Ibaka cae en su propia trampa
Reincidente. Serge Ibaka ha vuelto a caer en su propia trampa, a ser su peor enemigo, el peor vendedor de su propia imagen, y a perjudicar a su equipo. El magnífico pívot hispano-congoleño es pieza clave y titular de los Toronto Raptors, está jugando a un magnífico nivel, pero ha vuelto a autoboicotearse, quizá por una idea equivocada sobre qué signfica defenderse, o defender su honor. Ha vuelto a perder los nervios con demasiada rapidez con un rival, esta vez el joven pívot de los Cavaliers, Marquese Chriss, en Cleveland.
Ibaka se ha ido al suelo tras un cuerpeo con Chriss al intentar capturar un balón largo con un segundo de tiempo. Tras caer Chriss le ha dicho algo e Ibaka se ha levantado como un resorte para engancharle directamente por el cuello y llevarle hasta la protección de la canasta, donde han intercambiado después un par de puñetazos ante los intentos de árbitros y miembros de ambos equipos por separarlos.
La teoría de los cinco segundos ha vuelto a cumplirse, cinco segundos de pausa pueden bastar, mirar hacia otro lado, olvidarse…incluso sonreír a su rival, pero Ibaka no es así, y sigue teniendo problemas para gestionar su ira. Peleas las ha habido siempre y las habrá, hemos visto trifulcas de campeonato en el pasado pero por cosas mucho más graves que lo ocurrido esta madrugada entre Ibaka y Chriss, encontronazos en los que había jugadores que se empleaban de la manera más sucia posible y la respuesta del perjudicado era directamente pelearse.
En el caso de Ibaka no sólo van ya unas cuantas trifulcas, sino que además deja la sensación de que no hay un motivo tan grave como para responder de una forma violenta o drástica. Por más que se desafíen, por más palabras sucias que pueda haber, la sensación que deja Ibaka es que tiene la mecha muy corta.
Nuestro ÑBA va a quedar registrado como uno de los broncas oficiales de la mejor liga del mundo, uno de los jugadores más avinagrados de la actual era de la NBA lo cual va en detrimento de su prestigio como jugador y de su imagen. Ibaka puede ser sancionado duramente, las primeras especulaciones de los periodistas mejor informados de la liga apuntan entre tres y cinco partidos, lo cual nunca es lo más grave en la NBA que no sanciona estos incidentes tanto en lo deportivo como en lo económico. La liga podría aplicar una sanción de 149.000 dólares por partido de suspensión para el hispano-congoleño, y esto es así por ser reincidente.
Ibaka se peleó hace poco más de un año en un Miami-Toronto con James Johnson, trifulca en la que el primero que soltó el puño fue Johnson, ambos fueron sancionados con un partido. Hace dos años, Ibaka se enzarzó con Robin López en un Toronto-Chicago, también fue sancionado con un partido. PJ Tucker consiguió separarle aquella vez. En Febrero de 2017 siendo jugador de Orlando Ibaka se peleó con Nerlens Noel, en un Orlando-Philadelphia , tras un empujón alevoso de Serge , el pívot entonces de los Sixers se levantó y se fue hacia él, después de separados ambos siguieron retándose.
Y sonadas fueron las tánganas de nuestro ÑBA con Lamarcus Aldridge, dos enganchadas serias ha tenido con el actual pívot de los San Antonio Spurs. A finales de 2017 en un Toronto-San Antonio estuvieron cabeza contra cabeza y se empujaron, pero ya en 2014 cuando Ibaka era jugador de Oklahoma y Aldridge de Portland, ambos jugadores acabaron agarrados en su lucha por la posición y tuvieron que ser separados cuando ambos jugadores permanecían enganchados pegados a los asientos de los espectadores.
La violencia de sus encontronazos ha ido empeorando con los años, contrariamente a lo habitual en la evolución de una persona y a lo que suele ser la madurez de un deportista. A sus 29 años no ha sentado cabeza podríamos decir, y parece controlar aún menos sus impulsos. Con una larga experiencia en la liga, es su undécima temporada en la NBA, las reacciones de Ibaka parecen obedecer más a problemas de autocontrol personal que inexperiencia deportiva.
Es muy importante cómo respondemos a las ofensas, a las provocaciones, o simplemente a nuestra propia frustración. En las reacciones de Serge parece haber una ira incontrolada provocada por que alguien ha entrado en su terreno. Sería algo así como “si me buscas me encuentras”. Nadie duda de la honestidad de Ibaka como jugador, de su sentido del deber, de su sentido de equipo, de su trabajo para el colectivo, en permanente contacto con el rival, su energía para defender, sigue siendo un gran taponador, como se vio el domingo en el encuentro ante Miami, su trabajo en el rebote, siempre fajándose; emplea una gran cantidad de energía en esa labor para el equipo, y en ataque se ha convertido en una opción válida tanto para el bloqueo y continuación como para el tiro de larga distancia que ejecuta con buena mano. Pero todo se va al traste cuando es incapaz de controlar sus emociones, es algo que no se puede permitir un profesional que percibe 21.6 millones de dólares, el 40 mejor salario de la liga y cuarto mejor pagado de Toronto Raptors. Su concepto de la defensa de su buen nombre y lugar como hombre como dijo una vez va en detrimento de su persona y prestigio como deportista, entonces es su propio concepto el que debe modificar, pensando que es mejor jugador y que es una persona de más calidad si es capaz de controlar sus emociones. Si lo consigue, sus rivales tendrán muy difícil sacarle del partido.
Obviamente un deportista aficionado que perciba una cantidad insignificante o incluso el que juega por afición y paga por ello, no está legitimado a pegarse, el civismo no tiene que ver con lo que tú ganes, sino con quién eres. Pero lo que sí es cierto es que te pagan generosamente por ser un gran deportista, juegas en la mejor liga, no eres un jugador secundario sino una estrella , percibes un contrato multimillonario y es lo que te tienes que ganar con tu juego, tu sudor, y tu comportamiento, eres como estrella, un icono social, en el pabellón y por televisión te ven niños, un deportista a mil pulsaciones no no tiene por qué ser un ejemplo, porque es una actividad de alta tensión, pero lo que no debe ser es un mal ejemplo.
Serge ha vuelto a caer en su propia trampa, la trampa de su ego molesto y dispuesto a saltar ante todo aquel que ose entrar en su terreno, en un deporte de tanto contacto, de tanta tensión, éste era un partido más de liga regular, pero llegarán los playoffs y los partidos en los que se va a saco y es aún más importante saber competir sin echarte a perder y perjudicar a tu equipo.
Tiene ahora Ibaka a su lado a un amigo y compañero, y tiene al seleccionador español en su cuerpo técnico. No cabe duda de que no puede estar mejor acompañado, y quizá el destino haya querido que Marc Gasol llegue en el mejor momento a los Raptors. Marc puede enfadarse también pero es un jugador que suele actuar bajo control, precisamente su autocontrol es algo que puede ayudar a Ibaka.