‘Malos tiempos en el Royale’: Drew Goddard acierta con este intenso thriller bizarro, heredero del cine de Quentin Tarantino

¡Mis queridos palomiteros! ‘Malos tiempos en el Royale’: convence el thriller de Goddard. El próximo 16 de noviembre, Fox llevará a las pantallas el último trabajo del joven director, guionista y productor de cine estadounidense de 43 años, Drew Goddard (The cabin in the woods, 2011), (The martian, 2015).

Ambientado en los años 60, el filme sigue las andanzas de siete desconocidos, cada uno con un secreto que ocultar, que se reúnen en el lago Tahoe, en El Royale, un deteriorado hotel ubicado entre los estados de California y Nevada, que esconde un cuestionable pasado. Y durante el transcurso de una fatídica noche, todos tendrán una última oportunidad de redimirse.

Malos tiempos en el Royale tuvo el privilegio de clausurar el pasado Festival de Cine de San Sebastián y, desde luego, no defraudó. Heredera del estilo cinematográfico de Quentin Tarantino, la película cuenta con grandes golpes de efecto y concentra la acción en medio de ninguna parte, a caballo entre la comedia negra y el cine negro, con tempos muy marcados, aunque ciertamente la trama flojee en discursos densos que no aportan nada al conflicto, no digamos ya si la película dura dos horas y media.

‘Malos tiempos en el Royale’: convence el thriller de Goddard, heredero del cine de Quentin Tarantino, y a caballo entre los Coen y Robert Rodríguez

No por ello el filme deja de ser dinámico, además de que cuenta con una atractiva puesta en escena, una efectista ambientación y un reparto coral de gran altura que dejará suficientemente satisfecho al respetable.

En este sentido, Goddard ha perfilado perfectamente siete personalidades, les ha dotado de identidad y ha derribado mitos sobre los posibles malos actores en el cine. Basta con encontrar, más que una buena historia bizarra como ésta, un buen director de actores que saque lo máximo de cada uno de ellos.

Así, Jeff Bridges sobresale en el reparto y Drew Goddard, se permite, en su segundo largometraje, un autohomenaje después de escribir algunas de las series más aplaudidas de los últimos años. Desde el asalto uno, Malos tiempos en el Royale da indicios de un nervio vivo.

O dicho de otro modo: Goddard acude a la paleta de los Coen, a sus escenarios habituales en su primera parte para abrazarse al hacer de Robert Rodríguez en Abierto hasta el amanecer (1996) en el desenlace. ¿Premios a la vista? Veremos…