Xabier Beauvois inmortaliza a los monjes mártires de Tibhirine en su impecable ‘Des hommes y des dieux’
¡Mis queridos palomiteros! ‘Des hommes et des dieux’: Prohibido olvidarse de los monjes de Tibhirine. De lo mejor que ha dado la historia del cine francés al séptimo arte en este tipo de historias, con el permiso de Fortuna (Germinal Roaux, 2020). Y es que hace nueve años llegaba a España, de la mano de la distribuidora Golem, Des hommes et des dieux (De hombres y dioses), que versa sobre la vida de siete monjes cistercienses franceses asesinados en Argelia en 1996.
Por entonces el filme recibió, entre otros, el Gran Premio del Jurado de Cannes de la 63ª edición del festival de cine. Se trata de una película muy limpia que narra los tres últimos años de vida de los monjes del monasterio de Nuestra Señora del Atlas en Tibhirine; una comunidad de religiosos que vio truncada su vida con el secuestro y posterior asesinato de sus siete miembros a manos de los Grupos Islámicos Armados (GIA).
La noche del 26 al 27 de marzo de 1996, un comando armado formado por una veintena de hombres irrumpió en el monasterio y secuestró a los siete trapenses de nacionalidad francesa. Un mes después, reivindicaba el acto criminal el jefe de los Grupos islámicos armados (GIA), Djamel Zitouni, en un comunicado en el que proponía a Francia un intercambio de prisioneros.
‘Des hommes et des dieux’: Prohibido olvidarse de los monjes de Tibhirine
Al mes siguiente, un segundo comunicado de los GIA anunciaba sus muertes: “Les hemos cortado las gargantas a los monjes”. Ocurrió el 21 de mayo de 1996. Nueve días después fueron hallados sus cuerpos.
Para uno de los huéspedes del monasterio de Nuestra Señora del Atlas en la noche del secuestro, el padre Becker, sacerdote de la diócesis argelina de Orán, “lo que cuenta es la herencia de los monjes de Tibhirine”.
Y resume esta herencia, recogida en el filme galardonado, como “un mensaje de pobreza, de abandono en las manos de Dios y de los hombres, de compartir con todos la fragilidad, la vulnerabilidad, la condición de pecadores perdonados”.
Y ello “en la convicción de que sólo desarmados se puede lograr un encuentro con el Islam y descubrir en los musulmanes una parte del rostro total de Cristo”.
Todos los miembros de la comunidad habían decidido permanecer en Tibhirine conscientes del riesgo que ello conllevaba para sus vidas. La película Des hommes et des dieux se detiene en mostrar cómo vivían los religiosos la amenaza de la violencia que finalmente acabó con sus vidas.
El monasterio de Nuestra Señora del Atlas se había despojado de sus riquezas, había donado casi toda su tierra al Estado, compartía su gran jardín con el pueblo vecino. Los monjes habían hecho una elección de pobreza: también en el sentido de abandono total a la voluntad de Dios y de los hombres.
Des hommes et des dieux se detiene en mostrar cómo vivían los religiosos la amenaza de la violencia que finalmente acabó con sus vidas
Cinematográficamente, este filme francés desarrolla una contemplativa puesta en escena, posee un extraordinario diseño de fotografía y una impecable banda sonora (presten atención al tema musical de El lago de los Cines de Tchaikovsky, porque desde ahora no les va a dejar indiferentes).
También cuenta con unas interpretaciones de nivel y desarrolla un guión y unos diálogos que sintetizan con suficiencia y hondura dramática la pasión de cada monje, gracias a esa mirada íntima que recoge la cámara de Xabier Beauvois. Se trata, pues, de un espectáculo bien armado que le reportó la candidatura por Francia a los Oscar. Impresionante.