Y tú ¿quién eres? Descúbrelo con la ventana de Johari
La ventana que te enseña a abrirte al mundo, ¿dónde está? ¿Dónde tengo que ir para encontrar la ventana de Johari?
Si quieres verla, te toca viajar. Realmente es un paseo pero tienes que dedicarle tiempo y compromiso. Es un recorrido en el que vas a encontrar alguna piedra que otra, no te lo niego, pero también va a permitirte conocerte mejor y saber qué piensan los demás de ti.
La ventana de Johari y el reto de conocerte, re-conocerte y quizá, descubrirte está al alcance de tu mano pero, eso sí, es imposible que la encuentres solo. Es un camino que obligatoriamente tienes que hacer acompañado.
Los autores de esta herramienta son Joseph Luft y Harry Ingham. Dicen que Johari, es el resultado de unir las primeras letras de sus nombres Jo-Ha
¿Esto de qué va?
Va de mejorar el tipo de relación que estableces con los demás y cómo fluye, o no, la información que tú das y la que recibes. ¿Cómo?
Se analiza cuánto muestras a los demás, es decir, tu grado de exposición (el YO). Y cuánto aceptas lo que dicen los demás de ti, es decir, la retroalimentación -feedback- (LOS DEMÁS).
Esta herramienta puede ser el punto de partida para crear tu estrategia de marca personal y conocer qué es lo que te hace distinto a los demás, lo que marca tu diferencia con respecto al resto. ¿Dónde puedo aportar valor? La ventana de Johari te responde. Si quieres influir necesitas conocerte, saber gestionarte y trabajar en tu diferencia para alcanzar la excelencia.
Si te tomas en serio esta herramienta podrás comunicarte mejor, si es que lo necesitas, y también serás consciente de la diferencia que hay entre cómo te ves y cómo te ven.
Lo importante es analizarse pero… ¡Cuidado! Reflexionar únicamente sobre quién crees que eres no es suficiente. La comunicación y las relaciones personales son fundamentales a la hora de descubrirse a uno mismo. Así que, tienes que ponerle ganas y tener en cuenta que todas las personas que te ayuden a configurar tu ventana deben ser sinceras. ¡Obligatorio aceptar críticas!
Tu ventana tiene cuatro cristales, zonas o áreas que son dinámicas (aumentan y disminuye en función del momento que atraviesas. Todo puede influir en que una zona sea mayor o menor que otra) y dependientes (el cambio en una repercute en otra/s)
¿Te enganchas al reto?
1.YO Y LOS DEMÁS: Área Pública o libre
Todo lo que comunicas. La información que compartes consciente y libremente: experiencias, ideas, gustos… La parte de ti que los demás también ven. Incluye todo lo que conocemos de nosotros mismos y lo que los demás conocen de nosotros. En esta zona la comunicación entre emisor y receptor es libre.
Este área se va ampliando si compartes más información de ti, si pones energía en mejorar tus habilidades sociales y trabajas en reducir las otras tres zonas.
2. YO: Área oculta o secreta
Zona Privada. Información personal. Aquello que conscientemente no quieres compartir y además te esfuerzas en que sea así. Podríamos definir este área como las cosas que sé de mí y quiero ocultar. La parte de mi que yo conozco y no conocen los demás. Zona que tú controlas.
Es necesario reducir este área pero tampoco tienes se trata de que reveles todo sobre ti.
Revisa las cosas que no estás mostrando. ¿Te estás limitando en algo? ¿Es absolutamente necesario guardar esos secretos? Muchas veces creemos que si desvelamos nuestros sentimientos nos van a juzgar pero… Si no los compartes ¿cómo lo sabes? Comienza a compartir información relevante acerca de ti. Tu pones el límite, claro está, pero recuerda: cuanto más te expongas y más capaz seas de aceptar lo que te dicen, mayor conocimiento tendrás de ti mismo.
3. LOS DEMÁS: Área ciega:
¿Qué impresión causo? ¡Cuántas veces comunicas y no te das cuenta! Es la información que los demás tienen de ti pero no te cuentan. Lo que otros ven de ti y tú no ves. Parte no conocida por ti y sí por los demás. Zona que controlan los demás. Estamos en un terreno que puede ser peligroso. Lo que digan de ti puede sorprenderte e incluso no gustarte. No te resistas, no te pongas a la defensiva.
El secreto para que este área sea más pequeña reside en el feedback. Debes estar y ser receptivo. Pide información a las personas cercanas, deja que te digan la verdad de lo que piensan, sé humilde, acéptalo. Puede que este ejercicio te haga daño pero es esencial para el medio-largo plazo. El reto está en poder pasar al área pública la información que reside en esta zona. Si lo consigues tendrás mayor control sobre ti.
4. NI YO NI LOS DEMÁS: Área desconocida
El misterio. El inconsciente. Esa parte que los demás no conocen de ti pero tú tampoco. Un cristal en el que podrían situarse las creencias: esas ideas que calan en nosotros desde niños y que van haciendo mella. Una ventana de miedos desconocidos. Pero también puede ser ese talento que aún no has descubierto o esa forma de actuar frente a algo a lo que todavía no te has enfrentado.
Los cambios en este área se darán siempre y cuando reflexiones sobre quien eres, aceptes la información que te dan, y establezcas un clima de confianza entre quienes te rodean. Es decir, trabaja las áreas anteriores.
¿Recuerdas a Ignacio Echevarría? Sí, el héroe del monopatín. El joven, que se vio envuelto en un atentado en Londres, reaccionó intentando evitar más muertes sin pensar en que podía perder su vida. ¿Sabía que iba a comportarse así?
Y ahora ¿cómo construyo mi ventana de Johari?
Primer paso: los autores proponen que hagas un lista de al menos 30 adjetivos relacionados con la personalidad.
Segundo paso: acércate a las personas que te conocen y pídeles que escojan 10 adjetivos que te definan de esa lista que tú has elaborado.
Tecer paso: elige los 10 adjetivos que te representen.
Y ahora Comienza a dibujar tu ventana de Johari:
- En el área pública: los adjetivos que tú crees que te definen y que también, al menos una de las personas que has elegido, cree que te representan
- En el área ciega: los adjetivos que otros han identificado en ti y tú no
- En el área oculta: los adjetivos que tú has enumerado pero que los demás no han elegido
- En el área desconocida: resto de adjetivos
Cuarto paso: con toda la información, te toca reflexionar y por supuesto, ponerte a trabajar.
Puedes saber donde está tu potencial, tu valor, si cruzas los datos que das de ti mismo con la retroalimentación que recibes.