Sembrad a manos llenas el amor a la vida
El 8 de Octubre de 1994, Juan Pablo II en el Encuentro Mundial de la Familia, decía: “Estamos persuadidos de que la sociedad no puede prescindir de la institución familiar por la simple razón de que la sociedad misma nace en las familias y tiene su consistencia en las familias. ¡Queridos padres! La comunión del hombre y de la mujer en el matrimonio responde a las exigencias de la naturaleza humana. La gracia del matrimonio ha derramado una oleada fresca y poderosa de amor sobrenatural en nuestros corazones; es una realidad sobrenatural que os ayuda a santificar las alegrías, afrontar las dificultades y los sufrimientos, a superar las crisis y los momentos de cansancio. En una palabra, es para vosotros fuente de santificación y fuerza de entrega. Sed artífices de la cultura de la vida y de la civilización del amor. Tratad de serlo sobre todo en la educación…. En la Iglesia y en la sociedad esta es la hora de la familia frente algunos intentos de torcer el significado de la familia privándola de la referencia natural al matrimonio….”
Juan Pablo terminaba diciendo: “A la Familia de Nazaret encomiendo las familias del mundo, que sobre todas vele María con su mirada materna, para que una generación de nuevas familias, enriquecidas por el espíritu de Dios, acelere la llegada de la civilización del amor, tan necesaria y deseada, a la vez que la humanidad se prepara a pasar el umbral del tercer milenio Cristiano.”