Lebron y Durant, dominadores de una época - Con Basket si hay paraíso

Lebron y Durant, dominadores de una época

Hay muy buenos jugadores en la NBA, incluso resulta simplista el título de este escrito, por qué ceñirse a uno o dos jugadores cuando estamos ante una generación de jugadores extraordinaria, que forman los que estaban y los que han llegado, los Irving, Curry, Harden, Westbrook,Chris Paul, Wall, Lillard, Antetokounmpo, Davis, Marc Gasol, Porzingis, Embiid ,Cousins, DeRozan, Walker,etc  sin olvidarnos de jugadores que puede que no hayan brillado tanto últimamente pero que están en el top, como Paul George, Kawhi Leonard, o veteranos ilustres aún con cosas que aportar como Pau Gasol, Ginóbili, Carter, Wade etc más los recién llegados y que suponen un paso más en el nivel de calidad de esta NBA, novatos dominadores como Simmons, Tatum y Mitchell. De hecho, a éstos casi resulta irrisorio llamarles novatos por más que lo sean, pues se puede asegurar que son los jugadores sobre los que pivota, con diferentes interpretaciones, el juego de su equipo. 

En Boston en el caso de Tatum siempre de una forma más coral, pero aun así sus promedios por encima de los 20 puntos y su influencia en el juego en ausencia de las estrellas Irving y Hayward es indudable. En Philadelphia el juego gira en torno a Simmons a quien una lesión le impidió disfrutar de su primer año en la NBA por lo que sigue siendo un novato, y que este año dirige a los históricos Sixers desde su gran altura en una suerte de jugador singular, es un base pero no tira de fuera y su hábitat es la pintura, buen generador de juego, muy completo; y en Utah Jazz, también en una versión coral del juego Donovan Mitchell es el anotador del equipo y cada partido nos da un avance en su evolución, como si cada día que le viéramos descubriéramos a un jugador mejor, en constante evolución.

Pero por encima de toda esa suma inmensa de talentos que posee la NBA no cabe ninguna duda de que los dos grandes dominadores actuales del panorama NBA son Lebron James y Kevin Durant, jugadores que trascienden más allá, jugadores que con su sola presencia cambian el orden de las cosas. Aún no sabemos si Lebron James disputará su octava final consecutiva de la NBA y ya es el gran protagonista de estos playoffs, no es una cuestión numérica, que también, por los monstruosos promedios que lleva en playoffs, cómo ha incrementado sus puntos, su porcentaje de acierto, sus rebotes y asistencias al llegar a la post-temporada, sino por su influencia en el juego, por su capacidad para reconstruir de las cenizas un equipo que parecía una ruina, Cleveland Cavaliers, y por si fuera poco por dos de las mejores acciones de todo lo que llevamos de playoff. Lebron ha protagonizado dos canastas ganadoras espectaculares en los diez partidos que lleva de postseason, la canasta ganadora en el quinto partido de la serie ante Indiana Pacers, y la del pasado fin de semana en el tercer partido y primero en Cleveland de la semifinal ante Toronto. Si hubiera que escoger cualquiera de los dos sería complicado. En la primera fue un triple para ganar el partido, un auténtico the shot de Jordan pero versión Lebron, y en la segunda una canasta en carrera, totalmente orientado hacia la izquierda con los pies y tronco orientado al frente mientras brazos y cabeza dirigían el tiro a una mano con poco ángulo y contra tabla, para ganar el partido a los Raptors. Hay algo incluso más poético en esta canasta. Quién nos lo iba a decir, hablando de gesto poético en quien ha hecho de la contundencia su personalidad deportiva,  todo es rotundo en Lebron, penetraciones, canastas, carreras, rebotes, asistencias, tapones, protestas, todo. 

Sin embargo asistimos al Lebron James con más swing que se recuerda, un jugador que ha incorporado un balanceo diferente a su fadeaway, una sutileza distinta a su tiro con arco tras paso atrás, o en carrera y frenada, o en paso al costado. Posiblemente estemos viendo el James más serio de toda su carrera, no es el que de antes fuera de broma, pero sí era más voluble. Hay algo que impone en la seriedad de Lebron en estos playoffs, como si él supiera algo que los demás no sabemos que va a ocurrir. Podrá ocurrir o no, pero Lebron impone mucho respeto. Casi resultó una sorpresa verle tan nervioso en un momento del partido ante Toronto, fruto de las tensiones del partido, enfadado primero con Lowry y después con Ibaka. El contacto permanente de Anunoby y Siakam en las marcas acaba pasando factural emocional, incluso a Lebron, pero tenemos la sensación de que fue una excepción y volveremos a ver a ese Lebron al que nada distrae de su misión.

Y el otro jugador que lo cambia todo es Kevin Durant, es difícil escoger a un jugador en un equipo como los Warriors, tan bueno, tan coral, con tanto talento y con tan buen movimiento de balón, en el que todos parecen importantes, y lo son. En el que todos te acribillan. Pero hay algo que mide la temperatura del equipo de la bahía de San Francisco, y es el estado de Kevin Durant.

Como en el caso de Lebron, es otro alero alto, en este caso más que Lebron, capaz de hacerlo prácticamente todo, quizá menos activo en la dirección del juego, porque en los Warriors además el balón circula más y hay menos bote, pero igualmente poderoso en la anotación, rebote e intimidación, también como creador de espacios. 

Durant fue el jugador clave de la última final de la NBA, fue el factor diferencial para que Cleveland se quedara sin su segundo anillo, cada vez que Lebron y los Cavs podían hacer daño a los Warriors, Durant lo cambiaba todo.

Desde su altura, Durant es imparable si tiene inspiración, y suele suceder casi siempre. Da igual si los Pelicans lo intentan con un jugador más pequeño, como Jrue Holiday, a pesar de su gran trabajo, o si se empareja Anthony Davis, también de gran movilidad a pesar de su gran altura. Sea con un pequeño o con un grande, sea con ayudas, Durant se sale con la suya. Incluso la tentación de sacarle de sus casillas cada vez se pone más difícil. Durant es un anotador voraz, un anotador compulsivo, un jugador que quiere más anillos, que no desistirá en el empeño para conseguirlo,porque tiene hambre a pesar de los multicontratos millonarios. Como Lebron James, es insaciable. Y cada día es mejor jugador, como Lebron. 

Ambos jugadores están marcando esta época, esta dualidad no expulsa la importancia que han tenido en las últimas finales de la NBA jugadores como Stephen Curry o Kyrie Irving ni mucho menos, pero son los dos jugadores cuya rivalidad podría engrandecer la ya de por sí espectacular rivalidad dinástica que mantienen los Cavs y los Warriors, dos jugadores dominadores de una época que nos va a deparar capítulos maravillosos de la historia de este juego. 

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