No puedes conformarte sólo con tener una buena ‘conducta’ en clase
¡Mis queridos palomiteros! ‘Conducta’: Sólido drama de Ernesto Daranas sobre la docencia en Cuba. Candidata al Oscar y al Goya a la mejor película en lengua no inglesa en las respectivas ediciones, hace seis años -entre una densa retahíla de galardones cosechados por medio mundo-, llegaba a las salas españolas este filme, un valiente y arriesgado trabajo sobre los avatares de la educación de mano de este laureado director y guionista de cine cubano.
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Fue responsable de Los dioses rotos, 2008, largometraje de ficción; Los últimos gaiteros de La Habana (2004), documental y ¿La vida en rosa? (2004), telefilme -por citar lo mejor de su filmografía más premiada-, que distribuyó la prolífica European Dreams Factory.
La película sigue los pasos del joven Chala. Tiene 11 años, vive solo con su madre drogadicta y entrena a perros de pelea para aliviar su escasa economía. Carmela es su maestra y Chala siente un gran respeto por ella, pero cuando enferma y abandona el colegio, otra profesora, incapaz de manejar el carácter de Chala, le traslada a una escuela de conducta.
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Cuando Carmela regresa al centro se opone a la medida. A partir de ese momento, la relación entre la maestra y el niño se hace cada vez más fuerte y a su vez ese compromiso pondrá en peligro la permanencia de ambos en la escuela.
‘Conducta’: Ernesto Daranas redefinió el amor a la docencia en Cuba
Conducta mide, con pasión y verismo, el estado de ánimo de la educación en los colegios en general, y más en concreto en Cuba. Seguramente porque el cine que allí se fragua es la expresión artística que con mayor intensidad ha podido reflejar una visión crítica sobre el tema.
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En este sentido, comparte similitudes argumentales con esa joya del cineasta chino Zhang Yimou, Ni uno menos (1999), y componentes sentimentales que nos retrotraen a la época de Chaplin y su Vida de perro (1918) o El chico (1921). Pero Conducta es, sobre todo, un gran trabajo autocrítico de la sociedad cubana desde que en 1994 Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea sorprendieron al mundo con el canto a la tolerancia y a la aceptación de la diversidad con su filme Fresa y Chocolate.
Además, Conducta cuenta con un excelente guión, una afinada dirección de actores -resulta llamativo el buen debut de Armando Valdés, el actor de 14 años que da vida a Chala-, y el buen recital de interpretaciones del resto del reparto.
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Conducta es, sobre todo, un gran trabajo autocrítico de la sociedad cubana desde que en 1994 Juan Carlos Tabío y Tomás Gutiérrez Alea sorprendieron al mundo con el canto a la tolerancia y a la aceptación de la diversidad con su filme Fresa y Chocolate
Por su parte, el natural comportamiento de la profesora Carmela (Alina Rodríguez) viene a engrosar las filas de ilustres profesores del celuloide y el arte mundial, como son los casos de Mr. Keating; el catedrático victoriano de las dos versiones cinematográficas de Good Bye, Mr. Chips (interpretado por Robert Donat en 1939 y por Peter O’Toole en 1969); el profesor de música (Richard Dreyfuss) de El opus de Mr. Holland (Stephen Herek, 1995); el historiador Mr. Hundert, encarnado por Kevin Kline para El Club del Emperador (Michael Hoffman, 2002) o la emancipadora profesora de Historia del Arte Katherine Watson (Julia Roberts) de La sonrisa de la Mona Lisa (Mike Newell, 2003), entre algunos.
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A ello se unen los deslumbrantes aspectos técnicos, el uso de la cámara al hombro para potenciar la esencia del relato –con especial esmero al cuidar los rostros de los personajes– o su banda sonora.
Una película perfecta para educadores y educandos, optimista, que cruza con hondura dramática emotividad y conceptos fílmicos sólidos, de final esperanzador y personajes coherentes y profundos, siempre con las segundas oportunidades a la vista, incapaz de dejar indiferente al respetable.