‘Bajo la misma estrella’: Afortunada adaptación cinematográfica, examina la divertida, emocionante y trágica cuestión de estar vivo y enamorado
¡Mis queridos palomiteros! ‘Bajo la misma estrella’: No limitemos el amor a causa de mi enfermedad. Hace seis años llegaba a las salas de cine españolas este emotivo drama romántico, dirigido por Josh Boone.
Sigue las andanzas de Hazel y Gus, dos adolescentes ejemplares que comparten un mordaz ingenio, un desdén por lo convencional y un amor que los arrastra -y a nosotros con ellos- a un viaje inolvidable.
Su relación resulta tanto más milagrosa cuando que se conocieron y enamoraron en un grupo de apoyo a enfermos de cáncer. Bajo la misma estrella, basada en la novela de John Green, primera de la lista de éxitos, examina la divertida, emocionante y trágica cuestión de estar vivo y enamorado.
Atractiva historia -muy bien interpretada por sus actores protagonistas, Shailene Woodley y Ansel Elgort– pone negro sobre blanco la potencia del amor en su estado de más emergencia, en la adolescencia, y acentúa el romanticismo de sus protagonistas al dotarles de enfermedades terminales que afrontan con realismo pero sin dejarse llevar por el sentimentalismo, lo cual les impulsa a quererse y enamorarse más cada día el uno del otro. Todo lo contrario de lo que proponía la infumable Antes de ti.
‘Bajo la misma estrella’: No limitemos el amor a causa de mi enfermedad
En el caso de Bajo la misma estrella hay que poner en valor la madurez de sus protagonistas adolescentes. Ellos saben compaginar sus vidas y sus enfermedades con optimismo y vitalidad, sin derrotismos por ningún lado.
Eso sí, la imagen de sus respectivos padres queda algo trasnochada y débil al dejar que su presencia resulte bastante simple ante unos hijos con unos principios muy sólidos, especialmente si la historia narrada se ambienta en nuestros días. A este presente le hacen justicia sin aspavientos, rencores o sufrimientos innecesarios.
Bajo la misma estrella, además, es una genial película para que reflexionen los adolescentes pues ofrece una mirada distinta sobre el valor de las cosas, sobre saber a qué darle importancia y a lo que no, a lo útil de lo inútil, a saber quién está realmente a tu lado.