La indescifrable decisión de Mirotic
Sonaba a inocentada fuera de temporada el primer rumor que apuntaba a Niko Mirotic al Barcelona. No hay muchos precedentes de jugadores que en lo mejor de su carrera en la mejor liga del mundo deciden renunciar a aspirar al máximo en cuanto a equipos en este deporte, que es el anillo de la NBA, para además ganar menos dinero. Vuelve a Europa para jugar en el eterno rival del equipo al que le debe su lanzamiento profesional, lo que tampoco deja en buen lugar su sintonía con el equipo blanco.
Los caminos del deportista son inescrutables y más que criticar decisiones personales es justo recabar toda la información y tratar de entender las claves de una decisión. Una decisión que por otro lado en este momento es indescifrable. Tantos años soñando con llegar a la NBA, sufres lo indecible en las diferentes franquicias, hasta una agresión de un compañero en un entrenamiento, se gana su jornal haciendo su trabajo pero en equipos que no podían aspirar a grandes cosas; y al fin llega a un equipo ganador, le llega la gran oportunidad en un equipo que aspira a ser campeón, que ya es de los grandes animadores de la NBA, y que promete serlo aún más. Y justo en ese momento renuncia a seguir por ahí, o decantarse por cualquier otra oferta NBA que le garantizaba 12 millones de dólares por año, para regresar a España.
Mirotic ha renunciado al amanecer en Wisconsin, de un equipo que puede ser campeón, para buscar su propio amanecer. Es su decisión, y no cabe pensar en otra cosa que no sean motivaciones de vida o personales a la hora de jugar al baloncesto. No a todo el mundo le tiene que motivar o gustar lo mismo en esta vida afortunadamente. Pero llama la atención que en puertas de ese culmen baloncestístico que podría haber vivido en Milwaukee Bucks junto a Antetokounmpo y quizá Pau Gasol, Mirotic haya tomado la decisión de dejar la NBA. Junto al hispano-montenegrino va a llegar al Barcelona otro NBA, Álex Abrines, pero ambos casos son diferentes en su presentación. Porque Álex Abrines ha tenido la valentía de asumir el problema mental que ha tenido, un bloqueo como nunca había experimentado en su joven vida, y se ha trabajado la aceptación para volver a su pasión y su profesión, el baloncesto. Vuelve a casa porque lo primero en su caso era volver a ser quien era.
Del caso Mirotic en cambio no sabemos nada. Sólo en clave personal, de motivaciones o situaciones personales, puede entenderse algo así. A veces se dice con razón que los jóvenes deportistas de ahora adolecen de la mentalidad de los de antaño, de ese hambre competitiva que tuvieron jugadores que desde lo más bajo, lo más humilde, las circunstancias más difíciles, desarrollaron carreras maravillosas a base de talento sí, pero sobre todo de picar piedra, de querer ser mejores, de convertirse en grandes deportistas; labraron fortunas y adornaron hojas de servicios a base de tesón, competitividad, hambre, pasión, ambición. No podemos decir que no existan hoy esos deportistas porque mentiríamos, si hablamos por ejemplo de la NBA, qué son sino Lebron James, Kawhi Leonard, Kyle Lowry, Jimmy Butler, Giannis Antetokounmpo… qué fue Kobe Bryant. La lista es interminable. Acabaríamos antes si mencionáramos a los jugadores que tuvieron una infancia o juventud fáciles, con todas facilidades para crecer en un entorno cómodo que les ha hecho posible dedicarse sin preocupaciones al baloncesto.
El caso de Mirotic no sabemos qué coordenadas tiene, pero lo cierto es que es posible que haya cambiado un estado taciturno por el de la ilusión, el papel de al servicio de por otro más protagonista, viendo que en Milwaukee acabó siendo intrascendente para Budenholzer al final de los playoffs (¿rendición?), o simplemente falta de pasión para seguir en un país distinto, una liga distinta en la que hay que ser muy duro mentalmente. En cualquier caso obvia decir que la ACB no compite con la NBA, no compite en nada, son productos distintos y de distinto alcance, y no puede siquiera plantearse que tenga capacidad de seducción que se acerque a la de la NBA. Esto es otra cosa, esto ha sido una bendición para la ACB que dos jugadores de nuestro país en la NBA por circunstancias determinadas toman la decisión de volver, y desde luego para nuestra liga va a resultar muy atractivo.
