Plaza de España: el rehabilitado centro de As Atochas
Plaza de España. Entre la calle de la Torre, Panaderas y la plaza das Atochas. 32 números. 15001.
El Campo da Leña y de la Forca
La plaza de España no fue rojigualda hasta 1937. Ese año, el entonces alcalde, Martín Barbadillo, propuso varios cambios de nombre en el callejero coruñés. Entre ellos, denominar “Plaza de España” a la que hasta entonces era el Campo de la Leña. Con el cambio, el espacio perdía el carácter descriptivo del topónimo. Allí se vendía, entre otros productos, leña para las cocinas antiguas en los mercados que se celebraban de forma periódica. El Campo de la Leña abarcaba un espacio diáfano hasta el cuartel de Atocha, puesto que no existía todavía el bloque de viviendas que está en el centro de la plaza.
Eso sí, hasta ahora nadie se ha atrevido a reivindicar el nombre original, el de Campo da Forca. Y es que aquí era donde se realizaban las ejecuciones públicas. Una de ellas fue la de Juan Díaz Porlier, el liberal que se reveló contra Fernando VII en 1815. Una estatua obra de Francisco Escudero recuerda su figura en una de las esquinas de la plaza, encima de una fuente en la que muchos niños disfrutan cazando los chorros de agua que brotan del suelo.
La reforma que hizo crecer las terrazas
Aunque a los modernos les encanta referirse a la plaza de España como Monte Alto, este es el corazón del barrio de As Atochas. En el centro se abre un espacio peatonal cubierto de árboles que recuperó, de forma simbólica, lo de Campo da Leña, aunque el espacio solo sea la mitad del original. El nombre aparece grabado en el acceso desde Panaderas. Es parte del nuevo aspecto de la plaza por la que brindaban con chupitos de vermú criogenizado autoridades y ciudadanos en febrero de 2011. Se inauguraba entonces la reforma que transformó más de 18.000 metros cuadrados de la plaza.
Las obras dejaron una explanada lisa de formas cuadradas, con un estilo muy parecido a otras reformas de espacios urbanos acometidas esa legislatura. El campo ganó el doble de árboles y reordenó sus zonas infantiles, con unas extrañas hormigoneras de colores que serían sustituidas años después por juegos más comprensibles.
Pero, sobre todo, la plaza de España incrementó en un 50% su superficie para pasear, con la peatonalización de uno de sus laterales y la eliminación de las plazas de aparcamiento. La zona azul de la ORA para los coches fue sustituida por las terrazas de bares y restaurantes de todo tipo. Así, estamos ante uno de los lugares más cómodos para tomar algo sin miedo a que los niños se jueguen la vida al cruzar la calle.
Actividades extraescolares
En la plaza de España hay conciertos, mitines o, de nuevo, mercadillos. En Carnaval los niños se suben al escenario con los disfraces de choqueiro, y en Navidad, los que se disfrazan son los árboles, con sus troncos revestidos de largos jerséis luminosos. Abundan los uniformes de la Grande Obra, el centro escolar que, desde 1923, marca el ritmo de la plaza desde su calle lateral. Desde hace 20 años el colegio tiene su dirección en la calle Baltasar Pardal Vidal, el fundador de una institución educativa que revolucionó un barrio marginal como el que era Atocha a principios de siglo. El busto dedicado al sacerdote contempla todos los días cómo entran y salen los alumnos del centro que él soñó.
El tráfico frente a Foto Tonecho
Por la plaza de España pasó el tranvía de mulas y el carril bus. Hoy en día, sus cuatro paradas tienen esas marquesinas modernas que no protegen del viento a los lados. Aunque es muy raro ver la parada de la Grande Obra libre de coches. En los momentos de inicio y final de clase hay doble fila hasta en la rotonda que regula el tráfico que llega desde la Calle de la Torre.
A un paso de ella está la que se conoce popularmente como Lágrima del Campo da Leña. El entorno de Foto Tonecho se ha convertido, básicamente, en un gigante soporte de carteles publicitarios . Los bajos de la atalaya de San Roque son de propiedad municipal pero las concesiones caducaron, lo que dejó los locales abandonados y hasta con el material dentro. Como si un huracán hubiese pasado solo por este punto de la ciudad.
La lona permanente
Edificios recién rehabilitados conviven con vestigios en riesgo de los azulejos de art-decó en uno de los extremos de la manzana. Parece que, siempre que miremos arriba, encontraremos alguna lona de reforma de edificio o para tapar inmuebles en ruinas.
De la plaza de España se aprovecha hasta la cabina de teléfonos sin uso, convertida en un punto de intercambio de libros. En el suelo, todavía se pueden ver las constelaciones de colores de aquel proyecto artístico que unió los chicles que los niños escupieron. No se puede negar que la plaza de España está llena de reformas originales y modélicas. Es, desde hace unas décadas, uno de los buenos ejemplos de revitalización que puede contar A Coruña.