La NBA se la juega en China - Con Basket si hay paraíso

La NBA se la juega en China

La vieja elección una vez más: cartera o principios. Existe desde que el ser humano tiene conciencia ética y cree que no todo vale para conseguir progreso y éxito, trata de hacer fortuna bajo los límites de la ley y parámetros éticos básicos. Hay quien no lo hace y acaba pagando las consecuencias ante la ley, y hay quien no lo hace y no paga ante un tribunal pero paga ante la sociedad su mezquindad.

Ante esta misma diatriba se encuentra el negocio global del deporte (y la NBA es el ejemplo más claro), cuando tu mercado es todo el mundo, y en ese todo el mundo están incluidos regímenes no democráticos o que viven ajenos aún a los niveles éticos de igualdad propios de nuestro tiempo y respeto a los derechos humanos. La NBA se ha expandido en las últimas décadas en un gigante como China, uno de sus grandes mercados, un país en el que se estima 500 millones de personas siguen las retransmisiones de la NBA. Pero el conflicto de Hong-Kong ha acabado salpicando a la NBA por un tuit del Manager General de Houston Rockets, Daryl Morey, pidiendo libertad y apoyo para Hong Kong.

El malestar en China es tan alto que algunas empresas han retirado su apoyo a los Houston Rockets, precisamente el equipo de más impacto en el país por la figura de Yao Ming, el gigante que en la primera década del siglo fue el gran icono del chino de la NBA y que abrió el camino para la mejor liga del mundo en aquel país. Está claro que Morey ha tocado la moral no sólo del gobierno chino sino la sensibilidad nacional, porque la reacción empresarial china ha sido furibunda, se ha dejado de ver a los Rockets y peligran algunos contratos.

Estamos hablando de un gran mercado, de un gran negocio para la NBA, esto coloca en una situación delicada a la liga. ¿Desautoriza a Morey para conciliarse con China o apela a los derechos humanos y los valores progresistas y de igualdad que propugna la NBA y por tanto arropa a Morey, a la vez pierde el mercado chino? Cartera o principios. ¿Y si fuera posible combinar ambas cosas? es lo ideal para una gran liga que vive de su gran mercado global, de sus millonarios ingresos (y China tiene una fuerza indiscutible), pero a la vez pretende ser un modelo de valores, que ha luchado por la igualdad de los afroamericanos, que ha apoyado la libertad de opinión, la libertad sexual, que fue capaz de retirar un All Star de Carolina del Norte por una ley homófoba, que fue capaz de provocar la marcha de la liga de todo un propietario, Sterlin de los Clippers, por su lenguaje ofensivo hacia los afroamericanos. En suma, una liga que demuestra con hechos y no sólo palabras vacías que su imagen y su mensaje importan, y mucho.

Cómo combinar cartera y principios. Es la cuestión. En casos de regímenes no democráticos exige altas dosis de diplomacia, empatía, mano izquierda, habilidad para mantener a salvo el negocio sin ser cómplice de posiciones indefendibles. Todo eso parece reunir la persona de Adam Silver, no me pregunten por qué pero lo que transmite el comisionado de la NBA es capacidad natural diplomática, capacidad como bombero para apagar incendios incluso tan colosales como éste. Silver no ha querido desautorizar a Morey porque defiende la libertad de expresión; difícilmente podría mantener que la NBA defiende las libertades y los derechos humanos si no permite que un miembro de la liga exprese su opinión, aunque en esta ocasión dicha opinión haya metido a la NBA en un buen lío.

Por otro lado, ¿tiene razón Morey? nadie quiere ver acciones de violencia, nadie quiere que no se respete a las personas, pero eso no legitima a una multitud, porque las cosas no se imponen por la vía de la fuerza ni de los hechos consumados. Entender un conflicto nacional o de una ciudad autónoma como es este caso no es tan sencillo, también hay miles de personas que defienden el régimen chino y están contra los que se manifiestan en Hong-Kong. ¿Entendemos nosotros realmente lo que está pasando en el caso de Hong-Kong?

Asistimos con gran interés al desempeño que muestre de ahora en adelante Silver para reconducir esta crisis que amenaza los ingresos y visibilidad de la NBA en el gigante asiático. Es una diatriba en todo caso con la que se encuentran todos los negocios deportivos del mundo. Tenemos nuestro ejemplo, la Supercopa de fútbol. ¿Debe ir a Arabia Saudí? un país en el que hasta esta temporada las mujeres tenían prohibida la entrada a los estadios, entre otras muchas cuestiones de un país no democrático. Desde esta temporada las mujeres pueden entrar pero acompañadas por un hombre de su familia. Pero es un país con dinero, allí hay negocio. No hablemos ya del reciente mundial de atletismo en Doha, Catar, o del próximo de fútbol. El dinero lleva hasta allí, impensable hace unos años, estas grandes competiciones; por qué sino el dinero están allí profesionales del fútbol como Xavi Hernández, quien se permite comparar un país democrático y garantista de libertades y derechos como es España, su país, con un régimen no democrático como Catar, una opinión cómica que viene motivada todos sabemos por qué, una bonita cuenta bancaria mezclada con ese virus contagioso que es el nacionalismo.

Los principios éticos desaconsejarían cualquier incursión en países de estas características para llevar el deporte, de alguna forma se legitima el régimen, se blanquea, como si la situación fuera normal. Pero tal vez no es así como ha de plantearse la cuestión. Si el deporte no se permitiera llegar a donde no llega la política, decenas de países de todo el mundo que no garantizan derechos humanos no habrían podido participar en competición deportiva alguna, ni en Juegos Olímpicos, donde ha habido exclusiones contadas con los dedos de la mano por ejemplo. Dirán que es por la fuerza del dinero y tendrán razón también, pero no es menos cierto que el deporte es un herramienta que puede ser más poderosa que la política. Ahora que está tan de actualidad, a España no hubiera debido venir nadie pues a competir durante su dictadura, Argentina y el triste mundial del 78 en plena dictadura sangrienta… los ejemplos son miles. Es obvio que hay una línea roja que no se puede pasar, jugar junto a un lugar de tortura y asesinato es un drama moral inaceptable Pero el deporte tiene una capacidad para llevar aire fresco a muchos rincones del mundo.

Es sólo un juego, el deporte no decide leyes, pero sí puede cambiar el mundo. Lo descubrió Nelson Mandela, un visionario que tuvo la capacidad de proyectar cuál iba a ser el camino para la reconciliación nacional, la integración de negros y blancos y la formación de una identidad nacional, Sudáfrica, al que defendieran todos por igual. Si, todos por igual, los negros también, en ese mismo país con el que no podían identificarse porque les habían considerado ciudadanos de segunda categoría.

Mandela vio en el deporte y en concreto en el rugby con motivo del Mundial que se disputaba en su país una gran oportunidad de reconciliación, un punto de partida para construir un país sobre las cenizas del apartheid. Y ése fue el camino hacia la libertad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *