Juan Darriba: la heroica calle de O Birloque
Calle Juan Darriba. Comienza en la carretera de O Birloque y termina en una rotonda entre la avenida de Glasgow y Cabana. 14 números. 280 metros. 15008.
Es 9 de agosto de 1896. El mar está picado. Josefa Fernández, de 30 años, se mete en el agua de O Caramanchón, pero enseguida se da cuenta de que la resaca no le deja volver. Juanito, 11 años, oye los gritos, se tira al agua y consigue vencer las olas, pero a la orilla él ya vuelve sin respiración.
A esta gesta coruñesa no se le hizo justicia hasta 108 años después del trágico suceso. Fue un vecino de la Calle de la Torre quien destapó esta historia cuando vio una lápida desdibujada en San Amaro dedicada a “un verdadero héroe”. A partir de ahí, Juanito Darriba vuelve a ser protagonista en los periódicos hasta que en agosto de 2004 Francisco Vázquez destapaba la placa de la calle en su honor, situada en el barrio de O Birloque desde el que no se ve el mar.
El periodista Rubén Ventureira vivió esos momentos. En COPE Coruña hablábamos con él de esta historia que todavía continuaría: el hermano de Juanito, Manuel, participaría también en un rescate cinco años después de la muerte del pequeño.
Superando la etiqueta de “zona peligrosa”
Antes de tener este nombre, la zona se conocía, según a quien se pregunte, como A Cabana, Birloque o Residencial Someso, uno de los nombres de los bloques que hay en esta calle.
Hablamos de una calle eminentemente residencial, dividida por una rotonda, urbanizada entre los años 1993 y 1997 y con mucho habitante que vino de fuera de A Coruña. Estamos a un lado de la fotografía más representativa de O Birloque: los grandes bloques de edificios blancos con 600 viviendas que levantó Fomento en los años 80.
Entonces, el calificativo de “tranquila” no era precisamente el que usaban los vecinos para describir este Birloque que siempre tuvo el sambenito de zona peligrosa. Los problemas llegaron a su culmen cuando grupos de vecinos formaron patrullas ciudadanas para evitar el tráfico de drogas masivo en algunos bloques del barrio. Todo esto es historia.
Fácil aparcamiento y buenas conexiones
Ahora, Juan Darriba es una calle cuyo entorno no quita el sueño a los vecinos. Ruido, desde luego, no hay. El tráfico es testimonial, el bus no pasa por aquí y la mayoría de residentes suele venir nada más que a dormir.
Apenas hay comercio. Una cristalería, una panadería o una autoescuela son de los pocos negocios que se ven en esta calle que, todo hay que decirlo, se diseñó con pocos bajos para explotar.
A los vecinos no parece importarles: el Carrefour, Espacio Coruña, Pocomaco o incluso Novo Mesoiro son los lugares comerciales de referencia de un barrio acostumbrado al coche y con fácil aparcamiento, que ha ganado mucho en conexiones. La Tercera Ronda facilita desde hace unos años la llegada hasta O Birloque, a costa de alguna que otra dificultad para el que estaba acostumbrado a una ruta fija.
El mantenimiento, mejor en las zonas privadas
Todo ha cambiado, hasta el nombre, en esta calle Juan Darriba en la que se puede oír lo que un vecino dice desde la otra punta de la vía. Aunque a ellos también se les oye bastante:
Los perros, cuya presencia está acotada en las numerosas zonas verdes que se abren frente a los edificios, mantenidas con mimo por vecinos a los que la paciencia se agota cuando ven como los chuchos estropean el césped.
Desde luego, las áreas privadas están mejor cuidadas que las públicas, a tenor de la poca pintura que queda en los pasos de cebra.
Preocupa también el estado de varios solares que han quedado vallados, sin urbanizar y llenos de maleza, una cuestión que ha generado hace unas semanas la protesta de vecinos que se concentraron frente a una de las vallas de la DP-512.
Está por ver si estos proyectos se dsarrollan para que nada empañe la armonía que parece reinar en esta calle residencial de O Birloque.