El día en el que Doncic conquistó México
Casualmente la NBA ha llevado a México, uno de sus destinos internacionales cuando saca su producto a pasear, un partido de Dallas Mavericks ante Detroit Pistons. Casualmente ocurren muchas casualidades que diría Groucho Marx, pero sabemos que ésta no es una de ellas, sino algo fruto de la visión estratégica de una liga que no es perfecta pero que piensa en serlo, que piensa en cómo ser mejor y tratar de exportar su producto.
No sólo se han llevado al país vecino al jugador del momento, Luka Doncic, sino que ese jugador es un esloveno hispano, un tipo crecido en Madrid y la cantera del Real Madrid y hecho completamente a nosotros, los madridistas dicen «uno de los nuestros» y los que no lo son le ven como un amigo cercano, alguien a quien han visto crecer en nuestro país y asombrar desde muy joven como lo hace ahora en la NBA. Antes del partido en el que ha anotado su segundo triple-doble de 40 puntos o más de esta temporada, Doncic ha sido el encargado de abrir el espectáculo dirigiéndose al público en español. Como queda dicho, las casualidades no existen en la NBA.
Doncic ha empezado hablando al público en su idioma y ha acabado el partido escuchando gritos de MVP,MVP del público de Ciudad de México. En medio una nueva exhibición de un jugador que agota calificativos, definiciones, comentarios. Sencillamente, el debate en Doncic no está en el presente, el presente sí es la manera de disfrutarlo, sino en el futuro. Es decir, qué llegará a ser Luka Doncic en la historia de la NBA. El presente es nuestra conexión con él, la forma de disfrutar a un jugador que ha conseguido rescatar la NBA del olvido a muchos aficionados en España, que ahora siguen la competición con interés por ver lo que está haciendo el esloveno, sin contar con la habitual legión de seguidores que tiene la NBA en nuestro país. Doncic ha sido la mejor campaña de captación de la NBA en España y Europa seguramente, y ahora también lo ha sido en México. Además de sus 41 puntos 12 rebotes y 11 asistencias, de facilitar a Porzingis canastas colosales y de evitar defensas sin aparente esfuerzo, Doncic ha tenido la ocurrencia de homenajear a Wade y Lebron al dejarle un alley-hoop a Porzingis y extender los brazos sin mirar la canasta imitando aquella icónica imagen de los dos ex-compañeros de Miami. Está claro que Doncic consumió mucha NBA antes de cruzar el Atlántico. Es como si lo tuviera todo en la cabeza.
El debate está en quién será Doncic porque el presente es un despliegue como nunca se había visto de un chico de 20 años, un fenómeno fuera de toda discusión, que domina todas las facetas del juego y que piensa como un veterano, como si tuviera incorporadas a su disco duro miles y miles de horas de juego que pueda atesorar un jugador de 35 años, por ejemplo. Doncic parece llevar toda esa información de serie, como si le hubieran fabricado así. Es algo que está al alcance de superdotados.
Juntos a su cerebro privilegiado están sus aptitudes físicas, técnicas y tácticas. Su físico es más duro que cuando estaba en el Real Madrid, se le ve más ancho, hombros fuertes y cuerpo preparado para aguantar el contacto. Domina los tiempos, el juego de engaños, la finta es un arte en su caso, y su aceleración descarta cualquier insinuación de lentitud en su juego, su fiabilidad en el tiro cada con más paso al lado o atrás es muy alta, más allá de noches mejores que otras en el porcentaje de tres.
Doncic ha ofrecido un recital en México, ha conseguido el mejor resultado de un jugador de la NBA en un escenario internacional y ha hecho lo que ni Lebron James había hecho con menos de 21 años, dos triples-dobles ya de +40 puntos, por uno de Lebron a su edad. Pero para medir la grandeza de un genio precoz habrá que buscar respuestas en el futuro. Dallas Mavericks le eligió para liderar su reconstrucción. La franquicia de Mark Cuban ya había demostrado tener valentía para apostar por un europeo para ello con Dirk Nowitzki y no le fue nada mal, tampoco le va mal ahora. Doncic lidera un equipo que juega bien y que debe volver a playoff.
En la post-temporada será ocasión para ver el desarrollo del juego de los Mavs y el desempeño de Doncic en un nuevo escenario. Ya no será jugar por placer tan solo, entonces serán partidos que superarán lo que él había conocido en la Euroliga por lo que se enfrentará a territorio desconocido, que nadie duda que gestionará con gran aprendizaje. Hasta dónde será capaz de llegar este año es otra cosa.
El futuro en todo caso nos dará respuestas sobre la grandeza del palmarés que pueda conseguir uno de los mejores jugadores de la liga, que ya lo es. Se le medirá por lo que conquiste, por más números inmensos que acumule. Lo más sorprendente de todo es que el impacto de Doncic antes de ir a la NBA ya se intuía, pero no quizá tan pronto, ésa es la principal grandeza de lo que está haciendo el fenómeno de Ljubljana.