COLECCIONAR PREOCUPACIONES
Irina Galera
Ganadora de la X edición
www.excelencialiteraria.com
Me encanta leer libros de auto-ayuda que prometen darte respuesta a todos los baches que pueden asaltarnos en el camino. Llevan años de moda y, por ende, se encuentran a raudales en las librerías, con títulos que incluyen palabras atrayentes como: éxito, superación, potencial, sobreponerse o felicidad. Me gustaría compartir con los lectores algunas de las conclusiones a las que he llegado al consumir este estilo de literatura:
—La idea general es que preocuparse es necesario pero no imprescindible.
Nos preocupamos cuando hay algún problema por resolver, alguna dificultad por sortear, pero muchas veces nos preocupamos por tonterías. ¿Será que estoy achacando a los demás lo que me sucede a mí? Ya lo dice el refrán: «cree el ladrón que todos son de su condición». Fuera de condiciones, ya seamos ladrones o víctimas, las preocupaciones que realmente merecen nuestros desvelos son pocas. Así que no compensa perder el sueño por cuestiones como la opinión de los demás o los enigmas del futuro. Lo que tenga que llegar, llegará. Y lo que tenga que irse, se irá. Acumular pensamientos negativos nos perjudica. Más vale, entonces, coleccionar algas marinas, relojes, bolígrafos, cuadros o latas de conservas.
Vivir anticipándose a los acontecimientos nos impide disfrutar del presente. Cuando echamos una dosis de carpe diema la vida, sabe mejor. Por eso quien disfruta del momento suele usar el sentido del humor y, a menudo, conoce las claves de una existencia feliz. No es aconsejable esperar a que nos lleguen acontecimientos positivos para reírnos a rienda suelta, ya que la euforia es pasajera. Más vale que nos divirtamos con el ocio al que podemos acceder diariamente, tomando también otro refrán: «más vale pájaro en mano que ciento volando».
Para alcanzar la paz no hace falta ir subiendo la escala de meditación budista, hasta trascender y separarse de todo lo mundano. Apartemos de nuestra cabeza lo incontrolable, no nos frustremos por lo que se escapa a nuestro control. Si no creemos que los caminos torcidos también pueden llevarnos al destino correcto, busquémonos una brújula mejor que un manual de autoayuda.