‘Premios Goya 2018’: ‘Handía’ arrasa con 10 pero ‘La librería’ gana con tres
¡Mis queridos palomiteros! Esta noche se ha celebrado la tradicional ceremonia anual de entrega de los Premios Goya 2018, ya en su 32 edición, donde el filme Handía, de Aitor Arregi y Jon Garaño ha arrasado con 10 y La librería, de Isabel Coixet ha triunfado con tres. No ha podido ser más soporífera, a pesar de que lo han intentado con ganas.
Presentada en esta ocasión por los actores de comedia, oriundos de Albacete, Joaquín Reyes (43 años) y Ernesto Sevilla (39 años), relevan del puesto al predecible y desgastado actor y ganador de un Goya, Dani Rovira (37 años), que se atrevió, “de esa manera”, a moderarla durante tres años seguidos (2015-2017).
Esta noche, desde hace muchos años, he vuelto a comprobar la medianería del cine español, a pesar de la explotación de su tono políglota. Medianería en las formas: que si no sé si presentar primero las películas y luego citar a los nominados o al revés.
O bien disponerse una pareja de actores a entregar dos premios, y entre uno y otro esperar a que alguien acerque a los presentadores el sobre… que no llega (por un momento me he acordado de Carlos Santos y Adriana Ugarte). ¿Os acordáis?
Y todo esto por no hablar de la medianería en los monólogos, el fondo, tanto de los maestros de ceremonias como de los interpretes invitados en su objetivo por pedir más presencia femenina en el cine español.
Uno de esos monólogos, incluso con cita al abusador sexual Harvey Weinstein, que sería para contextualizar el premio concedido al corto Los desheredados, sobre la figura de Woody Allen, abusador sexual de menores, al menos de su hija adoptiva, que viene a llamarse pederasta.
Por otro lado, los premios han resultado previsibles y, en ese sentido, poca aportación más puede hacerse. Los galardones se han ido repitiendo a medida que se presentaban las películas y pasaban de ciudad en ciudad hasta la celebración de esta noche.
No sé muy bien por qué pero la llamamos popularmente “fiesta del cine español”. O dicho de otro modo: todos los académicos se ponen de acuerdo y santas pascuas.
Ahora que el mal gusto de la gala lo ha protagonizado Joaquín Reyes, cuando ha interpelado a Macarena García, al hilo de su participación en la peli La llamada. El cómico ha preguntado a la actriz: “Si te llama Dios y Pedro Almodóvar, a Dios como que lo dejas en espera, ¿no?”. A lo que la ella ha contestado, riéndose: “Sí, igual sí”.
De nuevo, el anticlericalismo paleto y ramplón ha aflorado, como es costumbre entre cierta especie de cerebros. Está claro, después de 32 ceremonias el tostón está asegurado y amortizado. No se pueden pedir peras al olmo ni respeto por las creencias.
Pero después se visten todos de negro, con esmoquin y pajarita y a portar un abanico rojo. Y entonces se pretende que se aplauda la horterada y que al tiempo nos miren con aprecio fuera de nuestras fronteras. Os habéis lucido, guionistas.
Ciertamente han existido también momentos emotivos, por ejemplo, cuando la expresidenta de la academia, la veterana actriz Marisa Paredes (71 años) ha recibido el Goya de Honor a toda su trayectoria profesional.
Durante su discurso ha hecho una sentida alusión a la actual presidenta, indispuesta por enfermedad, la oscarizada figurinista de origen inglés, Yvonne Blake. Al tiempo que ha recordado la época en la que tuvo que alzar la voz con el discurso del ‘No a la guerra’, que, por cierto, “volvería a repetir”. Dentro de que el contexto político-feminista ha dominado la gala ha sido de lo más light.
Por su parte, la madre del actor Gustavo Salmerón, Julita, ha recibido el Goya por su trabajo en Muchos hijos, un mono y un castillo. Ha sido uno de los mejores momentos de la gala. En el apartado de los agradecimientos ha recordado a las madres y a las mujeres en general.
El actor Eneko Sagardoy ha sido reconocido como actor revelación por el filme Handía y ha pedido el reconocimiento a aquellas personas que socialmente son rechazadas por ser distintas.
En el caso de Carla Simón, directora revelación por Verano 1993 o Estiu 1993, ha aludido a las personas que tienen la enfermedad del Sida. Ha sido un discurso sobrio pero suficiente en el sentir general de la gala.
Del mismo modo me ha alegrado que la actriz Bruna Cusí se haya hecho acreedora del premio a la actriz revelación por su papel en Verano 1993. Le ha bastado con decir: “las historias con personalidad llegan al público”.
Como era de esperar, Javier Gutiérrez ha ganado el Goya al actor protagonista por El autor y se ha referido con cariño en los agradecimientos al director del filme, Manuel Martín Cuenca.
El galardón a actriz principal ha sido para Nathalie Poza por su papelón en No sé decir adiós, drama sobre la enfermedad dirigido por Lino Escalera.
La actriz, premio en mano, recordó a Cristina Rota, con quien se formó como interprete, y de quien aprendió a “crear desde la particularidad”. El mismo actor Juan Diego le dijo que “había aprendido a morir”.
Y ella añadió que si ahí hay fuera una chica que quiera dedicarse a esto, “salta, abraza tus heridas y conviértelas en una obra de arte porque merece la pena. No sé si cambiaremos el mundo, pero a mí este oficio me ha salvado la vida”.
Y dejo para el final la reflexión con la que el titulado este artículo: Handía ha arrasado con 10 premios Goya, casi en su totalidad técnicos, y La librería de Isabel Coixet ha cosechado tres, mejor guión adaptado, mejor dirección y mejor película.
La simpática y polifacética artista catalana ha subido al escenario en tres ocasiones, y por el primer premio ha agradecido a quienes aún leen en formato papel. Se ha referido a su madre cuando le decía que leía mucho.
Por el premio a la mejor dirección ha sido muy crítica con la confusión del FMI en cuanto a la equiparación salarial, y cuando ha subido el equipo de la peli al completo no ha dicho nada y ha preferido que sus compañeros sirvan de areópago para reclamar más cine europeo.
No se me olvida facilitaros, palomiteros, el discurso de la Presidencia de la Academia de Cine, que han protagonizado el director de cine Mariano Barroso, vicepresidente primero, y la actriz Nora Navas, vicepresidenta segunda, con un inicial saludo sobre la distinción de género muy marcado y muy ridículo.
En la locución se ha subrayado lo mismo que en la ceremonia y, como es habitual, se ha criticado al 21% del IVA que aún se cobra cuando compras la entrada de cine… hasta nuevo aviso. No estaba Montoro, pero las cámaras han recogido al ministro de Cultura, Méndez de Vigo, que no le queda otra que aguantar el chaparrón.
Ah, miembros de la industria, por favor, la próxima vez no aplaudáis a vuestros compañeros que os dejaron el año anterior. Ni queda bien, ni es bonito. Lo que estaría guay es que os dediquéis a hacer cine español. Hasta el año que viene.
En este enlace tenéis la relación de todos los ganadores.