‘Prefiero el Paraíso’: Primera y simpática hagiografía fílmica de San Felipe Neri, patrón de educadores y humoristas, estrenada en España
¡Mis queridos palomiteros! ‘Prefiero el Paraíso’: Simpática hagiografía fílmica de San Felipe Neri. Cada 26 de mayo, día de su muerte, se conmemora en la Iglesia la festividad de este santo. Hagamos un poco de historia sobre su vida en la gran pantalla.
En 1984 la televisión italiana ponía en los hogares de la Ciudad Eterna State buoni… se potete (Sed buenos… si podéis), primera y vibrante versión conocida sobre la vida de San Felipe Neri, dirigida por el desaparecido cineasta romano, Luigi Magni.
26 años después, en 2010, otro italiano que ha trabajado de la mano del artesano Ermanno Olmi, Giacomo Campiotti, director del filmes como Corsa di primavera (Carrera de primavera) y Come due coccodrilli (Como dos cocodrilos), asumía el reto de rodar otra espléndida miniserie sobre el santo (Preferisco il paradiso), producida y presentada por la Radiotelevisión Italiana (RAI), que hasta hace ocho años no había visto la luz en nuestro país.
Sin embargo, European Dreams Factory, potente distribuidora de títulos cinematográficos como Wojtyla. La investigación, Popieluzsco, la libertad está en nosotros, La última cima, Alexia o Vivir para siempre, entre otros, trae con valentía a la escena española esta versión italiana -la vieron más de 7 millones de espectadores el día de su estreno- que reduce los 200 minutos originales a 126.
‘Prefiero el Paraíso’: Simpática hagiografía fílmica de San Felipe Neri
“Sed buenos, si podéis”… se ha convertido en la proverbial expresión de San Felipe Neri, uno de los santos más queridos de la historia de la Iglesia. El santo de la alegría, el juglar de Dios, el segundo apóstol de Roma o Pippo el bueno son sólo algunas de las definiciones de este sacerdote nacido en Florencia en 1515 y que vivió más de 60 años en Roma.
Mientras se celebraba el Concilio de Trento y comenzaba la llamada Contrarreforma, San Felipe formaba a los más jóvenes con ternura e ironía acercándoles a la Liturgia y logrando que se divirtiesen cantando y jugando en un lugar que más adelante se convertiría en el Oratorio, proclamada congregación por el Papa Gregorio XIII en 1575.
San Felipe Neri, en su larga vida fue amigo de San Ignacio de Loyola y del cardenal Carlos Borromeo pero él, en su vocación, cuando se le preguntó si quería ser creado cardenal, sin dilación contestó: “Prefiero el Paraíso”. Fue proclamado santo en el año 1622.
Ahora podemos disfrutar San Felipe Neri -en modo de largometraje- en el que destacan los momentos alegres, que sólo nos podía ofrecer quien ha sido calificado como el más alegre de los santos. No os perdáis las entrevistas que realicé a Francesco Grifoni y a Adriano Braidotti, dos actores protagonistas de la película.
La trama se desarrolla en la Roma del siglo XVI. Felipe Neri (Gigi Proietti) es un hombre pobre. Viste sotana y en el filme no se nos dice de dónde viene. Llega a la ciudad para presentarse a Ignacio de Loyola, quien espera lo envíe como misionero con sus frailes a las Indias.
No os perdáis las entrevistas que realicé a Francesco Grifoni y a Adriano Braidotti, dos actores protagonistas de la película
Resulta significativo que desde la primera escena se le advierta de manera clara que, contra su deseo, no irá donde quiere. Y más aún que sea un niño quien se lo diga. Este diálogo inicial entre Felipe Neri y un niño desconocido sintetiza la historia por venir, el futuro próximo del santo: su destino es vivir en Roma, en medio de niños sin hogar a los que irá rescatando de las calles, de los abusos, del hambre y de los vicios.
Estos niños seguirán siendo pobres, lo mismo que Felipe Neri, pero tendrán un techo, comida, dejarán de robar, aprenderán a leer y a escribir y emprenderán un estilo de vida que les llevará a conocer, de la mano de su protector, el significado de la esperanza.
En la parte principal de la película se aprecia la historia de Felipe ganándose a los niños pobres de las calles de Roma. Después el argumento continúa a partir de aquellos niños convertidos en adultos, pero todavía con grandes lecciones por recibir en el camino de la santidad alegre, que con su vida pregona Felipe.
Del santo podríamos aprender muchas cosas. Propongo una: vivamos nuestra fe, a cada instante de nuestra vida, de una manera más alegre. Eso contagia, inspira y transforma. Y hoy día todo eso lo necesitamos mucho.