‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo con nombres y apellidos

¡Mis queridos palomiteros! ‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo. Hasta el 5 de noviembre podéis disfrutar en Las Naves de El Español (Teatro Español) del tremendo y desgarrador drama social Asesinato y Adolescencia –coproducido con Checkin Producciones-, escrito por Alberto San Juan, dirigido por Andrés Lima y protagonizado por dos excelentes actores de raza, a saber, Lucía Juárez y Jesús Barranco. Sí, he dicho disfrutar, porque también desde la maldad y los comportamientos reprobables se pueden extraer puntos de luz.

El proyecto nace de la preocupación por conocer el mundo de la adolescencia y nuestra conflictiva relación como adultos con ella. ¿Qué pasa con nuestros jóvenes? ¿Qué factores provocan la violencia juvenil? ¿Ha aumentado con la pandemia? Tal vez haya que ponerse en el lugar del otro para entender bien lo que a cada uno de ellos les está pasando cada día.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

La idea de Andrés Lima parte de la película M, el vampiro de Dusseldorf, de Fritz Lang, con un enorme Peter Lorre. ¿Os acordáis? Aquella es la historia de un asesino de niños, sin embargo en este caso, en lugar de ese personaje terrible, Lima opta por hablar sobre los adolescentes. Asesinato y adolescencia es la historia de Luis y Lucía, dos soledades empujadas al filo del abismo por una suma de violencias propias y ajenas. Asesinato y adolescencia es, también, la posibilidad del amor, no tanto en un sentido romántico, como en el sentido de la continuidad de la vida.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

Así las cosas, este poderoso y reflexivo retrato social, especialmente acentuado en el bullying y la necesidad de afecto, entre otros interesantes hallazgos de autenticidad apabullante, se encuentra atravesado por un reluciente trabajo de dramaturgia a cargo del mencionado Alberto San Juan y un ejercicio con la técnica impecable, desde el espacio sonoro, el espacio escénico, la luz, el vestuario y la muy expresiva proyección de la videoescena, que al final también terminan de conformar un thriller que es una experiencia inmersiva.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

Por su lado, el montaje explora al milímetro las consecuencias del maltrato del ser humano sin paños calientes. Ojo al realismo en la puesta en escena -un muro gris se extiende y contrae de lado a lado del escenario, está situado al foro, es aséptico y representa un todo- que arranca con las sensaciones locas a las que se ha visto abocada la adolescente Lucía.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

Está sola, sentada, pegada al muro, de fiesta, viene de una familia desahogada económicamente, pero sufre y padece mucho, no está fuera de sí, pero está perdiendo el control. La ansiedad y su deseo de libertad / felicidad convulsionan. En su cabeza suena C. Tangana. El mundo que conoce, que está cerca de ella, le oprime y minusvalora. Busca a su hermana. Está al final del límite.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

Y ojo con Luis, es un monstruo hierático que la observa, la policía le busca. Se ha producido otro asesinato de una adolescente en el mismo barrio donde vive Lucía. Sin embargo, de puertas para adentro casi da lástima, escucha a Manolo Caracol y encarna a alguien más allá de la infelicidad.

A través de situaciones como la descrita, de una pasmosa sobriedad y de infinitos momentos de angustia transcurre Asesinato y adolescencia. Jamás para dar lástima. Tal vez, eso sí, con vocación pedagógica, que se presenta con elegancia y sin estridencias, sin parlamentos largos. Casi diría que la conjunción de lo puramente escenográfico con lo audiovisual -que encaja a la perfección- equivale a la mitad de tiempo invertido en la obra. Atención a la simbiosis actores-videocreación.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

De nuevo, el afamado Andrés Lima, el director, exhibe su personal y certera mirada, profunda y dura, hacia un submundo real que existe, se conoce, está en vías de descomposición y al que desea hacer frente con todas herramientas que tiene a su alcance. Una idea, por cierto, que en otro sentido ya mostró este año en El paraíso perdido.

‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo
‘Asesinato y adolescencia’: Andrés Lima y el punto de fuga del malditismo

Con Asesinato y adolescencia Lima consigue estimular al espectador y hacerle reaccionar a través de una maquinaria muy bien engrasada, cuyo peso está en el trabajo con la arquitectura dramática. ¡Ah!, un detalle que hay que considerar: Nada de estereotipos, ni en la historia, ni en los personajes. ¡Por favor, no os perdáis este dechado de virtudes!

Cartel promocional de Asesinato y adolescencia
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