Lebron devuelve a los Lakers al Olimpo
La decisión de Lebron James ha vuelto a conmocionar a la NBA y al planeta baloncesto, hiciera lo que hiciera el mejor jugador del planeta iba a provocar un movimiento cósmico, ha sucedido antes y vuelve a suceder ahora. Ningún otro movimiento como el que protagoniza James tiene igual dimensión. Sencillamente cambia las cosas, el universo se reordena en cada desplazamiento protagonizado por el único jugador que ha disputado las últimas ocho finales de la NBA, y máximo anotador histórico en los playoffs, un jugador de una dimensión única, que pasará a la historia como uno de los mejores de todos los tiempos y que convierte en candidato al título aquel equipo al que va.
Lebron lo cambia todo, es así, impacta en su destino, en su entorno, y también en el resto del universo NBA; Lebron redimensionará una franquicia histórica que acumula un lustro sin disputar los playoffs, algo hiriente y humillante para los Angeles Lakers, un equipo que ni con reconstrucciones puede permitirse estar tanto tiempo sin ser un equipo ganador, sin ser un protagonista de una liga cuya historia es más rica gracias al púrpura y oro. El desatino en las decisiones un año tras otro sin rumbo deportivo habían convertido a los Lakers en un mar de lágrimas, apenas un puñado de jóvenes para sacar un poco el orgullo de los aficionados de morro fino del Staples Center, pero poco más. Sus últimos momentos de gloria han sido el año de retirada de Kobe Bryant, y la retirada de sus dorsales, 8 y 24, en una ceremonia maravillosa que infló el orgullo Laker. Ha sido Kobe Bryant seguramente pieza importante en la decisión de Lebron James, los Lakers necesitaban un heredero, un jugador cósmico capaz de continuar el legado de Kobe, pero puede que no tan importante como la nueva dirección de la franquicia, Magic Johnson.
Es fácil imaginar la seducción que Magic haya podido ejercer en Lebron James, deseoso de protagonizar un nuevo proyecto ganador, pero necesitado de armarse bien para ello, con espacio salarial que ofrecerle, y en un mercado que ofrece grandes posibilidades para él y para su familia. Habían corrido rumores hacía meses de un colegio para sus hijos ya confirmado en Los Angeles, pero las cosas se producen cuando se producen. La lista de equipos que han ido tras los pasos de James ha sido larguísima, se han llegado a plantear posibilidades que parecían disparates como los mismísimos Warriors, su eterno rival de estos últimos cuatro años y que parecía más baloncesto ficción que otra cosa, los Boston Celtics para dominar el Este aunque con muchas dudas sobre lo que pudieran ofrecerle, juntarle de nuevo con Irving parecía también extraño, pero todo es posible para poder hacer frente a los Warriors; también Houston Rockets para construir otro mega-equipo de estrellas y que no parecía la mejor opción, por las características de Harden, para mezclar. Se especuló con una vuelta a Miami junto a Wade para intentarlo de nuevo, demasiadas incógnitas y sensación de ciclo cerrado. Y finalmente las opciones junto a los Lakers eran continuar en Cleveland, también parecía difícil después de tanta frustración, tres finales perdidas, y finalmente Philadelphia parecía la mejor solución desde una lógica deportiva, la oportunidad de configurar un equipo de gran talento y futuro junto a Simmons y Embiid para tratar de construir una nueva fortaleza en el Este.
Los Angeles Lakers, finalmente es su decisión, parecen el destino más glamouroso, más mercantil también, y a la vez más contra natura, porque llega a un equipo que no está hecho, que ha sido un desastre en los últimos años, y que ahora afrontará una reconstrucción atraída por la nueva estrella, Lebron. Y sobre todo una decisión contra natura o si preferimos valiente porque James se pasa por primera vez en su carrera y a los 33 años a la conferencia Oeste, la más difícil, en la que llegar a la final es mucho más complicado ante el monstruo de cinco cabezas, Golden State Warriors, la feroz competencia de Houston Rockets que han sido alternativa este año, y los siempre activos San Antonio Spurs, sin olvidar el gigante dormido de los Oklahoma City Thunder.
La pelea con los Warriors va a ser feroz, no cabe duda de que el ego de Lebron va a vivir en permanente éxtasis como nuevo líder de los Angeles Lakers, pero la ética de trabajo de James, que recuerda al anterior líder, Kobe Bryant, es la clave. Nada podrá conseguir Lebron sin picar piedra, sin ese cuidado de su cuerpo, sin ese aprendizaje táctico constante que ha impresionado al mundo en los últimos cuatro años a pesar de perder finales y haber ganado sólo un anillo con Cleveland. Hay una verdad empírica, constatada científicamente, Lebron James es mejor jugador en cada año que pasa, en cada playoff que disputa se convierte en una máquina más perfecta de ejecutar baloncesto. Esto no es una opinión.
El monstruo se va a Los Angeles, y allí tendrá todo lo que una estrella puede desear, estará alejado de su querida tierra y de esa austeridad de Ohio, pero aunque en el centro de los focos de toda la industria deportiva, el cine y el espectáculo, Lebron sabe que tiene una tarea dura por delante, construir un equipo ganador. Es una incógnita todavía qué jóvenes continuarán en el roster, veremos Lonzo Ball cuyo padre ha intercambiado alguna bronca con Lebron, un base de indudable talento pero algo perdido en las expectativas, veremos Brandon Ingram, un alero larguísimo que junto a Lebron podría tener un gran crecimiento, veremos Randle. Y sobre todo veremos si llega Kawhi Leonard, la otra estrella deseada por los Lakers para hacer un súper equipo que pueda competir con los Warriors.
Leonard y su estado físico son un misterio desde luego,pero si puede regresar a su nivel hablamos de palabras mayores. Llega el pívot que tanto daño le hizo a Cleveland, JaVale McGee,y Lance Stephenson, el imprevisible loco que da puntos y defensa, además de la continuidad de otro jugador que tiene condición atlética y puntos como Caldwell-Pope. Isaiah Thomas es una incógnita.
Con la dirección de Luke Walton, que ha buscado un equipo pequeño descaradamente, que ha apostado por ataques rápidos y puntos, faltará implantar una cultura de defensa para convertir a los Lakers en un equipo que pueda aspirar al máximo.
Poco sabemos de cómo fueron las conversaciones con Magic, pero han debido ser definitivas en la decisión de Lebron James. Recuerden el magnetismo de Zinedine Zidane para conseguir incluso cuando todo parecía perdido para el Real Madrid, que sus jugadores le creyeran y dieran lo mejor para ganar tres Champions League consecutivas. Tienes que ser muy grande para seducir a alguien muy grande. Hay un lenguaje que los demás no dominamos, ajeno a los contratos y el dinero, por más importantes que sean, 154 millones en 4 años, ajeno a los códigos de los ejecutivos de los equipos por más capacitados que estén, incluso ajeno al lenguaje entre jugadores por más necesario que sea. Lebron puede hablar de tú a tú a la hora de tomar una decisión capital sobre su carrera con alguien de la grandeza de Magic Johnson o Kobe Bryant. Un dios le habla a otro, y de esa forma un equipo como Los Angeles Lakers puede iniciar su camino de retorno al monte que le corresponde, al Olimpo.