El Príncipe Tatum desafía al Rey Lebron
No es fácil llevar a las cuerdas a un púgil poderoso y con la técnica suficiente para esquivar, absorver golpes y devolverlos. A Lebron James le ha llevado contra las cuerdas un imberbe de 20 recién cumplidos, Jayson Tatum, no mediante el cuerpo a cuerpo, pues no es ése el emparejamiento, pero sí en el resultado de las cosas, en el liderazgo del quinto encuentro de la final del Este, que pone la final 3-2 a un partido de la eliminación de Lebron y sus Cavaliers y que mantiene inexpugnable el Garden en estos playoffs de la NBA.
Lebron James, el Rey de la NBA, ve llegar en esta final de conferencia la amenaza de un joven príncipe que quiere destronarle, aunque mal haríamos en darlo por destronado. A Lebron tendrán que pisarle una vez en el suelo. Los Celtics son capaces de hacerlo, vienen avisando durante toda esta final de Conferencia con su fortaleza coral, y de hecho se pusieron 2-0 llevando ya al límite a los Cleveland Cavaliers a dar su mejor versión, y la de su líder, Lebron James, para empatar a dos la serie en Cleveland. Ocurre sin embargo que el factor cancha es para los verdes, y si Cleveland quiere jugar su cuarta final consecutiva, si Lebron quiere jugar su octava final consecutiva, están obligados a ganar el sexto partido en Cleveland, y después estarán obligados a hacer lo propio en el Garden, algo que por ahora no han conseguido.
En la línea de lo que está siendo este duelo del Este, los partidos siguen siendo de uno o de otro claramente, esta vez y tras los 44 puntos y su descomunal partido en Cleveland, James dio síntomas de agotamiento desde el primer cuarto. Cleveland volvió a las andadas podríamos decir, este partido ya lo hemos visto, ante unos Celtics mucho más vigorosos, en la línea de lo ocurrido en los dos primeros partidos de la serie. Nada nuevo bajo el sol, más que unos Cavs en un plano inferior, con poca aportación del banquillo, pocos puntos, poca actitud defensiva, y un Lebron sólo acompañado esta vez por Kevin Love. Es como si dieran por descontado ese partido.
No es poca cosa de lo que hablamos, estamos hablando de que el hombre que ha disputado las finales de la NBA desde 2011 de manera ininterrumpida, Lebron James, puede quedarse sin final. Lebron había avisado en la víspera del poderío del novato de los Celtics, Jayson Tatum, como si la mente privilegiada de Lebron (capaz de recordar anoche una por una las seis pérdidas que tuvo en el partido) hubiera hecho una proyección del encuentro y hubiera sabido que iba a ser el partido de Tatum. 24 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias, 4 robos y 2 tapones en el quinto partido para un jugador que cumplió en Marzo 20 años, que disputa su primer curso NBA y que obviamente está en un escenario desconocido en estos playoffs, quién lo diría. Sólo cuando abre la boca y titubea en sus cortas respuestas se percibe que estamos hablando de un chico; su madurez en la pista no tiene nada que ver. Su dominio del espacio, su lectura del juego para anticipar y robar, hacer un Rudy diríamos, sólo que Rudy lee y anticipa esas jugadas con 33 años y Tatum tiene 20; sus movimientos de frente y en reverso, su forma de fabricarse el tiro, el fadeaway elevando una pierna de protección, sus cambios de dirección para armar el tiro perfectamente, su fiabilidad en el tiro, su capacidad atlética y de coordinación para penetrar y proteger el balón, y hacer todo eso en este escenario de una final de conferencia de la NBA no parecen propio de un jugador tan joven.
Y ahora que Jayson Tatum está deslumbrando, cabe preguntarse qué hubiera sido la temporada de Boston, y la temporada de Tatum, si las cosas hubieran ocurrido de otra manera y no hubiera habido lesiones de gravedad. Si el primer día de temporada uno de los dos fichajes estrella del equipo, Gordon Hayward, no se hubiera roto para toda la temporada. Si Kyrie Irving no se hubiera lesionado unas semanas antes del playoff. Lo que hubiera matado a otro equipo por cierto no ha sido sino una transformación en el caso de Boston Celtics, fortalecidos por la entereza del grupo, y porque hay un plan de entrenador. Boston ha convertido su destrozo en una transformación. Es cierto que Jaylen Brown y Jason Tatum hubieran seguido estando en la plantilla, los dos jugadores exteriores que lideran la anotación del equipo junto al base Terry Rozier. Sí, hubieran estado ahí, pero qué importancia hubieran tenido en la rotación, quién se hubiera jugado las canastas, quién hubiera tenido la misión principal de anotar,quién hubiera tenido más balones en sus manos.
Boston Celtics era un equipazo llamado para la pelea en la que está, cuando menos final de Conferencia, pero lo iba a hacer con el plan inicial, dos jugadores top entre lo mejor de la NBA Kyrie Irving y Gordon Hayward como anotadores principales de los verdes. Consecuentemente hoy no estaríamos hablando posiblemente de la explosión de uno de los mejores novatos de la liga, del jugador más joven en anotar más de 20 puntos en unas finales de conferencia de la NBA.
Los caminos del deporte son inescrutables, si las cosas no hubieran sucedido de esta manera es posible que hoy no estuviéramos hablando tanto de Tatum, no al menos como un jugador determinante aunque sí de un gran jugador de acompañamiento y de futuro, porque el peso lo llevarían otros. Naturalmente para que un chaval recién llegado sea capaz de asumir ese rol y ese peso, tienen que darse unas condiciones buenísimas en un jugador. En la misma situación no tendríamos seguramente igual respuesta de otro jugador si no existe esa materia prima física, técnica, táctica y mental. No es una bendición la lesión de ningún jugador, no ha salido ganando Boston sin Irving y Hayward por supuesto, simplemente ha cambiado la historia de esta temporada, y también la de Jason Tatum, cuya madurez ha llegado antes de lo previsto.