Bodas en Galicia: calidade y “cantidade”
Galifornia o el lugar donde la tierra termina. El paraíso puede tener muchos nombres y Galicia es uno de ellos. Dicen que en Galicia no para de llover y que solo hace frío. Pero eso es porque no han vivido sus días de calor en verano. Allí, parece que anochece más tarde. Sus aguas son muy frías y transparentes. Y si eres más de aguas cálidas, la única forma que encontrarás de meterte en el mar es pensando que es bueno para tu circulación. Si miras por la ventanilla de tu coche, en plena carretera, tan solo verás verde y bosques de eucaliptos. Galicia también son las bodas gallegas que dicen que son eternas.
Sus expresiones como “carallo”, su “morriña”, su “se chove, que chova”, sus palabras terminadas en “iño” son ya internacionalmente conocidas y hacen que todo suene amable. Su muñeira, la gaita de Carlos Núñez, las letras de Juan Pardo y Santa Cristina de Vega, por añadir una nueva canción a este gran lugar, se meten en tu piel logrando erizarla. Galicia es única. Y para únicas, las bodas gallegas.
En una boda gallega “encontramos elementos esenciales como la comida típica (el marisco, el pulpo, etc.), vinos y licores gallegos, y en ocasiones actuaciones de gaiteiros”. Así lo cuenta Alba Cagiao, directora y wedding planner de Lluvia de Arroz aunque también recalca que depende mucho del gusto de los novios. Pero entrando en detalles ¿Qué tiene de especial una boda gallega?
El menú, a lo grande
“El concepto de menú de boda gallega relacionado con comida muy abundante está cambiando”, asegura Alba. Aunque es posible que si has estado en una boda en Galicia, te las habrás deseado para comerte todo lo que te servían.
Una vez acabada la ceremonia, comienza el cóctel que aproximadamente dura una hora y media. Allí “no pueden faltar el pulpeiro, el jamonero, una mesa de quesos, empanada gallega y aperitivos variados”, recalca Alba.
“El menú típico gallego incluye tres mariscos para el centro de la mesa seguidos de dos calientes, pescado, sorbete, carne, postre y café”. Sin embargo, continúa Alba, “la nueva tendencia consistiría en un entrante (que suele contener marisco), pescado, sorbete y carne”.
Aunque es difícil ganarle terreno al tradicional menú gallego, lo ligero se impone poco a poco. Y en lugar de un menú con cinco o seis platos, se sirven tres. Sobre todo en las bodas que tienen lugar de noche, en las que cada vez es más frecuente poner un solo plato principal.
“Antiguamente querían que no les faltase de nada a los invitados y que todo fuese de gran calidad. No se trataba tanto de ostentar, sino de complacer a los invitados. Estaba prohibido quedarse con hambre.”
Y claro, la ecuación no tiene vuelta de hoja. Un menú más extenso, con marisco de concha (que se tarda más tiempo en pelar), equivale a un banquete más largo. En concreto, la duración media es de unas cuatro horas.
Puede que parezca algo exagerado, pero esto no es más que “una tradición muy arraigada desde hace mucho tiempo en Galicia, indica Alba. “Antiguamente no querían que les faltase de nada a los invitados y que todo fuese de gran calidad. No se trataba tanto de ostentar, sino de complacer a los invitados. Estaba prohibido quedarse con hambre.”
En cuanto a los vinos, se asegura el éxito con cinco Denominaciones de Origen: Rías Baixas, Ribeiro, Valdeorras, Ribeira Sacra y Monterrei.
Los invitados que ya conocen las costumbres, van con grandes expectativas a las bodas gallegas. Por eso, tal y como cuenta Alba, “el elemento que sigue más arraigado es el de no defraudarles”.
Los pazos como lugar de celebración
Como se ha dicho antes, para gustos los colores. No todas las bodas en Galicia son típicamente gallegas. Pero si seguimos las costumbres, el lugar característico de celebración de las bodas gallegas, son los pazos. Así lo afirma Alba de Lluvias de Arroz al señalar que en Galicia se pueden encontrar hasta 700. “Un pazo – explica – es una casa tradicional gallega de carácter señorial que pertenecía a las familias más pudientes.”
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Las gaitas como banda sonora
Si los novios así lo deciden escogerán un grupo tradicional de gaiteros para amenizar el momento. Eso sí, “ya a lo largo del banquete y el baile los novios suelen optar por poner un dj”, asegura Alba.
El color de las hortensias
Si has tenido la suerte de visitar Galicia, habrás encontrado hortensias por todas partes. Es por excelencia la flor de Galicia. Además, “se encuentra con gran facilidad, encaja con muchos estilos diferentes y tiene mucha variedad de colores. Mezclada con otros tipos de flores se adaptan a cualquier tipo de boda”.
En definitiva, las bodas gallegas son un sinfín de grandes sensaciones. La sensación de estar en el paraíso. Con un interminable menú pero siempre con una buena razón de hospitalidad detrás. Un sinfín de razones que te harán sentir esa morriña en cuanto estás un tiempo sin recorrer los paisajes de Galicia.
Porque Galicia es calidad de vida. Es la huella que te deja ver la Catedral de Santiago de Compostela cuando estás acabando de hacer el camino, después de días de esfuerzo y sacrificio. La gente y su tradición. Es Galicia.