La espada de Damocles
Amenaza a toda la humanidad. En algunos continentes, por la hambruna y la sequía, mueren millones de niños que entierran sus madres llorando sobre sus tumbas. Millones de seres humanos huyen hacía otros países que cierran sus fronteras porque no los pueden acoger. Son enormes campamentos de la miseria.
La guerra sigue amenazando con cuchillos afilados en forma de misiles que cruzan el espacio. Corea del Norte sobrevuela Japón amenazante. EEUU y los países de la OTAN preparan sus defensas enviando submarinos a las costas de Ucrania.
La guerra sigue. Putin busca aliados. En Rusia los jóvenes son obligados a ir al frente. Las protestas se extienden hasta Kazajistán. Las represalias contra los que protestan en contra de la guerra son duras. Las cárceles están llenas y el pueblo empieza a pasar hambre.
Ucrania libera la zona de ocupación por los rusos. Se produce una explosión en el puente de Kerch, símbolo de la anexión de Crimea por Rusia y que con tanto orgullo Putin había inaugurado en 2019. Rusia no tarda en bombardear sin piedad Ucrania en represalia.
Todos estos conflictos repercuten en el coste de la vida, sube la luz, la gasolina y los cereales para el ganado, los productos de primera necesidad y aumentan las colas del hambre.
El Papa, en la plegaria del Ángelus, en la plaza de San Pedro, envía un mensaje a Vladimir Putin suplicándole que cese la “espiral de violencia y de muerte” en Ucrania, rechazando también las anexiones de territorios por considerarlas “contrarias al derecho internacional” lo cual, sigue diciendo, aumenta el riesgo de una escalada nuclear y hace temer consecuencias incontrolables y catastróficas a nivel mundial. Manda también un mensaje a Zelenski, el presidente de Ucrania, pidiéndole que “esté abierto a propuestas de paz serias.”
Mientras tanto, en Canarias se prevé un invierno con las playas llenas de europeos del norte que llegarán a disfrutar de un invierno cálido y evitar el pago de sus calefacciones.