¿Pero por qué ‘Terminator: Génesis’ es inferior a ‘Terminator: Destino oscuro’?
¡Mis queridos palomiteros! ¿‘Terminator: Génesis’ es inferior a ‘Terminator: Destino oscuro’? Hace cinco años llegaba a los cines -gracias a Paramount Pictures– la quinta entrega de la factoría Terminator, que servía al tiempo una secuela, una precuela y un reboot de la franquicia en la que participaba de nuevo Arnold Schwarzenegger.
Inevitablemente, las comparaciones con las películas anteriores son notables. Además, tras al fiasco de la cuarta -y las desigualdades con los críticos de cine sobre la siguiente historia, Terminator: Destino oscuro (2019)-, cogieron las riendas del guiónLaeta Kalogridis y Patrick Lussier. Aunque también es cierto que se contempló la posibilidad de contar de nuevo con William Wisher, guionista de las dos exitosas primeras entregas, aunque el asunto no cuajó. La dirección corrió a cargo del americano Alan Taylor (Thor, 2013).
Ambientada en 2029, un grupo de rebeldes se ha hecho con el mando del sistema de inteligencia artificial Skynet. Sin embargo, cuando John Connor, líder de la resistencia, se entera de que un Terminator ha sido enviado del pasado para asesinar a su madre, hace todo lo que está en su mano para protegerla.
¿‘Terminator: Génesis’ es inferior a ‘Terminator: Destino oscuro’?
Terminator: Génesis es una pieza muy sólida de entretenimiento, aunque no está a la altura de los clásicos de James Cameron. Un ritmo frenético acompaña a esta épica aventura que despliega grandes dosis de acción in crescendo, pues si ya resultaban intensos los dos primeros tercios del filme, en el tercero se tira la casa por la ventana. Y todo ello gracias a unos apabullantes efectos especiales, que completan una mirada antropológica sobre las raíces familiares bastante consistente.
Además, se agradece que Taylor haya sido capaz de integrar en una película tres de las anteriores sin que el resultado sea un popurrí mal acabado. De este modo se consigue un efecto retro para los espectadores que disfrutaron con la primera entrega de la saga en 1984.
Por si fuera poco, el filme consigue mantener un sabio equilibrio entre acción, efectos especiales e historia, y lo que suponen las ideas y venidas argumentales sin que el espectador pierda un instante el hilo de la trama, que por momentos recuerda a esa otra gran película ochentera, Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985).