Casas sobre casas: cinco edificios con “chepa” de A Coruña
Hoy fijamos la vista en edificios de A Coruña que sobresalen. Literalmente. Añadidos de tres o cuatro plantas, o manzanas completas, que se construyen sobre inmuebles con fachada protegida. Actuaciones que saltan a la vista por el contraste entre lo viejo y lo nuevo y que al ciudadano medio le suscitan una pregunta: ¿esto es legal?
Lo es, puesto que las reformas estaban avaladas por el Plan General de Ordenación Municipal de 1998, que permitía añadir alturas a edificios existentes aunque estuviesen catalogados, en un momento de gran demanda de vivienda.
Estos son algunos de los ejemplos más llamativos, aunque la ciudad está llena de ellos.
MARQUÉS DE AMBOAGE, 7
Uno de los casos de ampliación de alturas más sonado es el que se realizó en el número 7 de Marqués de Amboage, en pleno Cuatro Caminos. En 2011 se rehabilitó este edificio construido en 1928. Fue la casa del histórico arquitecto municipal Pedro Mariño, que diseñó estos y otros inmuebles de la manzana. A la fachada de Art Decó se le añadieron tres plantas, con revestimiento de aluminio y colores azules muy diferentes al conjunto, que igualó la altura con la fachada de Fernández Latorre pero que salta a la vista al ciudadano que lo contempla desde Amboage. La actuación fue objeto de debate político en 2011, cuando se aclaró que la reforma contaba con todos los avales municipales y de Patrimonio.
¿Podría haberse hecho otra reforma más parecida al inmueble original? El criterio arquitectónico general aboga por que no. El presidente de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal), Carlos Fernández Coto, recuerda preceptos internacionales como la Carta de Venecia que establecen que “cualquier intervención en el patrimonio construido tiene que diferenciarse la época, pero lo que no está permitido es imitar lo antiguo”. Es decir que, como en este caso, “tienes que hacer algo totalmente distinto que se sepa que eso es del siglo XXI”.
Anterior a la reforma final, se había planteado otro proyecto de reforma más acorde con el conjunto, que finalmente no salió adelante.
MARQUÉS DE AMBOAGE, 11
Antes de la famosa “chepa” de Marqués de Amboage, otro integrante de esta manzana de excelencia arquitectónica ya había crecido: en 2002 el edificio situado en el número 9 de esta calle ganó dos alturas.
En este ejemplo, la solución escogida fueron unas galerías que igualan el inmueble con el que está hacia la Iglesia de los Redentoristas, pero que no se parecen demasiado al edificio original.
ORILLAMAR, 17
En esta actuación, a la casa original le creció una manzana entera. El inmueble original, de estilo ecléctico, data de 1908. El bajo y las dos plantas son proyecto de Julio Galán Carbajal. En 2010, se vio “engullido” por la construcción de una nueva promoción que ocupó prácticamente toda la manzana entre Orillamar, Montroig y Atocha Baja. Solo se conserva la fachada, con su ornamentación y sus balcones de hierro, que se ve empequeñecida por la promoción acristalada de siete plantas que se realizó alrededor.
Para Fernández Coto, este caso es “realmente esperpéntico”, puesto que la construcción nueva “aplasta el edificio”. “Casi valía la pena tirar el edificio antes de hacer eso. Es un recuerdo nostálgico, que incluso te da pena: ¿Cómo hemos sido capaces de hacer eso?”, señala. En este blog se puede ver el aspecto original de este punto de Orillamar.
CALLE DAMAS, 6
Algunos historiadores consideran que este edificio de la Ciudad Vieja es la casa más antigua de la ciudad. El inmueble situado en el número 6 de la Calle Damas tiene su origen en el año 1217 y cuentan los cronistas coruñeses que estuvo habitado por las infantas doña Sancha y doña Dulce.
Del original, poco queda. En 2002 se acometió una rehabilitación que hizo que al edificio medieval le saliese un dúplex con galería encima que revalorizó su valor en el mercado.
PLA Y CANCELA, 8
El Ensanche no se libra de añadidos modernos. En este caso, se trata de un edificio con fachada más austera construido en 1944. De 2005 data la reforma que añadió al inmueble dos alturas más y un ático.
La galería de colores blancos, más propia de lugares como La Marina, rompe completamente con los materiales y la arquitectura del edificio y de su entorno