Juan Mairena homenajea con elegancia a Bette Davis en ‘Loba’, estimulante ficción de cine sobre la diva que ahora puede verse en el Fernán Gómez
¡Mis queridos palomiteros! ‘Loba’: Mucho más que un homenaje a Bette Davis en el Fernán Gómez.
Hasta el próximo 26 de octubre, en el Teatro Fernán Gómez -de cuyos espectáculos ya hemos dado cuenta desde este espacio– se exhibe la maravillosa Loba, pieza escrita y dirigida por el reconocido autor Juan Mairena, en torno a las vicisitudes emocionales, personales y laborales de la actriz doblemente oscarizada Bette Davis.
La gran baza de esta ficción histórica, que parte del hecho real de cuando la actriz con 54 años fue a poner un anuncio en Variety, es la sustancia del relato, que indaga en los pormenores de las luces y sombras de la edad dorada de Hollywood con elegancia y personalidad.
Y para dar una mejor forma a esta profunda e interesante investigación, Mairena crea otro personaje, el periodista donde puso un anuncio para buscar trabajo, que le sirve a la actriz como vía de catarsis existencial. En este sentido, el autor ha sabido dónde poner el acento para que la historia fluya como cualquier don permita. Y no solo eso, sino que Loba se sigue con tanto interés que el espectador se queda con ganas de más.
‘Loba’: Mucho más que un homenaje a Bette Davis en el Fernán Gómez
Otra de las virtudes del espectáculo es su actriz, Melinda Molina, que ha sabido componer un excelente personaje que pueda reconocer el respetable, sin que en ningún caso sea una imitación al detalle de Bette Davis, y al que defiende con un resultado brillante. No menos que el trabajo de su partenaire, Jorge Varandela, que está a la misma talla interpretativa que su compañera.
Por si todo este carrusel de virtuosismo en su parte más honda no fuera suficiente, el espectáculo cuenta con números de baile, una puesta en escena íntima, muy valiosa por su parte significada y por su significante, sin apenas sonido incidental, que se apoya en proyecciones con imágenes reales de la época gloriosa de Bette Davis, que confieren a esta aventura de cine clásico un valor que redondea el exitoso resultado final del conjunto. Por no hablar del eficaz y muy necesario trabajo de todo el equipo técnico, creando una atmósfera muy especial, como si estuviéramos asistiendo a una película. ¡Qué bien funcionan las historias fílmicas en el contexto teatral!
Por tanto, podemos decir sin temor a equivocarnos, que Loba es una historia cinematográfica maravillosa, desenfadada, nostálgica, que más allá de lo que con sentido y criterio dice, es también una buena muestra de composición escénica, de dirección actoral y de dos intérpretes que sacan a relucir todo su talento. ¡Más que una experiencia vital! No se la pierdan. Y no dejen de ver el cartel luminoso, y animado, del exterior. ¡Muy, muy recomendable!