Marc Gasol, el hombre que siempre estuvo allí
Nadie en su sano juicio justificaría los 25.5 millones de dólares que cobra este año Marc Gasol en Toronto Raptors por un jugador que promedia en la NBA 6.3 puntos, 6.3 rebotes, 3.5 asistencias por partido. Son números de jugador residual en una liga tan densa de cifras espectaculares, anotaciones cósmicas y reino de triples-dobles. Jugadores con mucha capacidad para anotar, con mucha capacidad atlética para rebotear, para robar o taponar, y también visión de juego para asistir.
En una liga que presume de números cada noche, Marc Gasol no aparece por ningún lado. Pero casualmente Marc Gasol dio la victoria a los Raptors en el último partido, en la sufrida victoria ante Chicago Bulls. Y no lo hizo con una canasta, no lo hizo con un palmeo, ni tan siquiera con una asistencia. Su acción “clutch”(como dicen allí) decisiva fue un tapón. Markkanen se estrelló en el pívot bicampeón del mundo cuando lo tenía todo para ganar ante el aro. No en la casa de Marc Gasol. Podría haber sucedido cualquier cosa, podría haber sido tapón ilegal, podría haber sido falta de Marc, podría haber sido canasta. Pero lo que sucedió fue otra cosa vital para los de Canadá, un tapón que certificaba el triunfo Raptor.
Curiosamente, Marc Gasol siempre está allí aunque no se le vea. Y es difícil no ver a un grandullón como él, pero su paso por el juego es vital para que exista el juego, pero parece que no hace nada. Postea, piensa en la cabeza de la bombilla, pasa, alguna vez tira, coge sus rebotes, tira algún triple, tres por partido. Si se mira en términos cuantitativos Marc Gasol parece insustancial. Claro que no es eso lo que dirán las estadísticas avanzadas que miden el impacto de un jugador. Marc Gasol es uno de los jugadores que menos puntos permiten en la pintura con él en cancha, es uno de los jugadores que más fallos provoca del contrario.
Nadie en su sano juicio entendería tampoco el éxito del actual campeón de la NBA sin Marc Gasol. Fue el estilete ofensivo Kawhi Leonard, nadie lo duda, el líder silencioso que siempre apareció en los momentos importantes, el jugador total que sumaba en los dos lados de la pista. Toronto fue un equipo compacto y se encontró un accidente también, las lesiones de Durant y Thomphson de los Warriors en la gran final. Y los accidentes forman parte de la historia del deporte, nadie puede decir qué hubiera pasado con los Warriors al completo, pero que lesiones de jugadores tan importantes son decisivas no hay duda.
Pero lo que explica el triunfo de Toronto ayer, hoy y mañana es el sólido cimiento que sujeta a ese equipo, Marc Gasol, porque él es el pegamento que une todo, en defensa y en ataque. Marc Gasol no juega con las cifras, juega al baloncesto. Y si se busca una definición de qué es jugar a baloncesto no hay como fijarse en el mediano de los Gasol. Hace que las cosas funcionen. Porque en defensa corrige, porque su ordenador de a bordo interpreta las amenazas igual que en ataque busca los caminos. Si Toronto es fluido es porque la mayoría de balones entran en contacto en algún momento con Marc. A veces es una asistencia, a veces es su movimiento para que el balón le llegue y él enviar la pelota a la mejor posición. Marc Gasol es capaz de anotar, ya ha demostrado suficientemente en su carrera que es una amenaza tanto en la pintura como desde fuera, pero no está siendo su función en Toronto. Aun así cerrarse sobre él no mejora las cosas para el equipo defensor porque Marc sabrá dónde mandar el balón aunque a veces sea un toque ligero, otras doblar un balón, otras meterlo dentro.
No se sabe de qué será capaz Toronto este año con una pérdida tan grande como Kawhi, ahora mismo quintos del Este, un equipo que no obstante ha encontrado en Paskal Siakam un relevo de Kawhi, salvando diferencias, por su despliegue ofensivo y defensivo; es posible que Marc Gasol en algún momento asuma más responsabilidad ofensiva, pero por lo pronto es la piedra filosofal de los Raptors, el cerebro del equipo.
Marc Gasol pasó abruptamente de ser el hombre-equipo, sobre el que recaía la responsabilidad en una franquicia como Memphis, a ser un actor secundario si hablamos de anotación en un equipo que peleaba por el anillo. No hubo dudas al respecto, Marc llegó para trabajar y ayudar a ser más consistente a un equipo que en los momentos de la verdad siempre caía, y que contaba al fin con un jugador llamado para esas grandes citas, como Kawhi Leonard, quien fue, ganó y se marchó.
Aquella apuesta a un todo o nada pareció una locura, pero gracias a esa operación Toronto consiguió el primer anillo de la NBA para la ciudad y para Canadá, y Marc Gasol estuvo allí, siempre estuvo allí.