han llevado al límite a Lebron James, que más que jugar una primera ronda de playoff parece que está jugando ya la final, por el desgaste físico, por la cantidad de puntos, por la cantidad de minutos. Todo lo que no sea Lebron, es un equipo errático. Es tal la dependencia de un jugador trascendental, que ahora mismo se ve capaz de todo a Cleveland, de crecer y llegar a ser finalista otro año, o caer a la primera con Indiana. El todo o nada más que nunca en la cabeza y el cuerpo de un Lebron James sencillamente colosal. El Rey sigue pulverizando récords, entre los mejore anotadores de playoffs de siempre, sigue siendo imparable, y además asiste mejor que nunca. Un espectáculo, y todo desde un físico granítico, cuidado al milímetro.

Lucha sin cuartel.-

Estos playoffs nos están ofreciendo auténticas batallas, lucha sin cuartel en diferentes eliminatorias. Polémica, piques, choques, contacto, intensidad. Lo fue la eliminatoria entre Philadelphia y Miami, una auténtica guerra, lo está siendo entre Boston y Milwaukee, o entre Oklahoma y Utah, por no reincidir en el Cleveland-Indiana, también físico, y con un Stephenson dejando escenas surrealistas en su afán por descentrar a Lebron James, sin éxito por cierto.

Pero sí consiguió Joe Ingles sacar de quicio a Paul George y a Russell Westbrook en algunos de los capítulos de la serie entre Utah y Oklahoma. El ex del Barça está utilizando todo su muestrario para combinar provocación al contrario y acierto ante el aro. George acabó realmente desquiciado.

Y capítulo aparte merece Ricky Rubio, jugando su mejor baloncesto en la NBA posiblemente. Pero Ricky merece capítulo aparte. Esperemos un poco.

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