Parker y el trío de leyenda de San Antonio
Hubo un tiempo en el que les identificábamos más por los rostros que por la camiseta, cuando reconoces a un equipo con un solo vistazo significa que ha habido continuidad. En un mundo cada vez más cambiante, con equipos transformándose constantemente, en especial en los últimos tiempos con el golpazo salarial y un mercado loco, la continuidad en los equipos NBA ha brillado por su ausencia.
Lo que en sí mismo no es negativo, porque asistimos al campeonato más imprevisible de los últimos años y abierto a todas las posibilidades, es cierto que el deporte también necesita continuidad y que ciertos jugadores sean el alma de un equipo, son los dioses de la tribu. Esa continuidad temporal es lo que tuvieron los San Antonio Spurs, un equipo atípico de la NBA que hoy no juega descaradamente al triple, pero que sobre todo ha sido protagonista permanente de los últimos 20 años en la NBA desde la continuidad. Bajo el mando de un entrenador único, en todos los sentidos del término, en la ciudad texana se moldeó un equipo que iba cambiando en el tiempo de manera sostenible sujeto a la estructura de un trío de leyenda. Toni Parker, Manu Ginóbili y Tim Duncan fueron el big three de los Spurs durante 15 años, lograron juntos cuatro anillos, pero tan impresionante como el éxito conseguido es la extensión en el tiempo para conseguirlo, el tiempo que estuvieron juntos. No es propio del deporte de hoy.
Mientras ellos jugaban con los Spurs el mundo fue cambiando, proyectos como éste no existen en el deporte de hoy, porque nadie aguanta tanto tiempo en un mismo sitio, sólo uno ya es difícil como para pensar en tres. Tampoco es fácil encontrar técnicos que lleven más de 20 años en un mismo equipo. Los Warriors han formado por ejemplo uno de los equipos más impresionantes de la historia y la dinastía ha durado un lustro. Ni los Celtics ni los Lakers los dos equipos de leyenda, tuvieron dinastías tan longevas, ni Michael Jordan aguantó tantos años en su equipo, Chicago Bulls.
Cuál es el pegamento de un equipo, qué hace que un grupo no se rompa a pesar de las tensiones del día a día, de cada partido, de cada entrenamiento, de cada viaje. Más de 1000 partidos juntos, el trío con más victorias de la historia de la NBA, más de 700, cómo se aguanta algo así. ¿Tiene acaso que ver con sentido de pertenencia? ¿la consideración de familia deportiva? sólo con vínculos personales-deportivos fuertes es posible mantener un equipo unido.
En realidad no se trataría de mantenerlo tanto como de que las piezas quieran seguir unidas. No es posible mantener un equipo unido si sus miembros no consideran que es allí donde quieren estar, si no consideran a su compañero como algo más que un compañero de equipo, sino sienten que al lado de ese jefe aprenden algo cada día, son mejores deportistas y algo de él les llega a lo más produndo de su alma.
El último en ser homenajeado tras la retirada del gran trío ha sido Tony Parker, cuya camiseta con el dorsal 9 ya cuelga del AT&T Center de San Antonio (Texas), ante la atenta mirada no sólo del base francés y su familia sino de sus grandes compañeros, Tim Duncan y Manu Ginóbili, el técnico Gregg Popovich, la leyenda David Robinson y su compañero compatriota Boris Diaw. Ningún vídeo de cinco, diez o 30 minutos es capaz de hacer justicia o recoger lo que el paso de determinados jugadores ha supuesto para un equipo y sus aficionados. La emoción y la nostalgia embarga en estos tributos tan bien organizados en la NBA a los jugadores y en especial a los aficionados.
Cuando alguien forma parte de tu familia es muy difícil dejar de verle, o separarte de él, cuando alguien ha formado parte de tu historia emocional como espectador de un deporte es muy difícil renunciar a dejar de verle. Es el deporte y es la vida.
El acto rindió honores a una leyenda, nuestro viejo Tony Parker, tantas veces rival de España, tantas veces derrotado por los nuestros pero sobre todo admirado por todos. Un tipo siempre dispuesto a una sonrisa, un gran director de juego, gran visión, gran capacidad anotadora y muy difícil de parar en penetración. Jugó siempre mucho más con la sutileza y la picardía que la fortaleza, flexible hasta lo inimaginable, capaz de sacar tiros o bandejas de donde no había nada.
Parker se rindió a Popovich en su homenaje y retirada de camiseta, aun asumiendo lo que detesta el técnico que hablen de él, así se lo dijo en la ceremonia, pero le hizo saber (seguro que ya lo sabía) lo importante que había sido en su vida personal y deportiva. «Me diste la oportunidad cuando no había bases europeos en la NBA» le dijo el francés a su técnico. Parker, Nash y Calderón son los bases extranjeros con más temporadas en la NBA, ahí queda eso José. Popovich le pidió perdón por haber exprimido tanto en lo físico como en lo mental durante tantos años entre la hilaridad general y las risas de Parker. Ginóbili recordó que jamás discutió con él en 15 años.
Sí, ellos fueron los San Antonio Spurs, uno de los equipos más rocosos, tácticos, generosos, reconocibles, brillantes que ha tenido la NBA en los últimos 20 años, y durante mucho tiempo a nadie le hizo falta preguntar quiénes eran los de negro,blanco, gris o incluso militar que estaban en la cancha, bastaba verles a ellos. Un francés, un argentino y un virgenense (Islas Vírgenes) formaron el mejor trío de la historia de Estados Unidos, de la mejor liga del mundo, y bajo la tutela de un técnico estadounidense de origen serbio. Cuál es sino la fórmula de los mejores equipos, lo mejor de cada casa al servicio de un proyecto común.