‘El monte de las ánimas’: Ignacio García y Pepa Pedroche resucitan a Bécquer y sus leyendas en el Fernán Gómez en todo su esplendor
¡Mis queridos palomiteros! ‘El monte de las ánimas’: Bécquer resucita en Madrid en todo su esplendor.
La nueva temporada del Teatro Fernán Gómez -ya hemos hablado desde este mismo espacio de sus primeras propuestas, Cigarreras o Loba– que con tanto tino dirige el popular director de escena Juan Carlos Pérez de la Fuente, programó junto a Don Juan Tenorio, de José Zorrilla y dirigida por Ignacio García, El monte de las ánimas, de Gustavo Adolfo Bécquer y en versión de José Ramón Fernández, donde Ignacio García repite como director junto a Pepa Pedroche.
La oportunidad de estos dos lanzamientos simultáneos no puede ser más propicia, con estilos y modos variados de escenificar sus obras más emblemáticas -más allá de su coincidencia en el siglo XIX y de su carácter literario en forma de drama religioso de tono romántico-, dado que su visión sobre la muerte planea en ambos. Muertes distintas y destinos y suerte también distintos, que se dan de bruces con la manoseada e insulsa performance de Halloween, tan a menudo cacareada esos días, con otros fines nada edificantes.
‘El monte de las ánimas’: Bécquer resucita en Madrid en todo su esplendor
En cuanto a El monte de las ánimas, en versión de José Ramón Fernández, nos permite soñar con un homenaje a la tradición oral de cuentos, leyendas, relatos e historias que atraviesan el tiempo y perviven en la memoria del que escucha, convirtiéndole en narrador en futuros espacios de intimidad. Nos propone, también, un juego escénico cercano y reconocible para comprobar que el miedo a lo posible, a la dudosa verdad, a lo extrañamente intuido, a eso del “más allá”, es una cuestión de siempre que no hemos conseguido vencer.
Más en concreto, esta leyenda se sitúa en Soria adonde llegan por la noche cuatro viajeros. Con la tormenta encima, deciden resguardarse en un refugio próximo de la montaña. Allí, las legendarias historias de terror tomarán la palabra.
Por fortuna, José Ramón Fernández conserva en su totalidad la esencia de leyenda de Bécquer, que ha propiciado el lucimiento de sus muy eficaces cuatro actores, a saber, Alba Recondo, Lucía Esteso, Pablo Béjar y Javier Godino, cuyo trabajo de interpretación está logrado; especialmente, y por razones de peso en el montaje, Javier Godino es el intérprete que sobresale.
A todo ello ha contribuido notablemente un montaje fluido, dinámico y, con ello, la afinada dirección de escena. Especialmente resulta muy destacable el tono de la pieza: su puesta en escena y ambientación recrean con gran detalle y realismo un lugar terroríficamente mágico, donde se aprecia muy bien cada detalle. Esto es así porque en la sala donde se representa la función, la Jardiel Poncela, el contacto con los personajes es muy cercano -a ras de suelo- y eso de sentir cómo respiran y cómo el elemento psicológico está siempre presente, tanto en ellos como en la propia historia, es algo que recibe con calidez y nitidez el respetable.
Por otro lado, debe señalarse que de las muchas leyendas que se narran, se aprecian y disfrutan Miserere o Creed en Dios, dos textos más que icónicos que se presentan tal cual son. En este sentido, se agradece que el montaje no haya recurrido a lo fácil, pudiendo implementar el terror gratuitamente, sino que, muy al contrario, su contención colabora a que el conjunto no pierda un ápice su vocación de tenebrismo visual de gran impacto, así como su intrínseco carácter religioso que está bien armado y retratado. Así las cosas, podemos concluir que la versión teatral de El monte de las ánimas es un gran espectáculo al que hay que seguir la pista.
