¿Por qué el cine se apunta a la ética económica? ¿Renacen los ‘valores’?
¡Mis queridos palomiteros! ¿Por qué el cine se apunta a la ética económica? No corren tan malos tiempos como en épocas pretéritas.
Está claro que se está produciendo, poco a poco, un renacimiento del cine de “valores”, que no necesariamente acarrea un componente religioso, aunque en muchas ocasiones el peso dramático arranca desde ese prisma.
Es decir, vuelve a brotar en el cine de nuestros días la savia nueva, fresca y lúcida a la escena -traducida en un lenguaje sencillo, plagado de motivos felices, de personajes creíbles y de diálogos transgresores, de producciones llegadas de todas las partes del mundo-, que contiene un fuerte componente antropológico y hagiográfico que se aleja de los tradicionales trabajos fílmicos al uso, que siendo una referencia importante en nuestro cine, necesitaban un recambio.
¿Por qué el cine se apunta a la ética económica? Quiero pensar que el séptimo arte se está regenerando
Para ello propongo dos grupos de películas muy distintas entre sí, que sirven de manera suficiente para hacer una aproximación bastante directa a nuestras heridas internas más dolorosas y recientes: el acomplejamiento de no rebelarse católico ante el mundo y el modo que han tenido los gobernantes de gestionar la crisis financiera.
De este modo, nos encontramos, primero, con historias de carácter histórico, basadas en hechos reales, como Katyn (Andrzej Wajda, 2007), Popieluszko (Rafal Wieczynski, 2009), Prefiero el paraíso (Giacomo Campiotti, 2010) –no dejen de asomarse a las entrevistas que realicé a sus dos actores protagonistas, Francesco Grifoni y Adriano Braidotti-, De dioses y hombres (Xavier Beauvois, 2009) o Érase una fe (Pierre Barnerias, 2010) –aquí podéis consultar la crítica de la película que incluye un saludo para España por parte de sus protagonistas-, por ejemplo, que dan la medida perfecta para el proceso evangelizador, destinado a todos los públicos.
Todas ponen el acento en fortalecer las convicciones, lo cual pasa por mantenernos coherentes en nuestros ambientes naturales, pase lo que pase.
Por otro lado, se encuentra un grupo de filmes, que dejando atrás su halo religioso, ponen también de manifiesto su compromiso de denuncia contra la sociedad -irritada especialmente por la preocupante crisis económica que nos asola- en clave positiva, que no es sino un reclamo para testimoniar que, a pesar de todo, el mundo puede ser más llevadero si ponemos en claro las raíces del problema, antes que dejarnos arrastrar por los complejos.
El mundo puede ser más llevadero si ponemos en claro las raíces del problema, antes que dejarnos arrastrar por los complejos
En esta segunda propuesta se incluirían películas que explican la crisis financiera, como son los casos de las historias Margin Call (J. C. Chandor, 2011) –thriller estadounidense en torno a la crisis económica que traza una dura crítica al capitalismo sin escrúpulos de la sociedad moderna-. También está Inside Job (Charles Ferguson, 2010) -documental narrado por el oscarizado actor Matt Damon versa sobre la sistemática corrupción de los Estados Unidos por la industria de servicios financieros y las consecuencias de dicha corrupción-.
O Capitalismo, una historia de amor (Michael Moore, 2009) -denuncia abierta del polémico director al sistema capitalista de Wall Street, en la que adopta un punto de vista que analiza la crisis financiera mundial y la economía estadounidense en plena transición entre la administración entrante de Barack Obama y la saliente de George W. Bush- y The company men (John Welles, 2010), que cuenta la historia de Bobby Walker (Ben Affleck), un hombre con un buen trabajo, una familia estupenda y un espectacular porsche en el garaje.
Cuando, de manera inesperada, su empresa decide reducir la plantilla, él y muchos compañeros se quedan en el paro. Sus superiores Phil Woodward (Chris Cooper) y Gene McClary (Tommy Lee Jones) poco pueden hacer para ayudarle, porque tampoco ellos tienen asegurado su puesto en la empresa. Bobby tendrá entonces que replantearse su vida y su papel como marido y padre.
¡Ya hablaremos más sobre este tema que aún hay mucha tela que cortar, palomiteros!