Romanticismo Vs. Evolución
Esta pasada semana nos desayunamos con una mala noticia que nos llegaba desde el campo bravo. La familia Sáinz de la Maza, con Leopoldo al frente, se deshacía de la ganadería del Conde de la Maza. Siempre que se pierde una ganadería así, no solo se pierde su historia y logros. Se pierde lo más importante, un tesoro genético que esconden algunas de estos encastes que llamamos minoritario.
Porque, aunque la raíz de este hierro es Núñez, las manos de la familia Sáinz de la Maza habían moldeado un toro particular, un encaste propio como la propia UCTL certifica. Un toro de una personalidad fuerte y marcada y un trapío imponente.
Un toro fuera de los gustos actuales de las figuras pero del gusto de los aficionados que apuestan por el comportamiento más exigente. Así se pudo ver en la última corrida que lidió en la feria madrileña de Cenicientos.
Tras conocerse la postura de la familia sevillana, muchas fueron las voces que en las redes sociales se lanzaron a atacar a las figuras, a las que culpabilizaron de la desaparición de los toros del Cortijo Los Arenales. Otros, que también los hubo, se alegraron que un hierro con fama de torista echase el cierre.
Y ni una cosa ni otra. Las historias familiares en el campo bravo han tenido un sin fin de desencuentro que han llevado al ocaso de hierros y encastes. El del Conde solo es el penúltimo ejemplo.
Sus toros, es verdad, no eran demandados en las grandes ferias. También habían desaparecido en los últimos años de las plazas de Sevilla y Madrid, donde siempre habían tenido predicamento.
Está claro que la crisis ha dejado tocado al campo bravo. Eso por un lado. Por otro, también algunos ganaderos no han sabido adaptarse a la nueva realidad. La tradición está muy bien, pero la realidad marca que si no hay evolución, es muy complicado seguir en este mundo tan complicado como es el del campo bravo.
Ojalá el nuevo dueño, Diego Miguel Curiel, sepa y pueda seguir manteniendo con su personalidad y trapío a los toros del Conde de la Maza. Ese legado está en sus manos.