Muere Ouka Leele, un ser de luz inmortalizado por el cineasta Rafael Gordon
¡Mis queridos palomiteros! Muere Ouka Leele, ser de luz inmortalizado por el cineasta Rafael Gordon. La noticia ha corrido veloz, como todas las malas noticias: Ouka Leele ha muerto. Ha sido otro zarpazo al cuerpo -el viernes pasado murió Chete Lera-, que me ha dejado paralizado. No lo podía creer.
Ouka Leele era una mujer que estaba llena de vida, radiaba amor por donde iba, siempre con una palabra amable, nada gratuita, para que quien la recibiese se sintiera único, como ella también lo era, como sus abrazos. Una costurera del alma en forma de poesía, una fotógrafa sin parangón. Sigo mudo mientras escribo estas letras.
Muere Ouka Leele, ser de luz inmortalizado por el cineasta Rafael Gordon
Que recuerde, la vi por primera vez hace 13 años. Me la presentó don Rafael Gordon, otro gran hombre de cultura inquieta. Por segunda vez nos saludamos en la SGAE en la presentación de un libro de mi amigo Antonio Peláez, Rafael Gordon, la conciencia, con prólogo de Isabel Ordaz y epílogo de Ouka Leele, que editó la prestigiosa editorial Huerga y Fierro. Por fortuna nos queda un legado inmenso en forma de largometraje, La mirada de Ouka Leele, trabajo por el cual don Rafael -responsable del guion y la dirección- fue candidato al Premio Goya en la categoría de mejor documental. Corría el año 2010.
Ouka Leele era una mujer que estaba llena de vida, radiaba amor por donde iba
Recuerdo mucho mis impresiones iniciales del resultado final de esta película. ¡Estaba gratamente impresionado! El 4 de diciembre de ese año, el cineasta y dramaturgo mencionado estrenaba su último documental hasta la fecha. Acudí al acto, como debe ser. ¡Brutal! El cine estaba a rebosar… El photocall superó previsiones: ¡Todos querían fotografiarse con la estrella de la película! Entre los invitados, algunos familiares de la artista Ouka Leele (la familia Gil de Biedma), el director Manuel Fernández, el periodista Hermann Tertsch y un largo etcétera entre admiradores del cine de Gordon y de Ouka Leele, pseudónimo de Bárbara Allende Gil de Biedma.
Por su parte, Gordon tuvo palabras de agradecimiento para cada uno de sus colaboradores presentes, aunque se mostró más sensible cuando se refirió a Julio Madurga, su camarógrafo y director de fotografía. Que se sepa, La mirada de Ouka Leele es el único documental existente sobre la vida y obra de la fotógrafa y pintora Bárbara Allende, en el que Gordon realiza un viaje muy personal para desentrañar el pasado y el futuro de una mujer creativa, risueña y muy polifacética.
De esta manera cierra espléndidamente la trilogía sobre sus mujeres ilustres: la reina Isabel (La reina Isabel en persona), santa Teresa de Jesús (Teresa, Teresa) y Ouka Leele (La mirada de Ouka Leele). La película-documental es el resultado de un trabajo de cinco años (la pintora culmina un mural de 240 metros cuadrados en Murcia) y cuenta las vivencias de la artista a lo largo de tres décadas. Nuestra protagonista, Ouka Leele, es una artista esencial, creadora de imágenes universal, cuya trayectoria le hizo merecer el Premio Nacional de Fotografía en 1995.
Gordon quería a Bárbara Allende y a Ouka Leele en estado puro. Y vaya si ha conseguido que su espíritu, sus lágrimas o su sonrisa trasciendan la pantalla
Además, La mirada de Ouka Leele se acompaña de una espléndida banda sonora a cargo de la ganadora de un Goya, Eva Gancedo, y no escatima en detalles. Gordon muestra sin tapujos cómo su actriz principal se rebeló artísticamente en la movida de los años 80, su relación con músicos contemporáneos o los sinsabores del cáncer que estuvo a punto de llevársela… al otro mundo.
Y, por su lado, Rafael Gordon se limita a seguirla sigilosamente a través de todas las etapas de su vida y así logra que la fotógrafa lo cuente todo sobre sí misma: sus motivaciones laborales o sus razones para ser feliz.
Además, en este documental Gordon se descubre a sí mismo, se muestra más vanguardista que en sus obras anteriores, más inclasificables, pero inteligentísimamente logradas, y despliega todos los elementos técnicos para dotar al conjunto de personalidad propia, por eso, aunque él no aparezca en su película, podemos imaginarle entrevistando a la pintora, colaborando con ella a brochazo limpio sobre el mural de Murcia o recordándole que no quiere un retrato de la artista artificial, sino que transmita la esencia de su lenguaje plástico, con independencia de si va a quedar más bonito o no.
Gordon quería a Bárbara Allende y a Ouka Leele en estado puro. Y vaya si ha conseguido que su espíritu, sus lágrimas o su sonrisa trasciendan la pantalla… ¡Estamos de enhorabuena ante el mejor trabajo de Rafael Gordon! Y, en el debe, con un sabor muy agridulce que tardará en desaparecer. Querida Bárbara: dondequiera que estés, muchas gracias por tanto. Descansa en paz.