En primer lugar porque la hegemonía del Real Madrid está en peligro, el súper equipo que ha hecho el Barcelona sólo puede pensar en acumular títulos, aunque ya sabemos que los títulos se sudan. Por otro lado en la Euroliga ahí está el Fenerbahce con Nando De Colo, uno de los jugadores más determinantes, ahí está el CSKA siempre amenazante, ahí está el Real Madrid etc y el Barcelona tendrá que hacerlo muy bien, pero será el favorito, claro. Y puestos a pensar en el diseño del nuevo Barcelona, no se puede dejar de pensar en la gestión de egos y del estilo de juego que tendrá que hacer Pesic para convertir al Barcelona en una máquina. Heurtel, Higgins, Davies, Abrines, Mirotic…
Mucho jugón, mucho gusto por el ataque en un baloncesto cerrojazo como el que practica Pesic. Si algo tiene el veterano preparador es un concepto cristalino del baloncesto defensivo, del ritmo de anotación bajo. ¿Cambiará ahora el manual? dudoso. ¿Convencerá a todos estos jugadores ofensivos de todo lo que tienen que hacer defensivamente? ¿Le aguantarán jugadores que vienen de la NBA un broncazo delante de todo el Palau?
En todo caso quienes se vanaglorian del equipazo del Barcelona y la dualidad Barça-Real Madrid, tan futbolera y por desgracia tan de la ACB también, ignoran que este asalto a la banca de los azulgrana no es sino la misma muestra de un gran desequilibrio que tiene la liga ACB, donde a día de hoy parece una quimera pensar que alguno que no sea el Barcelona o el Real Madrid gane la liga. Pero sobre todo el Barcelona piensa en sus fracasos recientes en la Euroliga, algo que no quieren repetir otro año.
Duelo al sol en Los Ángeles.-
Y ¡booom! Tras el movimiento sísmico que llevó a Durant y Kyrie a Brooklyn, un auténtico terremoto ha sacudido a la ciudad de los Ángeles, y no es una frase hecha porque acaban de tener un terremoto afortunadamente sin consecuencias graves. El otro movimiento sísmico que sacude a LA es baloncestístico, la llegada de Kawhi Leonard y Paul George ¡a los Clippers! Cuando todo apuntaba a un Leonard en su ciudad pero para jugar en los Lakers junto a Lebron y Davis, resulta que el silencioso Kawhi llevaba días urdiendo otro plan. No el plan de otros. Kawhi y la construcción de su propio proyecto ganador como había hecho yendo a Toronto. Va, gana el anillo, el MVP, y coge las de Villadiego. No hay apenas precedentes de jugadores MVP que se vayan de un equipo campeón. Todo en Kawhi es distinto, es un personaje singular desde luego. Tan monstruoso en la pista como indescifrable fuera. Kawhi ha convencido a Paul George que también quería dejar Oklahoma para unirse en un proyecto en Los Ángeles Clippers, donde Doc Rivers lleva tiempo picando piedra y haciendo competir a su equipo con menos mimbres.
Tiene sentido, dos jugadores californianos que se juntan para volver a Los Ángeles y construir algo grande, su propia dinastía. En una conferencia a cañonazo limpio con los Lakers en plena reconstrucción con Lebron y Davis, y ahora Danny Green, con los Warriors sin Durant pero con Russell y aspirantes a todo, con los Dallas Mavericks creciendo, a ver qué pasa con Porzingis, Houston, Utah, Nueva Orleans etc etc. Falta saber qué pasa con Oklahoma donde de nuevo vuelven a empezar. El caso es que Lebron quería a otra súper estrella como Leonard a su lado, y se la va a encontrar en frente. El duelo al sol en Los Ángeles está servido.