Juan Mayorga y Blanca Portillo revientan el Teatro Español con ‘Silencio’
¡Mis queridos palomiteros! Juan Mayorga y Blanca Portillo revientan el Teatro Español con ‘Silencio’. Ovación unánime y muy merecida para la tenaz, y cada vez mejor actriz Blanca Portillo, que vuelve a demostrar sus cualidades en el teatro. Tal ovación se oyó ayer, tras una hora y 40 minutos de intenso monólogo, sin descanso, al concluir la función de marras en el Teatro Español el día de su estreno, a cuyo frente se halla Natalia Menéndez, que con buen tino programa grandes espectáculos.
Juan Mayorga y Blanca Portillo revientan el Teatro Español con ‘Silencio’
El que nos ocupa, es una fusión entre Avance Producciones Teatrales y Entrecajas Producciones Teatrales. Allí, en ese noble recinto del Teatro Español, acudió toda la flor y nata de la cultura teatral y cinematográfica. Entre muchísimos, pude reconocer a Julio Bravo, Marta Etura, Natalia Dicenta, Inma Cuevas, Ignacio del Moral…
En esencia, el espectáculo narra las vicisitudes de un dramaturgo cuando va a ingresar en la RAE y ha de pronunciar un discurso titulado Silencio. Viste traje de etiqueta y no parece que con tal indumentaria se sienta cómodo. Como se sabe, el hilo argumental comparte trazas reales con el discurso que leyó el propio Mayorga en 2019.
En este sentido, el texto goza de una claridad y riqueza expositiva en torno a lo que da de sí la palabra “silencio”. Mayorga, hombre de profusa cultura, autor de títulos tan emblemáticos como El chico de la última fila (2006) o La lengua en pedazos (2011), ha realizado una investigación profunda sobre el vocablo y las acepciones que se encuentran en él, principalmente vinculadas al teatro. Y todo ese dechado cultural lo ha expresado su única actriz con dotes de intérprete genial, más allá del esforzado trabajo de aprendizaje. Blanca Portillo vuelve a recordarnos cómo funciona su talento interpretativo y todas las posibilidades que tiene de entregarse al público hasta la extenuación.
Todo lo que Portillo hace, o toca, o mira, trasciende absolutamente
A partir de una arquitectura dramática, con ajustes de tiempo suficientes, y muy bien acabada, la actriz va representando cada una de las escenas que narra desde su personaje principal. Digamos, pues, que se dobla y redobla y desdobla en sucesivos personajes que van justificando la importancia de ese silencio. Lo hace, por ejemplo, a través de Antígona (Sófocles, 441 A. C.) o con la lorquiana La casa de Bernarda Alba (Federico García Lorca, 1936). Incluso con Sancho Panza. Momentos que innegablemente tienen parangón con Las sillas (Eugene Ionesco, 1952). Todo lo que Portillo hace, o toca, o mira, trasciende absolutamente. Y el espectador termina enamorado de ella, de su voz, de su palabra… De su actitud respecto al personaje.
En cuanto a la puesta en escena, dos paneles gigantes, colocados en las paredes del escenario apoyan las escenas antedichas con sutiles juegos de luces, colores y sombras. El escenario se dispone como los actos de investidura de los miembros que acceden a la RAE. Esto facilita otros valiosos juegos escénicos con las mesas y las sillas, que dan consistencia y significado a los silencios, reconocimiento que han de recibir, por su gran resultado y a partes iguales, Elisa Sanz (escenografía y vestuario), Pedro Yagüe (diseño de iluminación) y Manu Solís (espacio sonoro). Todo ello, bien cosido, queda salpicado de eficaces ejercicios actorales. Y con la inteligencia y dones del oficio, Portillo roba las risas al respetable. Por ejemplo, resultan impagables los duelos lingüísticos entre el académico y la actriz que encarna el papel. ¿O es al revés?
Mayorga confirma su estilo personal de dirigir, sobrio pero eficaz
Por todo ello, Mayorga confirma su estilo personal de dirigir, sobrio pero eficaz, al que le basta una actriz para constatar un todo. Es decir, su talento y las líneas maestras con que va conduciendo la obra. Pura matemática, pura maestría. Nos hallamos ante un director y autor teatral que sigue demostrando que es el mejor en su trabajo. Y con una actriz, Blanca Portillo, que es un animal escénico de raza, genuino, exclusivo. Tal vez de lo mejor de la escena española del momento.
A la salida, Lluís Pasqual, Pedro Almodóvar, Ángela Molina, Clara Sanchís y servidor confirmamos las palabras del primero: ¡Qué bonito es salir contento del teatro! No dejéis de ir a ver este dueto. El amor al silencio arrasa con todo. Y eso que “hay un silencio prudente y un silencio cobarde”. Quedáis avisados. Impecable.
