Reconstruyendo los Lakers
No hay nada más peligroso para un equipo grande que la bisoñez o desconocimiento en la mesa de operaciones deportivas. Si a eso se añade la precariedad en la cadena de mando o inexperiencia en la jefatura del equipo, o confusión en los roles en la organización, el resultado es un fracaso tras otro en un equipo no puede esperar. Los Lakers no pueden esperar, por eso contrataron a Lebron James, por eso quisieron que Magic Johnson atrajera grandes jugadores, o que Rob Pelinka fuera ese ejecutivo conseguidor. Los aficionados púrpura y oro, que los hay en todo el mundo, llevan mal la espera, pueden soportar un año malo, pero no una eternidad.
Cualquier equipo bañado en oro como la histórica franquicia de Los Ángeles Lakers , segunda con más anillos de la NBA sólo uno por debajo de los Boston Celtics, trata de coser proyectos año tras año en la provisionalidad y la confusión, proyectos que se resquebrajan en cuanto se estira un poco la tela, basta que dos tiren cada uno por su lado para que el traje se rompa. Así es imposible. Cuando no la propiedad son los ejecutivos, Magic Johnson y Rob Pelinka no parecieron congeniar y Magic acusó al segundo de rajarle a sus espaldas y tener el enemigo en casa por lo que se fue a su casa. Magic sin embargo no ha dudado en felicitar a Pelinka tras el fichaje de Anthony Davis, y con este nombre empieza la nueva historia de los Lakers tras el primer año de la era Lebron James. Parece que con el ambiente algo menos agitado, la operación reconstrucción sigue su curso.
Muy pocos entendieron desde un punto de vista deportivo la tercera decisión crucial en la carrera de Lebron, tomada por el jugador más grande de la NBA de los últimos años. Sólo desde el punto de vista personal y empresarial se podía entender su salto a Los Ángeles, por más que se hubiera estrellado en las últimas finales ante los Warriors con Cleveland, la pregunta viendo lo ocurrido este año es simple: ¿Tendría otro anillo de haberse haberse quedado, y ante unos Warriors rotos?
El baloncesto ficción es un ejercicio inútil, sí, pero no es menos cierto que de haberse quedado en Cleveland tratando de potenciar el equipo seguramente hubiera estado en disposición de seguir peleando anillos. Pero en sus ciclos de cuatro años, Lebron tomó una decisión tan inteligente empresarialmente hablando pensnado en sus proyectos, película incluida, como valiente/arriesgada desde el punto de vista deportivo. Era llegar a un equipo en el que te exigen el anillo pero sin tener el potencial suficiente para conseguirlo. Lebron llegó esperando mejores jugadores que se añadieran al proyecto, pero no llegaron, con ese fiasco Davis en Febrero y para colmo él se había lesionado, de lo contrario posiblemente los Lakers hubieran disputado playoffs. Lo cierto es que Lebron no puede estar en un equipo para ver qué pasa, para reconstruir con jóvenes e ir creciendo, no tiene tiempo, a sus 34 años Lebron debe dar los mejores años que le queden para conseguir más anillos, para disputar finales.
Anthony Davis al fin está en el barco de Lebron, los Lakers han sacrificado juventud, Ingram, Hart y Lonzo Ball, rondas de Draft, por un presente ansioso, porque ni Lebron puede esperar ni mucho menos los Lakers. Pero estos dos grandes jugadores no bastan, los Lakers han conseguido quedarse con Kuzma el otro gran talento joven y que puede ser un jugador determinante como parte de una segunda unidad que mantenga al equipo en los partidos. Porque si algo necesitan los Lakers es seguir reforzando el quinteto, necesitan más puntos, un buen base anotador y otro alero con puntos. Soñaron con Kyrie Irving después del arrepentimiento de éste y su proximidad a Lebron, pero la cuestión no es sólo deportiva, es numérica, hay que cuadrar números y los jugadores que se sumen al proyecto deben asumir que los mejor pagados serán las dos estrellas actuales de los Lakers. Es el eterno dilema del jugador, equipo para ganar o contrato para ganar. A veces ambas cosas van juntas, pero hay momentos en los que un jugador debe sacrificar ciertos millones para formar parte de un proyecto ganador.
Kemba Walker y Jimmy Butler son los otros dos cracks que se han vinculado a los Lakers en las últimas horas. Kemba sería ese base anotador, un jugador con una clase tremenda, fiable en el tiro y con una gran clase para penetrar. Butler un jugador muy completo para ayudar a Lebron con puntos y trabajo en los dos lados de la cancha.
Reconstruir los Lakers no tiene que ver con reconstruir con cualquier otro equipo, no hay tiempo para crecer vía Draft, o no al menos en estos Lakers que llevan años sin playoffs y sin ser un equipo protagonista de la NBA. Así que sus movimientos sólo pueden ser cortoplacistas y con la mayor habilidad para convencer a los jugadores que va a ofrecer el mercado en este verano movido. Los Warriors han hincado la rodilla no por mala gestión ni por lucha de egos ni por falta de hambre, sino por algo mucho más incontrolable y que es una de las leyes del deporte, las lesiones. Con los Warriors resquebrajados por un tiempo, ya que son lesiones de larga duración las de Kevin Durant y Klay Thompson, las dudas en el proyecto de Houston, los Lakers se apuran, las prisas que ya había en la franquicia se han convertido ansia por conseguir montar un equipazo para pelear por el anillo la próxima temporada.