'¡Déjate llevar!': Francesco Amato fracasa con esta comedia sin chicha

‘¡Déjate llevar!’: Francesco Amato fracasa con esta comedia de sonrisas sin chicha

¡Mis queridos palomiteros! El pasado viernes, 2 de febrero, los cines españoles recibían al filme italiano ¡Déjate llevar!, fallida comedia previsible, de sonrisas sin chica y argumento pueril, que distribuye Adso Films y dirige Francesco Amato.

La película sigue las vicisitudes de un hombre con barba y gafas, al más puro estilo de Sigmund Freud. Se trata del Dr. Elia Venezia (Toni Servillo), un rígido psicoanalista judío, entrado en años y una vida tranquila y predecible.

Está separado de su exmujer Giovanna (de la que sigue enamorado y tiene un hijo en común) pero son vecinos. Sin embargo, un día su médico le alerta de que, al haber descuidado su aspecto físico, ha de hacer cambios. Entonces se ve obligado a modificar su dieta y a practicar ejercicio a diario.

Verónica Echegui y Toni Servillo en un momento importante del filme ¡Déjate llevar!
Verónica Echegui y Toni Servillo en un momento importante del filme ¡Déjate llevar!

En el entretanto conocerá a Claudia (Verónica Echegui), una jovial entrenadora personal. La joven está más preocupada por el culto al cuerpo que al de la mente. Y este soplo de aire fresco hará que Elia se replantee el sentido de su existencia.

El hasta ahora desconocido realizador italiano Francesco Amato (39 años) escribe y dirige esta amable historia, academicista. Lo hace desde la prudencia y la inexperiencia. Cuenta con situaciones tan rocambolescas como inverosímiles. Y dado que se ciñe a un guión hermético, no da opciones a que esas situaciones puedan revertir. Finalmente, acaba por repetir las mismas acciones, con idea de que en algún momento fluyan.

La subtrama irregular es uno de los puntos más débiles de la comedia ¡Déjate llevar!
La subtrama irregular es uno de los puntos más débiles de la comedia ¡Déjate llevar!

Tal vez esperanzado por el plantel de actores que protagonicen el filme, Amato ha dejado que sean ellos quienes lleven la voz cantante. Y a pesar de que, cada uno por su lado funcionan muy bien, no terminan de encajar en esta maquinaria incompleta.

Por si no fuera suficiente, a lo farragoso de la puesta en escena se suma la fatalidad de una subtrama metida con calzador, que desequilibra el proceso narrativo, no añade nada a la comedia y la historia queda partida en dos.

La pareja protagonista funciona a trompicones en la comedia ¡Déjate llevar!
La pareja protagonista funciona a trompicones en la aventura ¡Déjate llevar!

Y es una pena que los esfuerzos de los intérpretes (especialmente el gran Toni Servillo, Verónica Echegui y Carla Signoris) por dar lo mejor de sí mismos caigan en saco roto, principalmente por la ausencia de una dirección de actores sólida y comprometida, que se traduce en mostrar personalidades sin rasgos suficientemente determinados.

Con todas estas deficiencias halladas es imposible que un filme así, sin ambiciones, se sostenga sólo y funcione. Por eso termina convertido en una historia pasajera y sin trascendencia. Al menos despierta algunas sonrisas. Nada más.

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